Pese a nuestra actual y
omnipresente cultura iconográfica, que se expande cada vez más por todo el
planeta con fuerza incontenible, la lectura continúa siendo la más eficaz via
regia para promover el pensamiento crítico, profundo, integral.
Marcelo Colussi
Si bien es cierto que
hoy por hoy la actitud humanística no abunda y, por el contrario, pareciera en
vías de extinción, el placer de leer un libro por el gusto de leerlo, la
reflexión serena, el análisis implacable, todo ello encuentra en la práctica de
la lectura su mejor aliado. Tal vez, incluso, su único y verdadero aliado. La
cultura de la imagen llegó para quedarse, sin dudas; los medios audiovisuales
marcan el ritmo actual. Pero los libros aún viven.
La misma trata de
mantener la pasión por los libros, usando formato digital.
Y con un agregado más
aún: ¡no es una propuesta comercial! Se trata de una iniciativa de corte
popular, en el más cabal sentido de la palabra: para que la cultura llegue al
pueblo, sea apropiada por la mayor cantidad de personas posibles, se difunda,
se expanda.
Con precios bajos
(entre dos y tres euros), se ofrecen libros digitales que podrán comprarse por
medio de procedimientos electrónicos, abarcando una amplia gama de temáticas
vinculadas a las humanidades: antropología, arte, biografías, cuentos, derechos
humanos, ensayos políticos, geopolítica, historia, novelas, psicología social,
poesía, sociología.
No es una iniciativa
comercial por cuanto la “editorial” –con sede en Estocolmo, Suecia– no lucrará
con estas ventas. Sólo mantendrá un mínimo porcentaje para gastos operativos,
quedando la casi totalidad de lo vendido para cada uno de los autores.
Contrariamente a otras iniciativas en la red de redes donde se propone a los
trabajadores de la cultura, siempre desde una óptica empresarial, vender sus
obras, en muchos casos teniendo que pagar por anticipado como cuota de
inscripción o algún subterfugio por el estilo, para luego entregar sólo un
mínima parte de lo recaudado en calidad de “salario” a los escritores, en este
proyecto la página web oficia sólo de plataforma, de intermediaria entre autor
y lector. La ganancia, en todo caso, es sólo para quien escribió (“de cada quien según su capacidad, a cada
quien según su necesidad”. Crítica del Programa de Gotha, 1875, ¿recuerdan
el autor?).
No es, en sentido
estricto, una cooperativa. Pero definitivamente no es una empresa privada con
carácter lucrativo. Distinto a lo que suele hacerse en muchas iniciativas
“progresistas” donde se pide el aporte voluntario de los trabajadores (sin
decir quién se queda luego con la plusvalía), aquí claramente se pone en venta
un producto, pero con carácter social, popular, colectivo. ¿O acaso los
escritores no comen?
De momento hay unos
pocos títulos. La perspectiva es ir aumentando rápidamente el número de autores
y de libros. Ello dependerá de la cantidad de visitas y de compras que se vayan
teniendo.
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