En Venezuela, la amenaza
de una tantas veces anunciada guerra civil parece estar hoy contenida en un
sendero de progresiva normalización de la vida política nacional, mientras el
gobierno de Nicolás Maduro sigue (y seguirá) enfrentando serias dificultades
económicas y altos índices de criminalidad.
Aram Aharonian / Rebelion
El domingo 2 de febrero
se cumplieron 15 años del día en que Hugo Chávez asumía el cargo de presidente
contitucional de Venezuela, oportunidad que aprovechó su sucesor, Nicolás
Maduro, para ratificar su lealtad al legado de Chávez en la construcción de la
patria socialista.
Al inicio del 2014, y
mientras algunos dirigentes de la oposición llaman a tomar las calles, las
fuerzas en pugna se van acoplando a la realidad objetiva. Las estrategias de
derrocamiento de Maduro se han debilitado y se va obviando la búsqueda de una
salida que desde la oposición y de algunos estamentos chavistas ven como una
ruptura con el sistema económico y social vigente.
Son pocos los
venezolanos que visualizan un evento catastrófico inminente, reconoce el
dirigente opositor Leopoldo Puchi, quien destaca que en este contexto, un
problema como el de la criminalidad ha podido ser abordado desde el ángulo de
la cooperación, que no excluye ni exigencias ni críticas, pues esto hace parte
de la dinámica propia del juego democrático dentro del sistema.
Curiosamente, la
coyuntura actual parece promover el reencuentro entre venezolanos. La
violencia, las nuevas medidas económicas y el manejo que de ello han realizado
los medios han despertado en la ciudadanía la percepción de peligro, riesgo y
la presunción de que “algo malo puede suceder”. Ocurre el reencuentro en torno
al miedo, suerte de “perturbación del ánimo por un mal que amenaza”, ya sea
real o no, señala la socióloga Maryclén Stelling.
Extrañamente, gobierno
y oposición culpan a los medios de comunicación del adversario del manejo del
miedo y el odio. Las nuevas medidas económicas despiertan una reacción negativa
y son interpretadas mayoritariamente como una devaluación, elevando
sentimientos de rabia, miedo y desesperanza cuando quedan impunes los reales
culpables: las empresas de maletín.
Emerge fuertemente la
bandera de la corrupción e impunidad y los medios de oposición se abocan a la
construcción de escenarios de inseguridad económica, indica Stelling.
Hay señales halagüeñas.
Las reuniones organizadas por el ministro del Interior Miguel Rodríguez Torres,
contó con gobernadores y alcaldes de la oposición, y el Plan de Pacificación va
en la misma dirección, tratando de superar las causas de fondo (discriminación
social y los elementos culturales asociados), y los persistentes déficits
heredados en el plano policial, judicial y carcelario.
Y en la presentación de
la Memoria y Cuenta Maduro expuso de nuevo las grandes líneas de su proyecto a
largo plazo y fueron anunciadas una serie de medidas para la coyuntura. Hoy
pareciera que problemas, como la corrupción en la administración pública y las
prácticas comerciales ilegales como la especulación, también pueden ser
tratados de manera conjunta, aunque no haya consensos.
Lo que llamó la
atención fue el mensaje de año nuevo del cardenal Jorge Urosa, con un tono
moderado, aunque se abstuvo de reflejar el mensaje del papa Francisco sobre el
rol de la Iglesia en el mundo actual. Mientras Francisco cuestiona “el becerro
de oro” de la búsqueda insaciable de ganancias y fustiga la especulación
financiera, Urosa no dijo ni una sola palabra sobre la usura y la especulación,
máxima expresión del culto al dinero que tan fuertemente azota a los
venezolanos.
El chavismo en su laberinto
Mientras se anuncia la
convocatoria al primera congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV), desde las bases chavistas se insiste en abrir espacios sinceros y
transparentes para la autocrítica revolucionaria (lo que ha sido restringido
por la dirigencia a la criminalización de la misma), y ampliar –siguiendo las
instrucciones del expresidente Chávez- la participación de las bases en el
Congreso.
Nadie sabe a ciencia
cierta cuáles serán los temas a tratar, pero llama la atención que ningún
dirigente regional ni nadie fuera de la Dirección Nacional integra alguna de
las comisiones preparatorias del encuentro. Sectores de las bases del
oficialismo criticaron que la designación de la exministra María Cristina
Iglesias como coordinadora del Congreso se haya hecho sin consulta previa.
Piden que se ponga en práctica la verdadera democracia participativa y
protagónica y que cesen las imposiciones.
Hay grandes temas: la
discusión del Plan de la Patria y el siglo XXI socialista de Venezuela, la
construcción del partido como gran fuerza social, educadora, para los nuevos
valores del socialismo e, incluso, el proyecto del socialismo en el campo
mundial, en el campo internacional, cómo lo vemos nosotros, cuál es nuestra
concepción en América Latina, el mundo.
