sábado, 29 de octubre de 2016

Dinámica de Nicaragua

Tradicionalmente las visiones conservadoras ubican a los países centroamericanos con muchos problemas y en una dinámica económica, política y social de marcados contrastes. En efecto así es, pero no necesariamente todos las sociedades del istmo centroamericano viven en una espiral de conflictos. Muy por el contrario en algunas de ellas su desarrollo ha sido acorde con las aspiraciones de bienestar  de sus pueblos.

Adalberto Santana / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México

Si bien en la prensa conservadora y antiprogresista dibujan a la región  como un escenario tendencialmente violento y en crisis, en la realidad no es precisamente así. Tal es el caso de Nicaragua donde se van a realizar próximamente elecciones generales el 6 de noviembre de 2016 al que están convocados 3,4 millones de ciudadanos. En la patria de Augusto C. Sandino, se desarrollarán en esa fechas nuevos comicios para elegir al presidente y  vicepresidente, al igual que a 90 diputados de la Asamblea Nacional  y 20 representantes ante el Parlamento  Centroamericano.

El escenario apunta según las tendencias electorales a que nuevamente y por tercera ocasión consecutiva gane el Presidente Daniel Ortega y como Vicepresidente Rosario Murillo. Destacados dirigentes sandinistas sobre los cuales se han lanzado toda una serie de campañas para obstaculizar su reelección. En principio los sectores inconformes del Partido Liberal Independiente (PLI)  y otros sectores de la oposición de derecha y de la ultraizquierda han tratado de generar un ambiente de tensiones. Especialmente cuando estos sectores minoritarios a poco tiempo de las elecciones han lanzado la campaña de no participar en las elecciones para deslegitimarlas.

Esta campaña en gran medida que esta llamando a la abstención electoral, trata de generar un clima de desestabilización para ir acumulando fuerzas e inducir un crecimiento ficticio de la oposición. Sobre todo alentado por los medios de información como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que en su reunión 72 Asamblea General realizada en la Ciudad de México acusó como lo hace tradicionalmente a los gobiernos progresista de la región latinoamericana  de falta de libertad de prensa. En sus mira están los gobierno de Cuba, Nicaragua, Venezuela, El Salvador, Bolivia, Ecuador contra quienes hacen gran escandalo. Ignorando o minimizando  las atrocidades que realmente hacen otros gobiernos conservadores de la región y el continente.

Lo que si ocurre en Nicaragua y es lo que preocupa a esa derecha cavernícola, es negar el hecho de que en la patria de Rubén Darío,  el sandinismo tiene un respaldo mayoritario en amplios sectores de la sociedad. En  sondeos  realizados en Nicaragua (por la encuestadora M&R Consultores) a mediados de año, lo que resaltaba era la amplia simpatía del electorado nicaragüense por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y de sus principales autoridades como el presidente Daniel Ortega. Incluso el Latinobarómetro lo ubica junto con el presidente de Ecuador, Rafael Correa, como los dos mandatarios más populares de la región latinoamericana. En tanto que los sondeos de M&R Consultores, también destacaban  que las personas en Nicaragua se sentían plenamente representadas en sus necesidades e  intereses. A esto  se sumaba la amplia simpatía por el FSLN.  Incluso, en ese mismos sondeos resaltaba que el 34,4 por ciento no indicaba ninguna adhesión partidaria y en torno al conjunto de la oposición sólo un 5,4 por ciento se declaraba identificado con la oposición (ampliamente fraccionada). Principalmente se inclinaba en un 2,7 por ciento por el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y un 2,3 por ciento con el PLI.

En gran media esa encuesta reflejaba una amplia simpatía por el sandinismo, especialmente por la realización de obras de beneficio colectivo para el conjunto de la población, en especial por sus programas socio-productivos y por la creación de una infraestructura y por sus esfuerzos en materia de salud, empleo y educación. Un elemento resaltante que tiene que ver con la unidad nacional y la identidad como nación, se reflejaba en otro punto que destacaba en la encuesta. Asimismo resultaba relevante que el gobierno sandinista mostraba para los encuestados un clima de progreso económico, seguridad y estabilidad nacional. Donde el respaldo a las Fuerzas Armadas de Nicaragua que cumplieron  el pasado 16 de octubre 37 años de existencia, en ellas  tenía la confianza de más del 87 por ciento de los encuestados. Esto se hace más evidente y se constata cuando se consulta el índice de seguridad del Foro Económico Mundial publicado por Forbes Centroamérica, donde Nicaragua figura como el país mejor posicionado de la región latinoamericana y alejado de los riesgos de la delincuencia organizada, lo que le imprime una garantía a los negocios de los  inversionistas por la alta seguridad. En tanto que países como Guatemala, Honduras, Jamaica y México figuran como los países con grandes  riesgos de seguridad. Así, Nicaragua figura como un país que al finalizar 2016 tendrá inversiones externas directas  por mil quinientos millones de dólares.

De ahí que puede pensarse que en las próximas elecciones el  FSLN no tan solo ganará  la presidencia y vicepresidencia del país, sino la mayoría de la Asamblea Nacional y de la representación en el Parlamento Centroamericano. Situación que de confirmarse será un fuerte golpe a la oposición de derecha  y la  ultraizquierda que quieren ver la derrota de los sandinistas. De esa manera sumarían un golpe favorable a los sectores progresistas latinoamericanos como los que generaron en Argentina  con el triunfo electoral de Mauricio Macri en noviembre de 2015. En Nicaragua, no podrán hacer golpes de Estados como en Honduras (2009) y Paraguay (2012) o Brasil (2016).  La Alianza Unida, Nicaragua Triunfa, encabezada por el FSLN será el seguro triunfador de las elecciones del 6 de noviembre de 2016. Con el triunfo electoral de Daniel Ortega, se refrendará la etapa ascendente de las fuerzas progresistas en América Latina. Así, Nicaragua  con el sandinismo fortalecerá  la consigna de la revolución sandinista en el siglo XXI de ser: “cristiana, socialista y solidaria".

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