sábado, 19 de noviembre de 2022

El circo más esperado del mundo

 En pocos días comienza el campeonato de fútbol 2022 en Qatar, el mundo se paraliza por un mes. Todas las pasiones se concentran en el deporte más popular, sobre todo, porque concita amor y odio en idéntica proporción. 

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Amor al juego y los valores inspiradores de formar mejores personas, solidarias y comprometidas y odio, por los negociados que esconde, el lavado de dinero, la corrupción y el manejo político, la impunidad como sistema impuesto, del que nadie escapa ni – según parece – quiere escapar.
 
Argentina, tierra de Maradona, Messi y el Papa Francisco tuvo, tiene y tendrá un rol protagónico en este nuevo mundial, ¿extravagante? en un emirato donde la arena no permitiría que rodara la pelota. Pero… como “la pelota no se mancha” como dijo el Diez, bueno es divertirse con la perversa realidad que todo esto plantea.
 
Como se ha dicho reiteradamente, la pandemia manifestó lo mejor y peor de esta especie nociva que somos los humanos, camino a la extinción. Tras los efectos del virus que aún no terminaron, comenzó la guerra de Ucrania, lo que ha sumado mayores dificultades, sobre todo a esta región, tristemente reconocida como la más desigual del planeta.  
 
Algunos de sus países, como el nuestro, va finalizando el año con una inflación cercana a los tres dígitos, dato que refriega la oposición como si el gobierno tuviera el poder real en sus manos de controlarla. Flagelo que pasa a segundo término porque dentro de unos días, para unos y otros, para toda la población que lo espera con devoción, comienza el mundial de fútbol de Qatar; el mayor entretenimiento global, donde una selecta minoría adinerada o no, puesto que hay simpatizantes que han realizado una verdadera odisea para llegar a presenciarlo; la inmensa mayoría lo verá por las pantallas de la tv. 
 
Los que abonan la exclusividad verán todos los encuentros; el resto, por tv pública, en los que juega la selección nacional. 
 
De todos modos, los niños, los jóvenes y los que no lo son, ya deambulan por las calles con la camiseta celeste y blanca como deseo anticipado de lograr el campeonato.
 
Consecuentes a nuestras contradicciones y defectos, Argentina es el país de Sudamérica que más entradas ha adquirido para presenciar los partidos a realizarse, siendo el octavo en el orden mundial. Los valores estimados de las entradas según la edad y los partidos finales van desde once dólares a más mil seiscientos, claro que la reventa para quien se arriesgue en ese país tan particular, puede ser costosísima.
 
Por si las moscas, que no son tales, Netflix – la popular plataforma gustosa de meter el dedo en la llaga – para quedar bien con dios y con el diablo, ha estrenado estos días previos, dos documentales: uno, Los entresijos de la FIFA que destapa la olla de todos los negociados con el escándalo de 2015, el otro, al menos para fomentar el orgullo nacional, parafraseando el himno nacional que canchereado no se canta, Sean eternos: Campeones de América. Cal y arena, tal vez del desierto catarí.
 
En la primera docuserie, como denomina la plataforma al documental por capítulos, cuatro en este caso, hace hincapié en Joseph Blatter, apodado por una periodista allí como “El padrino del fútbol”, quien estuvo al frente de la FIFA durante 17 años y terminó acusado de fraude, lavado de dinero y crimen organizado. Allí se muestran sobres con dinero para sobornar y lograr la elección del brasileño Joao Havelange como presidente del organismo. Blatter es quien advierte el negocio que significa esa organización y hace un contrato, primero con Coca Cola, al que luego se sumará la alemana Adidas, cada una con exclusividad. 
 
Así se irán sumando más firmas internacionales hasta copar todos los espacios de publicidad, como también las trasmisiones de radio y televisión. Situación que abarcó desde el Mundial de España de 1982. Argentina para 1978 inauguró su sistema de televisión a color, promoviendo otro negocio millonario.
 
De ser un club de aficionados europeos la FIFA pasó a ser un gran negociado para pocos. 
 
En el episodio uno, relata el origen de la FIFA moderna, surgida con la elección de Joao Havelange con el apoyo de todos los países que no intervenían y a quienes les promete apoyo económico, tarea para la que contrata a Blatter, como se mencionaba anteriormente. 
 
Allí se narra el escandaloso mundial de Argentina 1978, bajo la dictadura de Videla y el mandato de Havelange, mientras se perseguía y desaparecía a miles de argentinos y las organizaciones de derechos humanos del país e internacionales hacían la denuncia de lo ocurrido. La celebración multitudinaria en las calles con la obtención del título por la selección nacional tapó todo. Los medios hegemónicos repetían “los argentinos éramos derechos y humanos.”
 
Hecho comparable con lo sucedido en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, bajo el nazismo, donde todos los concurrentes eran obligados a vivar a Hitler con el brazo extendido.
 
Luego vendrán los entresijos de los mundiales de Rusia y Qatar; mundial último donde la familia Al Thani, según el diario The Sunday Times, mostró documentos en 2013 que habría pagado 880 millones de dólares para que se celebrara allí el campeonato.[1]
 
En el otro extremo se ubica Sean eternos los laureles, film que narra la copa América lograda en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro en julio de 2021, desde la voz de sus protagonistas, sobre todo la de Lionel Messi, de quien se decía que no había ganado jugando para la selección nacional. Documental que apela a la sensibilidad de los espectadores mostrando la intimidad del plantel dirigido por Lionel Scaloni.
 
Qatar es un disparate por donde se lo mire, es un pequeño territorio del Golfo Pérsico que limita con Arabia Saudita donde viven 3 millones de habitantes, siendo nativos menos del 10% de aquel total de mayoría inmigrantes. 
 
Asentado sobre la tercera reserva de gas y petróleo del mundo, no conoce la democracia, mucho menos reconoce algún tipo de igualdad.
 
En ese clima de despilfarro, han construido 8 estadios desmontables, en cuya construcción han muerto cerca de siete mil obreros inmigrantes, cuyas familias con seguridad no han recibido indemnización.
 
La mujer en el islam tiene un rol y conducta muy diversas a las de Occidente y aunque haya pautas especiales para este campeonato, nadie garantiza que no haya problemas. Lo mismo con el consumo de alcohol. ¿Cómo festejarán quienes están acostumbrados a las celebraciones regadas de whisky, ron, vino, cerveza, tequila o el clásico fernet de las pampas chatas? Bueno… Problema de ellos.
 
Para no ser aguafiestas, celebremos el circo más esperado del mundo.

[1] The Times, 10 de marzo de 2019.

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