Reciban la jueza Barrios y la fiscal Paz
y Paz nuestro saludo y agradecimiento. Con lo que han hecho hasta ahora han
pasado a la historia de la lucha contra la impunidad en Guatemala. Tienen, por
lo tanto, un sitial de honor al que nunca podrán aspirar los que las denigran y
vilipendian.
Rafael
Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
La jueza Yassmín Barrios condenó por genocidio al exdictador Efraín Ríos Montt. |
Después de tantos años de impunidad, en
los que los genocidas del pueblo guatemalteco, encabezados por el emblemático
Efraín Ríos Montt, habían logrado sortear, con todo tipo de artimañas
secundadas por el aparato estatal, a la justicia, el anuncio del juicio al ex
general-pastor en el 2013 pareció abrir una luz de esperanza en el oscuro
panorama.
Los incidentes y accidentes del juicio
son hoy ampliamente conocidos por la opinión pública, así como su desenlace,
que dejó al anciano ex general de nuevo vivito y coleando en su casa, riéndose
con sarcasmo y sorna de todos los que a su alrededor claman porque se le
juzgue, de una vez por todas.
A la jueza que llevó adelante el juicio,
Yassmín Barrios, debería levantársele un monumento de agradecimiento y
reconocimiento por la valentía y entereza demostradas. Ríos Montt no es solo un
genocida sino, además, la cabeza más visible de un aparato represor que sigue
tan vigente hoy como en los llamados “años de la guerra”, cuando fueron
asesinados y desaparecidos cientos de miles de ciudadanos. Presidir el juicio
en su contra era transformarse en objetivo de guerra y, por lo tanto, en objeto
de persecución.
Aunque el juicio a Ríos Montt quedó en
suspenso -luego que la Corte de Constitucionalidad lo detuviera por
tecnicismos-, la jueza Barrios ha recibido dos tipos de respuestas por la
actitud asumida: fuera de Guatemala, el reconocimiento y el apoyo de todo tipo
de organizaciones e instituciones, incluyendo el gobierno de los Estados
Unidos, lo cual es sorprendente dado el papel que estos jugaron en Guatemala de
apoyo a personajes como Ríos Montt en los 36 años de guerra que sufrió el país.
Pero, por otro lado, al interior de
Guatemala la situación ha sido totalmente la contraria desde el momento mismo
del juicio. Durante su transcurso, una bomba incendiaria fue lanzada hacia la
casa en el que vive con su madre anciana; y después de él, se le ha
estigmatizado y perseguido como si se tratara de una delincuente.
El último episodio de este largo
calvario al que ha sido confinada ha sido la suspensión, por un año, del
ejercicio de su profesión de abogada, por el Colegio de Abogados de Guatemala,
cuyo tribunal de ética (escrito su nombre así, con minúscula) ha encontrado que
la jueza ofendió a uno de los abogados defensores del ex general Ríos Montt. Es
decir, el mundo del revés, los pájaros tirándole a la escopeta.
Una situación parecida a la de la jueza
Barrios vive otra mujer, la fiscal Claudia Paz y Paz, bajo cuyo ejercicio se
pudo adelantar no solo el juicio al ex general mencionado, sino a otros
individuos sindicados de casos similares. Para ella, el gobierno de Otto Pérez
Molina armó la artimaña de reducir el período para el cual estaba nombrada y,
luego, de poner todo tipo de obstáculos para que pueda presentarse nuevamente
para el cargo.
Ambas mujeres, como ya lo indicamos para
el caso de la jueza Barrios, han sido objeto de reconocimientos y alabanzas por
su labor en el exterior, pero en el interior de Guatemala, como se ve, son
objeto de acoso y vejaciones.
El canciller del gobierno de Otto Pérez
Molina, Fernando Carrera, en una poco feliz declaración reciente, comparó al
gobierno de Barak Obama con el de Adolfo Hitler por expulsar migrantes ilegales
guatemaltecos de los Estados Unidos. Ve, como es la costumbre de los mediocres
funcionarios de la administración de Pérez Molina, la paja en el ojo ajeno y no
la viga en el propio.
Quien sí se aproxima a las
características del régimen hitleriano, por las vejaciones que hemos comentado,
pero también por el pasado que muchos de los actuales funcionarios cargan en
sus espaldas como represores del pueblo guatemalteco, incluyendo al mismísimo
presidente Pérez, es el gobierno de Guatemala.
Como el triste régimen alemán, reparten
mandobles contra sus “enemigos” sin parar mientes en los métodos que utilizan.
Cuando, según este criterio, debieron hacer la guerra y masacrar a su propio
pueblo, lo hicieron. Ahora, con otros métodos, aunque sin deshacerse de la mano
de hierro (muchas veces sin el envoltorio del guante de seda), siguen
imponiendo su voluntad, manteniendo a Guatemala enquistada en el atraso.
Reciban la jueza Barrios y la fiscal Paz
y Paz nuestro saludo y agradecimiento. Con lo que han hecho hasta ahora han
pasado a la historia de la lucha contra la impunidad en Guatemala. Tienen, por
lo tanto, un sitial de honor al que nunca podrán aspirar los que las denigran y
vilipendian.
1 comentario:
Aquí en Guatemala hay personas que apreciamos, admiramos y respetamos a la jueza Yasmín Barrios y a la doctora Paz y Paz.
Son los poderes paralelos y militares genocidas los que las denigran, incluyendo a la Corte de Constitucionalidad, coómplice de esos poderes.
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