sábado, 8 de octubre de 2016

Geopolítica y coyuntura: diez hipótesis sobre el momento actual

La vertiginosa situación internacional, sumada al convulsionado momento que vive América Latina y el Caribe, ameritan la posibilidad de reflexionar directamente sobre la geopolítica y su despliegue coyuntural. Veamos diez puntos concretos que nos pueden ayudar a comprender mejor el tema.

Juan Manuel Karg / ALAI

1) Estamos ante un indudable cambio de escenario latinoamericano. La llegada a los gobiernos de Argentina y Brasil de Mauricio Macri y Michel Temer -uno por las urnas, aunque por estrechísimo margen; el otro vía golpe parlamentario- ha modificado sensiblemente el mapa regional. La correlación de fuerzas cambió. Esto tiene efectos concretos, además de un despliegue de política económica ortodoxa en ambos países: produce una parálisis también en las instancias de integración, tal como se puede verificar en el Mercosur.

Dicho esto, hay que llamar la atención sobre los agoreros del “fin de ciclo progresista” en la región. Las encuestas que muestran a diversos exponentes de lo que fuera el cambio de época latinoamericano disputando -y con buenas chances en varios casos- nos ilustran que más que ante un fin de ciclo estamos ante una disputa abierta de modelos, donde la derecha ha avanzado algunas posiciones.

2) En el medio de las convulsiones, dos grandes noticias para la región. La firma del acuerdo de paz en Colombia y el nuevo papel regional de Cuba también son una contratendencia ante el avance de la derecha regional. El propio Papa Francisco, de visita dos veces en la isla, llamó a dicho lugar “la capital de la unidad”. Configura por cierto un desagravio importante para la Revolución Cubana, que precisamente tiene lugar cuando La Habana ha sido sede de los diálogos colombianos entre el gobierno de Santos y las FARC-EP.

3) ¿Multipolaridad puesta en jaque? Abriéndonos de cierta forma de las fronteras latinoamericanas, encontramos cierto amesetamiento del bloque BRICS, que fuera quien en 2014 lanzara la audaz idea de crear un Banco de Desarrollo del bloque, que pudiera funcionar como contraparte al FMI y Banco Mundial. El presidente de facto de Brasil, Michel Temer, fue con un notorio perfil bajo a la última reunión del bloque -en simultáneo al G20 de China- en contraparte a la destacada presencia que tuvo Dilma en la reunión de Fortaleza, cuando fuera anfitriona y propiciara un encuentro con Unasur, dos años atrás. Esto nos habla del nuevo intento de realineamiento de Brasil a escala global, con mayores guiños a EEUU y la UE, en similar viraje al anunciado e implementado por Macri en Argentina.

Sin embargo, las economías de Asía Pacífico son las que más crecen a escala global. De los propios BRICS, dos de sus países (India y China) están en el top 3 de crecimiento anual. A eso hay que sumarle que el gigante asiático será quien conduzca las riendas de la economía global hacia 2030, según proyecciones propias y ajenas. Como vemos, elementos que sirven para contrarrestar la idea de multipolaridad en jaque que pretenden desplegar algunos medios de comunicación.

4) La Vieja Europa, partida en dos nuevas tendencias. Con la social-democracia en baja en diversos países (España, Alemania, Francia y otros) y un auge de una nueva izquierda liderada por el laborismo de Corbyn, Podemos y el Die Linke alemán, también aparece una contratendencia en lo más rancio de la derecha, expresada en Marine Le Pen, Pegida y otros exponentes. Estos elementos reaccionarios se apoyan en un discurso anti-refugiados, explotando diversos prejuicios que hacen correr a derecha ese debate (no hace falta decir que la opinión del Papa Francisco en relación a los migrantes está a la izquierda de la mayor parte de los líderes de la UE, comenzando por la propia Angela Merkel).

