sábado, 22 de octubre de 2016

El olor a guerra en el aire

Como bien lo denunció el Papa Francisco en 2014, durante una homilía en el cementerio militar de Fogliano Redipuglia, en Italia, hay una guerra mundial que ya está en curso y se combate por partes, “con crímenes, masacres, destrucciones”. Todo esto, en el contexto de una crisis del capitalismo como sistema económico y también como modelo civilizatorio, sin solución de continuidad.

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

Quien mire con detenimiento el panorama internacional de nuestros días, no podrá evitar enfrentarse a la preocupación, el temor y la incertidumbre por los posibles desenlaces de distintos conflictos geopolíticos y militares (con potencial uso de armas nucleares), en varios lugares del planeta como Siria y Medio Oriente, India y Pakistán, Asia Oriental, África del Norte o la frontera ruso-ucraniana, por citar solo unos casos, cuyas consecuencias políticas, socioeconómicas y humanitarias constituyen, junto con los fenómenos asociados al cambio climático, las principales amenazas que penden hoy sobre el futuro de la humanidad. En esta coyuntura, personajes disímiles de todos los ámbitos e ideologías coinciden en una afirmación perturbadora: existen todos los elementos para que una conflagración de escala mundial y alcances inimaginables para la vida de millones de personas, estalle en el corto o mediano plazo.

En días pasados, a raíz del recrudecimiento del conflicto en Siria y la escalada en las tensiones diplomáticas y retóricas entre Washington y Moscú –que miran con expectativa sus respectivos aliados-, las agencias periodísticas internacionales recogieron un manojo de declaraciones de actores que, desde diferentes posiciones de poder, alertan sobre la velocidad y el rumbo de los acontecimientos en esta región, en la que no sería aventurado afirmar que se está librando una batalla decisiva que influirá en la reconfiguración del balance de fuerzas del sistema internacional. Sin embargo, en ello también se juega el riesgo de la catástrofe.

Un dirigente del opositor Partido Nacional Socialista Sirio, Tarek Ahmad, aseguró en una entrevista que “una Tercera Guerra Mundial se está librando en Siria, y esta guerra está librada por EEUU y sus aliados, aun cuando estos aliados sean, al mismo tiempo, víctimas. El objetivo principal de Washington es controlar cualquier potencia mundial que les amenace. Así, EEUU está librando una guerra contra estas potencias, entre ellas, China y Rusia". Una tesis que el presidente sirio Bashar al Assad refrendó al señalar que “en el aire se nota el olor a una guerra (…), pero todavía no es un enfrentamiento militar directo" entre Estados Unidos y Rusia.

En idéntico sentido, el Ministro de Relaciones exteriores de Alemania admitió que “el peligro de una confrontación militar es considerable. Desde hace varias décadas ese peligro nunca ha sido tan importante como ahora. La confianza entre el Este y el Oeste nunca había sido tan débil”. En tanto que el exlíder de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, declaró que “el mundo ha llegado hasta un punto peligroso y es necesario reanudar el diálogo, porque cesarlo ha sido el mayor error. (…) No hay que olvidar que mientras exista armamento nuclear, existe el riesgo de que se llegue a utilizarlo; ya sea como resultado de un accidente, un fallo técnico o por mala voluntad del hombre".

Como bien lo denunció el Papa Francisco en 2014, durante una homilía en el cementerio militar de Fogliano Redipuglia, en Italia, hay una guerra mundial que ya está en curso y se combate por partes, “con crímenes, masacres, destrucciones”. Y nosotros agregamos: se trata de una guerra no convencional, toda vez que se combate con ejércitos formales y ejércitos de mercenarios; se diluyen las fronteras del Estado nación; se tergiversa y manipula el derecho internacional;  y la tecnología y los medios de comunicación se tornan fundamentales en la lucha por el dominio cultural.  Y es también una guerra social, azuzada por el capitalismo salvaje y el escándalo ético de las desigualdades y la falta de oportunidades y condiciones mínimas para la reproducción de la vida, que está en la raíz de muchos de los fenómenos migratorios que llenan de drama y dolor desde Europa, África y Medio Oriente, hasta Centroamérica y el Caribe. Todo esto, en el contexto de una crisis del capitalismo como sistema económico y también como modelo civilizatorio, sin solución de continuidad.

Frente a las tumbas de los soldados caídos en la Primera Guerra Mundial, en la homilía ya mencionada, el Papa Francisco sostuvo que detrás de esta Tercera Guerra Mundial se encuentran "estrategias geopolíticas, codicia de dinero y de poder, y está la industria armamentista, que parece ser tan importante. Y estos planificadores del terror, estos organizadores del desencuentro, así como los fabricantes de armas, llevan escrito en el corazón: «¿A mí qué me importa?»”.

Desde aquí, desde nuestra dolorosa y sufrida América Latina en la que seguimos cultivando la esperanza y las utopías, para lo poco o mucho que pueda servir frente a los poderes que mueven los hilos de la trama en el planeta, pero especialmente para apelar a lo que quede de conciencia y sentido de humanidad en el mundo, debemos levantar la voz y exigir por todos los medios el cese de la locura bélica y reclamar la construcción de la paz necesaria.

A nosotros sí nos importa.

1 comentario:

j.sor913 dijo...

El capitalismo no es salvaje ni civilizado, tampoco e bueno ó malo, se encuentra en su fase terminal con apenas 500 años de existencia y sufre la crisis estructural de la cual no hay retorno.
En su etapa de alta concentración en especial de capital financiero, con disminución de capital productivo ergo desocupación, se presenta en distintas modalidades según sean paises centrales ó los sometidos al colonialismo.
Digo crisis estructural porque buena parte del planeta esta en transito a nuevos sistemas economicos que se están definiendo y me refiero a China, Vietnam, Corea del Norte y otros del Sudeste Asiatico de menor envergadura poblacional