Tremendo fiasco se llevaran las corporaciones buitres que asechan a
orillas de la Mayor de las Antillas con la única intención de prostituirla a
los pies del espejismo del Capital. La histeria mercenaria tiene razón de ser,
la grandeza del pueblo cubano terminará hundiendo el ideal de la acumulación y
la muerte defendida por terroristas asalariados de la comunicación.
José Toledo Alcalde /
Especial para Con Nuestra América
Desde Illinois, Estados Unidos
Pareciera que la ideo-patológica fantasía de Mario Vargas Llosa
(escribidor), [1]
y Carlos Alberto Montaner (mercenario),
respecto a los últimos acontecimientos entre las relaciones diplomáticas
Cuba-EEUU, alcanza su máxima expresión en los últimos días y está con basamento
en la lógica informática.[2]
Muy probablemente los desestabilizadores a sueldo, como Vargas Llosa y
Montaner, sueñan con verse hospedados en confortables suites del Hilton o Marriot en plena Plaza de
la Revolución. Estos lujos se los pueden permitir en cualquier contexto del
mundo en donde la desvergüenza sea impune, lo que no nos podemos permitir
mediática, social y políticamente es el silencio frente a esta
servil apología contra-revolucionaria, muy bien representada por el escribidor, el mercenario y la jauría parlamentara cubano-norteamericana,
emparentada con la más deleznable opinión en contra del socialismo
internacional y en favor de programas desestabilizadores cueste lo que cueste.
En un reciente artículo - Cuba y
los espejismos de la libertad 28/12/14 -
el escribidor alude la normalización de las relaciones diplomáticas
entre Cuba y EEUU como signo de "renuncia al comunismo" y elección de
la "democracia gracias al desarrollo económico y la mejora del nivel de
vida de sus ciudadanos debido a la aplicación de políticas de mercado". En
la misma línea de fuego, el mercenario en
su blog pública cuasi la misma reflexión del escribidor en versión parafraseada: ¿Cuba Legado o pesadilla? 03/01/14, haciendo eco de opiniones
vertidas por las más recalcitrantes posturas contrarrevolucionarias como lo
sostenido por Jeb Bush, exgobernador de Florida, Los senadores Marco Rubio, Ted
Cruz, Ileana Ros-Lehtinen, Mario Diaz-Balart y Carlos Curbelo quienes califican
la política de Obama como el " “error que favorece a la dictadura",
según citas del mismo mercenario.
Todos estos personajes miembros de la mafia cubanoamericana residentes en Miami
a quienes el mercenario calificó de “oposición democrática” y “eficiente lobby”
(2010).
La esperanza de Washington sobre el nuevo capítulo neocolonizador contra
Cuba, y países de la región, está
claramente delineada por los dos columnistas aludidos. El escribidor sostiene: "Mi esperanza es que...el castrismo haya
perdido del todo la fuerza ideológica que tuvo en un principio y que en todos
estos años se ha convertido en mera retórica, una propaganda en la que es
improbable que crean incluso los dirigentes de la Revolución" y desde el
mismo guion editorialista, el mercenario,
haciendo eco del Washignton Post,
señala: "tras la muerte de los Castro y la desaparición de la generación
de la Sierra Maestra, los herederos abandonarían esa cruel manera de gobernar y
se iniciaría en Cuba una pacífica transición hacia la democracia y la
libertad" y quien cual agorero del imperio de la acumulación predijo para
Cuba: “un cambio pacífico basado
en un acuerdo entre los reformistas del régimen y los demócratas de la
oposición, dentro y fuera de la isla” (2007).
Este concierto mediático desestabilizador con más de cincuenta años y
desenfrenadamente desatado a partir de la liberación de los Cinco
antiterroristas cubanos y la normalización de las relaciones diplomáticas entre
ambos países muestra la clara intención conspiratoria que entraña el
aflojamiento de las relaciones propuestas por Washington. El programa político
desestabilizador no es secreto para nadie. La estrategia invasora no podría ser
militar, sino de colores (G. Sharp) y para muestra la intentona de Tania
Bruguera y su frustrado "performance" del pasado 30 de diciembre en
la Plaza de la Revolución.
El escribidor aboga por la
invasión neoliberal dependiendo del desbloqueo económico, comercial y
financiero que sufre Cuba por más de medio siglo. Es así como el escenario
ideal de la mafia contrarrevolucionaria, injerencia contra la soberanía cubana,
consiste según el escribidor en el
"aumento de los intercambios turísticos y comerciales, la inversión de
capitales estadounidenses en la isla y el desarrollo económico... (realizando)
mayores concesiones a la libertad económica, de lo que, tarde o temprano,
resultaría una apertura política y la democracia".
La prolija desestabilizadora pluma del escribidor se une al espectro mafioso patentado por Washington
representado en los alaridos desgarradores de la socio-neurótica extrema
derecha cubano-norteamericana en Miami, la retórica literaria del escribidor y las elucubraciones del mercenario. Todo señala que, desde el
imaginario neocolonialista norteamericano, la flexibilización de EEUU contiene
la esencia del Caballo de Troya desde donde se pretende infectar a la sociedad
cubana con espejismo enceguecedor de la más diabólica maquinaria anti-humana
existente, el capitalismo salvaje, y en esta línea contrarrevolucionaria el
manual conspirativo de Gene
Sharp sigue vigente ahora más que nunca. [3]
La mafia contrarrevolucionaria una vez más subestima a priori las múltiples capacidades del
pueblo cubano y la de los países solidarios de la región. Tremendo fiasco se
llevaran las corporaciones buitres que asechan a orillas de la Mayor de las
Antillas con la única intención de prostituirla a los pies del espejismo del
Capital. La histeria mercenaria tiene razón de ser, la grandeza del pueblo
cubano terminará hundiendo el ideal de la acumulación y la muerte defendida por
terroristas asalariados de la comunicación como Vargas Llosa, Carlos Alberto
Montaner y la jauría parlamentara cubano-norteamericana, al resto ni los
menciono. Que ahora tiemblen los poderosos ante la fuerza sublime de una de las
porciones de tierra humanamente más poderosa del planeta, Cuba. La historia la
absolverá.
NOTAS:
[1] Resumiendo el sentir de Haydée Santamaría (yeyé) quien tildara a Vargas Llosa de
“escritor colonizado”.
[2] El uso de troyano contiene la alusión
metafórica a la jerga informática que alude al software malicioso de apariencia
legítima e inofensiva pero con intención de controlar el equipo infectado. El
troyano, en jerga informática, construye una “puerta trasera” permitiendo el
ingreso de un “administrador remoto” no autorizado. Atención!!! Un troyano,
como el escribidor, el mercenario, la jauría parlamentaria
cubano-norteamericana o futuros “turistas”, no es un virus. El troyano tiene por
finalidad acceder al sistema inadvertidamente, controlando desde su interior
toda la estructura, a diferencia del virus el cual es un huésped destructivo,
como sería el caso de la contrarrevolución asentada en la Isla. El troyano
controla para destruir, el virus destruye para controlar, ambos se necesitan.
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