Nadie es adivino, pero
la teoría científica enseña que siempre
en política hay que hacer análisis desde el punto de vista de los intereses de
clase. Y, aunque ambos presidentes
colombianos son de derecha, aliados de Estados Unidos, vinculados a la
represión contra el movimiento obrero y campesino y cómplices de la invasión a
Ecuador, no son la misma cosa, porque su origen de clase es distinto.
Sergio Rodríguez Gelfenstein* / Especial para Con Nuestra
América
Desde Caracas,
Venezuela.
El expresidente Alvaro Uribe y el actual mandatario de Colombia, Juan Manuel Santos. |
En el mes de julio de
2010, el gobierno de Venezuela se vio obligado a romper relaciones con
Colombia, ante la última y peligrosa ofensiva política internacional de Álvaro
Uribe como presidente del hermano país. En los días posteriores fui varias
veces convocado a expresar mi opinión privada y públicamente en los medios de
comunicación, en los que una y otra vez se hacía sentir la incertidumbre
respecto del futuro, por lo que la pregunta siempre presente fue qué iba
ocurrir cuando Juan Manuel Santos asumiera la presidencia sólo unos días
después, el 7 de agosto de ese año
Invariablemente
respondí que en ese momento había que evitar el conflicto, que la acción de
Uribe apuntaba a la búsqueda de la confrontación, que la misma estaba
certificada en Washington y que todo iba a cambiar cuando el Presidente Santos
asumiera el control del país, por lo que era fundamental mantenerse en alerta, no caer en
provocaciones y esperar la citada fecha para la transmisión del mando.
Por suerte para ambos
pueblos, llegamos indemnes al 10 de agosto. El presidente Chávez viajó a Santa
Marta y se inició una nueva etapa en las relaciones entre los dos países.
Invariablemente también fui criticado por ciertos fundamentalistas que
cuestionaban mi posición, en torno a que Santos no era Uribe y por tanto, no
iba a haber continuidad en cuanto a la posición de santos respecto de su
relación con Venezuela.
Ha sido favorable que
ello ocurriera. Hoy, cuando desde la “oposición” Uribe arremete por igual
contra Chávez y Santos me han venido a la memoria aquellos difíciles días de
julio y agosto de 2010. Nadie es adivino, pero la teoría científica enseña
que siempre en política hay que hacer
análisis desde el punto de vista de los intereses de clase. Y, aunque ambos presidentes colombianos son
de derecha, aliados de Estados Unidos, vinculados a la represión contra el
movimiento obrero y campesino y cómplices de la invasión a Ecuador, no son la
misma cosa, porque su origen de clase es distinto.
Uribe es hijo de
latifundistas, que en defensa de sus intereses recurrió al narcotráfico y al
paramilitarismo, representa a una derecha fundamentalista, que pretende salvar
la civilización de sus males y que entiende al Estado sólo como un aparato que
permite, desde el poder, mantener sus objetivos, incluso pasando por encima de
la ley.
Santos, proviene de la
más rancia oligarquía bogotana (la más exitosa de América Latina desde la
Independencia), es pragmática y le interesa asaltar el Estado para maximizar
ganancias y mantener exitosamente el status quo. En medio de la profunda crisis
que afectaba a Colombia por la inexistencia de relaciones con Ecuador y
Venezuela, Santos fue elegido para resolver ese problema y devolver la
gobernabilidad que la irracionalidad uribista había llevado a Colombia.
Tiene mentalidad de
largo plazo, sabe que gobierna para una clase que pretende perpetuar el poder,
a la que Uribe podría llevar al precipicio, y, finalmente, en lo más profundo
de su ser, repudia a ese narcotraficante y paramilitar…aunque ambos sean de
derecha.
*El autor es diplomático venezolano y analista internacional.
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