sábado, 15 de mayo de 2021

Dios los cría y el diablo los junta

 Cuando los EE.UU se sumaron el 10 de diciembre de 1948 a la firma de la Declaración Universal de Derechos Humanos (adelante Declaración) , en la Asamblea General en su resolución 217 A (III), lo que no quedó en claro para el mundo fue que los derechos que firmaban iban a ser defendidos por EE.UU y aliados con sangre.

José Toledo Alcalde* / Para Con Nuestra América


Atónit@s quedamos a cada minuto al ver cómo a las muertes por pandemia se suman aquellas por causas de la violencia criminal y bélica en el mundo. Después de los hostigamientos sistemáticos y sistémicos de Israel contra el Pueblo Palestino y las reacciones de Hamás, Israel no ha cesado de atacar al pueblo palestino. El reporte del Ministerio de Salud en Gaza señala más de 103 palestin@s asesinad@s, dentro de los cuales 27 niñ@s, 11 mujeres y 580 herid@s y muchos más aún sin registrar. Lo inaudito y paradójico es ver como Israel, con el apoyo incondicional de Washington, atacan sin piedad Palestina aludiendo ser víctimas de ataques terroristas del mismo grupo que estos se encargaron de organizar en 1987 para destruir la Organización para la Liberación de Palestina OLP de Yasir Arafat.
 

 

Como recordarán, a la arbitraria propuesta del plan de paz, entre Israel y Palestina, del ex presidente Trump, se suma el respaldo del presidente Joe Biden quien manifiesta que Israel tiene “el derecho legítimo a defenderse”. Entiéndase, el mandatario norteamericano señaló que Israel tiene el legítimo derecho a asesinar contraviniendo todo principio de respeto a la vida. Cuando caen las bombas no discriminan, destruyen todo lo encuentran en camino y de eso sabe muy bien los EE.UU. 

 

Está demás exigir que los EE. UU respete la Declaración Universal de Derechos Humanos y todo principio del derecho fundamental de los pueblos. En medio de la más cruenta lucha sanitaria que afronta el mundo, con miles de miles de muertos, registrados y no registrados, el país con mayor cantidad de posibilidades de ayudar a menguar las carencias sanitarias en el planeta lo único que planea, como política de gobierno y estrategia global, es destruir para conquistar y conquistar para destruir. 

 

Cuando los EE.UU se sumaron el 10 de diciembre de 1948 a la firma de la Declaración Universal de Derechos Humanos (adelante Declaración) , en la Asamblea General en su resolución 217 A (III), lo que no quedó en claro para el mundo fue que los derechos que firmaban iban a ser defendidos por EE.UU y aliados con sangre. Vale decir, violando y asesinando los mismos derechos que firmaron defender. La razón de tal infamia es que los derechos de la Declaración sólo serán derechos reconocidos en la medida que los EE.UU y aliados los certifiquen caso contrario todo lo demás serán violaciones a los mismos. Lo inaudito es ver como la Declaración les facultó automáticamente derechos a mentir, atacar, eliminar y destruir y demás privilegios concedidos en la Carta de las Naciones Unidas como los derechos atribuidos al Consejo de Seguridad de intervenir y atacar pueblos cuando lo crean oportuno (art. 39 al 51).[1]

 

Mientras que al otro lado del mundo, Colombia, el país referente de los EE.UU en Latinoamérica, con mayores bases militares en la región,  pasa por uno de las peores crisis social, económica y política de los últimos años con el resultado manifestado en el levantamiento popular como reacción a las medidas arbitrarias del régimen de Iván Duque. 

 

Reportes de la ONU y del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) señalaron que en 2020 se produjeron 76 masacres con el saldo de 292 asesinad@s en Colombia. Entre estos asesinatos 23 fueron mujeres, seis niñas, 18 niños, siete integrantes de pueblos indígenas y 10 afrodescendientes.

 

De igual forma, al día 11 de mayo 2021 la Defensoría del Pueblo reportaba 42 muertos durante las protestas del paro nacional (16 días) y 168 personas desaparecidas. La ONG Temblores reporta 40 casos de victimas de “violencia homicida”, por parte de la fuerza pública, 1956 casos de violencia física, 28 agresiones oculares y 12 casos de violencia sexual. 

                  

¿Qué voces de los organismos internacionales OEA, CIDH, ONU se manifiestan con firmeza ante el genocidio contra el pueblo palestino y los crímenes de lesa humanidad en Colombia? ¿Dónde las voces democráticas y libertarias del extinto Grupo de Lima que, así como fue inflado así mismo lo desinflaron haciendo el ridículo en el mundo entero? ¿Dónde están l@s demócratas que no duermen pensando ver caer pueblos como Cuba y Venezuela?

 

Y como si a la jauría del diablo le faltarán integrantes, el escribidor Vargas Llosa convoca al cónclave neoliberal en Ecuador este 23 de mayo donde una de las estrellas será Keiko Fujimori. Vargas Llosa puntualizó la finalidad del evento: consolidar nuestras democracias mediante la defensa de la libertad, el Estado de Derecho, el respeto a la propiedad privada y la convivencia pacífica. Exactamente todo aquello que Perú Libre y el candidato a la presidencia Pedro Castillo dicen defender una vez gane las elecciones el próximo 6 de junio. Pero, ¡lamentablemente no fueron invitad@s!

 

Estas son las prioridades, mientras cayán la boca los organismos internacionales frente a los asesinatos en Gaza y Colombia, de Vargas Llosa y  Keiko Fujimori. Estas son las prioridades del banquero Guillermo Lasso, presidente del Ecuador, a quien no le tembló la mano para nombrar como Ministro de Economía y Finanzas a Simón Cueva ex representante del FMI en Bolivia y director del Banco Central del Ecuador. Y, por si fueren pocos los galardones, fue consultor del BID, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la OEA, la Comunidad Andina de Naciones (CAN) entre otros. 

 

En este tipo de confabulaciones desestabilizadoras, cónclaves neoliberales, contra todo principio de los derechos fundamentales y humanos, se planifican favorecer derechos de unos pocos y violar los de muchos. Los derechos no son valores estáticos ni universales, ese fue el cuento que nos vendieron; así como universal no debiera de ser la justicia, o justicias, por impartir sino delimitadas de acuerdo y conforme a cada situación. 

 

El dios y el diablo que cría y junta personajes como Vargas Llosa, Lasso y Fujimori son las mismas entidades, ambos se encuentran de rodillas ante el trono del supremo hacedor de todas las ignominias, Mammón, el dios “riqueza” y la mercancía como leal súbdita. El tablero de ajedrez no para nunca; la jugada del hegemón, después de Ecuador apunta al Perú y de allí a Chile y otros. No subestimen la jugada del Soberano que al final de cuentas….

 

¡Los pueblos tienen la palabra!


*Teólogo y activista de derechos humanos, de los pueblos y ambientales. Postgrado en Cultura de la Paz, Cohesión Social y Diálogo Intercultural y estudiante de maestría Derechos Humanos y Educación para la Paz.

 [1] Carta de la Naciones Unidas, Capítulo VII: Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión. https://www.un.org/es/about-us/un-charter/chapter-7

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