El ejemplo dado por México estos días ha
sido recibido con amplio beneplácito, cada palabra de López Obrador
resignificando derechos largamente esperados por los aztecas han generado
idéntica alegría popular.
Roberto Utrero Guerra / Especial
para Con Nuestra América
Desde
Mendoza, Argentina
En momentos en que nuestra región vive grandes contradicciones: un sur
acosado por políticas neoliberales y un muro en el extremo norte intenta
detener la inmensa caravana de desesperados hondureños que pugna por cruzarlo,
miles de mexicanos esperanzados en el Zócalo dan la bienvenida a Andrés Manuel
López Obrador quien se anticipa a responder sus largos reclamos. Un giro de
180° a lo sucedido hasta el momento.
En tanto, en el mero merito sur – como ellos dicen – no hay impunidad
posible, aunque la soberbia fomente la sordera de los representantes tan
impresentables que hasta sus socios y aliados le sueltan la mano. Así como hubo
premeditación y alevosía para perpetrar el fraude electoral que los llevó al
poder, su codicia y engaño, las mentiras mil veces repetidas, los acorralan.
Como ratas de un barco que naufraga, se deshacen alianzas dado que los
triunfos a mostrar son un rosario de fracasos. El único éxito público del
carísimo G20 fue la velada de gala en el Teatro Colón, donde los artistas
contratados – siendo que tiene un excelente elenco estable no convocado para la
ocasión – corearon al finalizar: ¡Argentina! ¡Argentina! Respuesta espontánea a
tanto vasallaje y entrega que, empañó de lágrimas del mandatario argentino.
Emoción que como en Ensayo para la ceguera, recorrió los medios mundiales,
tanto como los entresijos de un River y Boca que, finalmente, se juega en el
Santiago Bernabéu de Madrid, cuando la Copa que está en juego es la
Libertadores que hace referencia, precisamente y valga la torpe redundancia, a
quienes lucharon por la emancipación de España. Pero claro, mayor contradicción
imposible en tiempos imposibles de entender y, mucho más, de sobrevivir.
Resultados económicos ni hablemos, cada miembro del G20 tiene sus propios
problemas quemándole la espalda y varios con el suelo abriéndose a sus pies.
Los gigantes en su pelea de mercado. Las inversiones externas seguirán
esperando un marco más estable y funcionarios que confíen en el país
repatriando su dinero puesto en bancos extranjeros.
De allí que ni el tiempo acompaña y el verano se demora y las plantas de
esta árida región se confunden por tantas lluvias y bajas temperaturas. De modo
que al cabo de estos tres años del gobierno de la Alianza Cambiemos que mal se
cumplen estos días – más precisamente este 11 de diciembre –, muchos esperamos que el trago amargo de un
2019, ajustado hasta los huesos por el Fondo Monetario, alimente la esperanza
de recuperar terreno perdido luego de tanta resistencia. Confiados más en la
reacción popular organizada que en las instituciones que nada representan o
representan tanto como este gobierno de unos pocos, como es el caso de una CGT
que duda en realizar un paro contundente por el aplastante deterioro del
salario y pérdida de puestos de trabajo frente a la contundencia oficial de
haber reducido el otrora importante Ministerio de Trabajo a una simple
Secretaría. Tal la importancia asignada desde arriba a las áreas de la
Administración Pública.
De modo que un gremio como Camioneros pone en jaque la logística del
transporte del país más que ningún otro, aunque esos otros llenen las calles
todo el tiempo y se hayan animado a movilizarse en la Capital sitiada durante las
reuniones del G20.
Más allá del pesimismo teñido de impotencia que suele invadir a los
resignados por las continuas claudicaciones, se advierte la esperanza creciendo
desde abajo extendiendo el murmullo crítico entre la gente que antes no
advertía con tanta claridad la degradación de la calidad de vida. Gente de a
pie, empleados de comercio, en especial los de alimentos no cesan de quejarse
de los cambios en las pautas de consumo, hecho antes reservado a políticos
opositores, comunicadores, dirigentes sociales o especialistas que, bien podría
decirse que nadie es ajeno a lo que sucede y que no confunda prudencia con
apatía. La discusión está en las mesas de los hogares y se extiende a la calle,
atravesando los lugares de trabajo, sean fábricas, escuelas u hospitales y los
de circulación. Nadie es ajeno a la inflación, el encarecimiento de las tarifas
y combustibles, como tampoco a ese río subterráneo de la política que,
silenciosamente construye consensos a lo largo y ancho del país con vistas a
generar un amplio frente opositor que desplace al gobierno, más allá de los
ocasionales candidatos.
Por eso el ejemplo dado por México estos días ha sido recibido con amplio
beneplácito, cada palabra de López Obrador resignificando derechos largamente
esperados por los aztecas han generado idéntica alegría popular.
Y si bien, nuestros vecinos y principales socios brasileños comenzarán el
nuevo año con Bolsonaro y todas las promesas realizadas en su campaña, sabemos
las asimetrías y diferencias que nos acercan y separan. Como sabemos también
que, pese al apoyo recibido por el gobierno argentino, no es prioridad para
Bolsonaro viajar a Argentina, sino tiene puestos sus ojos en Chile y en el
gigante asiático, China, puesto que conforma el BRIC. Él allí, también deberá
manejarse con cautela frente a la disputa comercial que llevan EEUU y China si
quiere mantener algún rédito.
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