Hasta ahora el debate
sobre la economía del país se ha limitado a la participación de economistas en
portales, desde donde se ha roto el hermetismo informativo gubernamental,
contenido en consignas y discursos oficiales.
Entre tanta especulación,
desabastecimiento y corrupción, hay datos que sirvan para ilustrar la
situación: mientras que desde el Norte (en especial EEUU) los emigrantes
latinoamericanos envían cuantiosas remesas a sus países de origen, los
venezolanos han enviado a sus parientes en el exterior, (en especial EEUU) 40
millones de dólares sólo en 2013. Más a allá de los miles de millones de
dólares que se han fugado de una, otra y otra más maneras.
El politólogo Nícmer
Evans, señala que es necesario revertir los efectos negativos de las medidas
económicas tomadas en enero, el gobierno debe profundizar la democracia
participativa y protagónica en los procesos de toma de decisión de alto nivel,
y generar un diálogo pendiente entre los distintos factores que componen el
chavismo (desde los partidos del Gran Polo Patriótico hasta el Poder Popular y
Comunal).
Hay denuncias sobre la
falsificación del Plan de la Patria, hoja de ruta gubernamental de los próximos
seis años. La interrogante sobre quiénes –la llamada derecha interna- han
“falsificado” el espíritu y letra de Hugo Chávez genera inquietudes e
interrogantes. El testamento político de Chávez es en sí taxativo: “La
coherencia de este Programa de Gobierno responde a una línea de fuerza del todo
decisiva, estamos obligados a traspasar la barrera del no retorno, a hacer
irreversible el tránsito hacia el socialismo.”
“Esta situación puede
generar un chantaje intolerable para imponer la subcultura del no-debate: si
hay críticas se le hace el trabajo a la derecha nacional e internacional, si no
se hacen críticas, no hay mecanismos de revisión, rectificación y reimpulso.
Frente a este tipo de dobles coerciones hay que construir opciones políticas
que las superen: escapar del dilema de las falsas alternativas”, señala el
sociólogo Javier Biardeau.
No seamos ingenuos, lo
que está en juego no son vanidades ideológicas ni devaneos intelectuales, se
trata de la naturaleza misma del poder sobre la geografía humana, económica y
política de este antiguo “enclave petrolero” y “primario-exportador” llamado
Venezuela, agrega.
La moda de ser socialdemócrata
El 2014 será el año del
reformateo de la oposición, liberada de las presiones de procesos electorales,
comenzando por la llamada Mesa de Unidad Democrática, paraguas del antichavismo
en general que, según sus propios dirigentes, deberá realizar varias reformas
para vincularse aún más con la sociedad, hacer más efectivo su trabajo político
y ofrecer propuestas al país.
La agenda incluye la
recepción de las propuestas sociales de la militancia de Acción Democrática, el
Congreso de la Esperanza de Copei (reunión ideológica y programática que no se
hace desde 1986), la consolidación de las redes de Voluntad Popular (articular
la lucha popular y la protesta no violenta); las elecciones internas de Primero
Justicia (el 23 de marzo) y la formación ideológica de dirigentes en Un Nuevo
Tiempo.
“Cada quien es libre de
convocar asambleas y protestas. Lo que hagan otros compañeros por supuesto que
es legítimo y están en su derecho, yo tengo una visión de lo que tiene que ser
el cambio en nuestro país. Lo que sí les digo con responsabilidad es que no voy
a acompañar atajos ni caminos que nos lleven a callejones sin salida. Nosotros
no estamos aquí para contribuir a un caos, estamos para sacar al país de la crisis
en la que nos ha sumergido el gobierno”, dijo el ex candidato presidencial
Henrique Capriles ,
Hay muchos que quieren
apoderarse de la franquicia socialdemócrata, que siempre estuvo regenteada por
Acción Democrática (AD). El presidente de Alianza Bravo Pueblo, Antonio
Ledezma, propuso, en sintonía con Leopoldo López (voluntad Popular), la
instalación de una mesa de grupos socialdemócratas para concertar soluciones
políticas y debatir temas de interés social. Gerardo Blyde, de UNT, celebró la
iniciativa y el partido la acogió. El vicepresidente de AD, Antonio Ecarri
Bolívar, aceptó el debate.
Más allá de la
posibilidad de que varios grupos (algunos de ellos escindidos de AD) parezcan
dispuestos a convergir en un polo socialdemócrata, el sociólogo Álvaro Verzi
Rangel señala dos aspectos: a) se trata de un guiño a dirigentes y militantes
chavistas desilusionados del PSUV, y b) un polo con fuerza –incluida la
mediática- atraería fondos de financiamiento europeo.
Quince años después de
aquel 2 de febrero de 1999, hay un camino recorrido y las dudas recaen en si
las circunstancias -una crisis financiera y económica, desabastecimiento,
sabotaje económico, falta de información sobre las medidas sancionadas, entre
tantas otras-no impedirán que el legado de Chávez, para la construcción de la
patria socialista, pueda cumplirse.
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