5) Mientras Europa discute flexibilizar, América Latina busca copiarse. 2016 fue escenario de masivas movilizaciones en París y otras ciudades de Francia contra la reforma laboral propuesta por Hollande-Valls. La recién llegada derecha latinoamericana (Temer-Macri) discute ahora en combo como avanzar en flexibilizaciones laborales similares a la introducida por la social-democracia en declive. Incluso 100 empresarios brasileños le pidieron a Temer que llevara la jornada laboral a 12 horas, en un intento de “reforma trabalhista” que ya genera fuertes protestas de parte de los sindicatos de aquel país, en espacial la CUT.

Sin embargo hay que decir que allí donde se aplican políticas neoliberales en el mundo laboral también hay fuertes reacciones. Dos ejemplos nos sirven para ilustrar esto: las manifestaciones contra las AFP (jubilaciones privadas) en Chile y las multitudinarias marchas contra el TTIP (acuerdo EEUU-UE) en diversas capitales europeas.

6) Se hace preciso desmitifcar el “no hay alternativas” con el que la derecha busca eternizarse. Primero fue el supuesto “fin de las ideologías”. Luego el supuesto “fin de la historia”. Y ahora tal como ha dicho Macri, la derecha latinoamericana presume del “no hay alternativas” frente al ajuste y la ortodoxia económica (una idea que no es novedosa, vale decir, recordando a Margaret Thatcher). Esta es una falacia, como la supuesta “desideologización” de sus autores. Si hay alternativas, tal como muestran los propios cambios introducidos durante los gobiernos posneoliberales durante la última década y media.

7) Los medios de comunicación, un debate pendiente para los líderes populares de la región. La evidente asimetría existente entre los masivos medios de comunicación de la derecha regional -fogueados hace décadas y en algunos casos más de un siglo- y su contraparte promovida por una cosmovisión posneoliberal es bien evidente. Los movimientos nacional populares, progresistas y de izquierda de la región tienen ante sí un desafío enorme: la construcción de medios masivos de contrainformación que puedan contrarrestar la feroz campaña mediática contra algunos de sus líderes. Pensar proyectos de largo alcance y masivos, con rigurosidad periodística y en horizonte de constituir una unidad latinoamericana también en este ámbito, es un eje inevitable en vías a cambiar la matriz discursiva imperante hoy.

8) La derecha latinoamericana no está cómoda allí donde gobierna. Este es un punto en el cual hacer hincapié, siempre y cuando se habla de la supuesta crisis de los gobiernos de izquierda en la región, pero no se detalla lo que sucede puertas adentro de las experiencias conservadoras. En México la desaprobación creciente de Peña Nieto se suma a los miles de desaparecidos en aquel país -y el notorio caso, aún no esclarecido, de los 43 de Ayotzinapa- en una situación que ha llevado incluso a diversos analistas a hablar de la categoría de “Estado fallido”. En Argentina, el shock económico introducido por Macri, ha llevado a una unidad creciente de los gremios, impactando de lleno en las encuestas -que muestran, todas, en retroceso al mandatario-. Por último, el rechazo a Temer según todos los sondeos conocidos, demuestra que le será complejo generar gobernabilidad tras el impeachment (y el anuncio de medidas económicas antipopulares, como la propia reforma laboral).

9) El desafío más grande de la izquierda latinoamericana: volver a encantar. Una larga década de gobiernos también producen algún agotamiento. Es un dato objetivo. Se hace necesario oxigenar, tanto en discurso como en acciones y propuestas en concreto. Mostrar que hay alternativas y volver al gobierno en aquellos lugares donde la derecha avanzó. Darle fuerza a los liderazgos que pueden disputar en próximas elecciones. Crear grietas y avanzar posiciones en aquellos lugares donde la disputa aún parece ser entre opciones conservadoras -tal como demuestran los últimos ballotages en Colombia y Perú, por caso-.

10) La puja de modelos en América Latina va a seguir. Si no hubo “fin de las ideologías”, y tampoco existió el denominado “fin de la historia”, ¿por qué habría de existir un “fin de ciclo” continental?

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