El informe de la OIT
habla de casi 22 millones de NiNi’s en toda América latina y el Caribe, pero
los datos de la OCDE indican que
solamente en México hay 7.3 millones de ellos. El neoliberalismo ha pregonado
que su mundo es una tierra de oportunidades
para todos aquellos (especialmente los jóvenes) que tengan ganas de
trabajar. En realidad, el neoliberalismo es una carnicería de la juventud.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
He revisado el informe de
la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que recién se ha dado a
conocer y que lleva por título “Trabajo
decente y juventud en América latina. Políticas para la acción”. El lector
interesado lo puede bajar de la red con
facilidad. Es un trabajo muy completo y
fuente indispensable para los estudiosos de los procesos sociales y
políticos en la región. Los datos
que ofrece dicho informe son
estremecedores y confirman mi percepción de que esta forma de capitalismo
salvaje que hoy vivimos, el neoliberalismo, mata de manera significativa las esperanzas de la
mayoría de la gente, pero muy
especialmente las de la juventud.
Lo que me parece más
estremecedor del mundo que vivimos es que una parte significativa de los
jóvenes tienen cerradas las puertas para
el estudio y para el trabajo. El neoliberalismo ha propiciado un crecimiento significativo del desempleo y
de la informalidad laboral. Al reducir los gastos sociales del Estado,
especialmente los referidos a la salud y la educación, ha propiciado una fuerte restricción al
acceso a la educación media y superior.
Hoy las universidades públicas
practican exámenes de admisión en los que una parte brutalmente significativa
de los jóvenes que los practican resultan rechazados y se quedan sin estudiar.
Los exámenes de admisión no buscan la excelencia
académica en los estudiantes que se admiten en la universidad, sino son un
medio para mantener la oferta educativa en un bajo nivel cuantitativo y con
ello ahorrarse el gasto público destinado a las universidades. La operación es
perversa: al existir una cantidad considerable de jóvenes que se quedan sin poder entrar a las universidades
públicas, hay mercado para las universidades privadas, muchas de las
cuales son de una calidad académica
deplorable.
El informe de la OIT es
importante porque ofrece datos que sostienen lo dicho líneas arriba. En América
latina y el Caribe existen en la actualidad 108 millones de jóvenes,
entendiéndose por tales a la población comprendida entre los 15 y 24 años de
edad. El 14% de estos jóvenes se encuentran desempleados y representan el 40%
del total de desempleados en América latina. Poco más del 20% de estos 108
millones de jóvenes ni estudia ni
trabaja (NiNi’s) lo que significa que hay casi 22 millones de jóvenes en esta
situación en la región. Los países más afectados por esta situación son Honduras (27.5%),
Guatemala (25.1%) y El Salvador (24.2%), es decir el triángulo norte de
Centroamérica y la región más violenta del mundo. Uno de cada 20 jóvenes ni estudia, ni
trabaja y ha renunciado a buscar empleo
lo que lo convierte en potencial integrante de las infanterías de la
delincuencia común y organizada. Las cifras de desempleo que nos ofrece la OIT,
deben completarse con el hecho de que el 56% de los jóvenes tiene un empleo
informal lo que “significa bajos ingresos, inestabilidad laboral, desprotección
y violación de derechos laborales”. El desempleo juvenil azota de manera más
cruel a la población más pobre (casi 26%
de desempleados). Lo que resulta verdaderamente triste es que aun los jóvenes
que tienen educación superior tienen pocas esperanzas en el mundo neoliberal:
el 43% de los jóvenes con educación universitaria son empleados informales.
Lo más impactante de estos datos es que probablemente la realidad sea peor. El informe de la OIT habla de casi 22 millones de NiNi’s en toda América latina y el Caribe, pero los datos de la OCDE indican que solamente en México hay 7.3 millones de ellos. El neoliberalismo ha pregonado que su mundo es una tierra de oportunidades para todos aquellos (especialmente los jóvenes) que tengan ganas de trabajar. En realidad, el neoliberalismo es una carnicería de la juventud.
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