sábado, 8 de diciembre de 2018

Alimentar la esperanza

El ejemplo dado por México estos días ha sido recibido con amplio beneplácito, cada palabra de López Obrador resignificando derechos largamente esperados por los aztecas han generado idéntica alegría popular.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

En momentos en que nuestra región vive grandes contradicciones: un sur acosado por políticas neoliberales y un muro en el extremo norte intenta detener la inmensa caravana de desesperados hondureños que pugna por cruzarlo, miles de mexicanos esperanzados en el Zócalo dan la bienvenida a Andrés Manuel López Obrador quien se anticipa a responder sus largos reclamos. Un giro de 180° a lo sucedido hasta el momento.

En tanto, en el mero merito sur – como ellos dicen – no hay impunidad posible, aunque la soberbia fomente la sordera de los representantes tan impresentables que hasta sus socios y aliados le sueltan la mano. Así como hubo premeditación y alevosía para perpetrar el fraude electoral que los llevó al poder, su codicia y engaño, las mentiras mil veces repetidas, los acorralan.

Como ratas de un barco que naufraga, se deshacen alianzas dado que los triunfos a mostrar son un rosario de fracasos. El único éxito público del carísimo G20 fue la velada de gala en el Teatro Colón, donde los artistas contratados – siendo que tiene un excelente elenco estable no convocado para la ocasión – corearon al finalizar: ¡Argentina! ¡Argentina! Respuesta espontánea a tanto vasallaje y entrega que, empañó de lágrimas del mandatario argentino. Emoción que como en Ensayo para la ceguera, recorrió los medios mundiales, tanto como los entresijos de un River y Boca que, finalmente, se juega en el Santiago Bernabéu de Madrid, cuando la Copa que está en juego es la Libertadores que hace referencia, precisamente y valga la torpe redundancia, a quienes lucharon por la emancipación de España. Pero claro, mayor contradicción imposible en tiempos imposibles de entender y, mucho más, de sobrevivir.

Resultados económicos ni hablemos, cada miembro del G20 tiene sus propios problemas quemándole la espalda y varios con el suelo abriéndose a sus pies. Los gigantes en su pelea de mercado. Las inversiones externas seguirán esperando un marco más estable y funcionarios que confíen en el país repatriando su dinero puesto en bancos extranjeros.

De allí que ni el tiempo acompaña y el verano se demora y las plantas de esta árida región se confunden por tantas lluvias y bajas temperaturas. De modo que al cabo de estos tres años del gobierno de la Alianza Cambiemos que mal se cumplen estos días – más precisamente este 11 de diciembre –,  muchos esperamos que el trago amargo de un 2019, ajustado hasta los huesos por el Fondo Monetario, alimente la esperanza de recuperar terreno perdido luego de tanta resistencia. Confiados más en la reacción popular organizada que en las instituciones que nada representan o representan tanto como este gobierno de unos pocos, como es el caso de una CGT que duda en realizar un paro contundente por el aplastante deterioro del salario y pérdida de puestos de trabajo frente a la contundencia oficial de haber reducido el otrora importante Ministerio de Trabajo a una simple Secretaría. Tal la importancia asignada desde arriba a las áreas de la Administración Pública.

De modo que un gremio como Camioneros pone en jaque la logística del transporte del país más que ningún otro, aunque esos otros llenen las calles todo el tiempo y se hayan animado a movilizarse en la Capital sitiada durante las reuniones del G20.

Más allá del pesimismo teñido de impotencia que suele invadir a los resignados por las continuas claudicaciones, se advierte la esperanza creciendo desde abajo extendiendo el murmullo crítico entre la gente que antes no advertía con tanta claridad la degradación de la calidad de vida. Gente de a pie, empleados de comercio, en especial los de alimentos no cesan de quejarse de los cambios en las pautas de consumo, hecho antes reservado a políticos opositores, comunicadores, dirigentes sociales o especialistas que, bien podría decirse que nadie es ajeno a lo que sucede y que no confunda prudencia con apatía. La discusión está en las mesas de los hogares y se extiende a la calle, atravesando los lugares de trabajo, sean fábricas, escuelas u hospitales y los de circulación. Nadie es ajeno a la inflación, el encarecimiento de las tarifas y combustibles, como tampoco a ese río subterráneo de la política que, silenciosamente construye consensos a lo largo y ancho del país con vistas a generar un amplio frente opositor que desplace al gobierno, más allá de los ocasionales candidatos.

Por eso el ejemplo dado por México estos días ha sido recibido con amplio beneplácito, cada palabra de López Obrador resignificando derechos largamente esperados por los aztecas han generado idéntica alegría popular.

Y si bien, nuestros vecinos y principales socios brasileños comenzarán el nuevo año con Bolsonaro y todas las promesas realizadas en su campaña, sabemos las asimetrías y diferencias que nos acercan y separan. Como sabemos también que, pese al apoyo recibido por el gobierno argentino, no es prioridad para Bolsonaro viajar a Argentina, sino tiene puestos sus ojos en Chile y en el gigante asiático, China, puesto que conforma el BRIC. Él allí, también deberá manejarse con cautela frente a la disputa comercial que llevan EEUU y China si quiere mantener algún rédito.  

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