sábado, 8 de febrero de 2025

El fascismo: expresión ideológico-política del capitalismo

 En esta breve reflexión se utiliza el término fascismo para designar ese tipo de pensamiento geopolítico y de acción geoestratégica  -identificado y descrito ampliamente desde mediados del siglo XX hasta hoy-  con que los actores de los grupos de poder económico y político de la clase capitalista y subordinados desclasados  -social y políticamente- ejercieron diversos tipos de poder para dominar y hasta  hegemonizar a toda la sociedad en que actúan y agencian esos actores o sujetos, en el campo político, para lograr alcanzar sus fines y objetivos. 

Ernesto Wong Maestre / Para Con Nuestra América
Desde Caracas, Venezuela

Ante todo, son económicos, vinculados estrechamente a los objetivos militares, comerciales, financieros, comunicacionales e informativos, mediante estrategias y tácticas generales y operacionales públicas y encubiertas, tal y como la humanidad lo vivió o lo conoció en las décadas de los 30 y 40 en Alemania con el término de nazismo, en Italia de fascismo, en España de falangismo, en Japón de sintoísmo o en Israel de sionismo y en otros países donde sus fuerzas anticapitalistas, como fue en Indonesia pero en los 60, identificaron al fascismo con una de sus características más relevantes: anticomunismo y a sus ejecutores como anticomunistas. 
 
El legendario líder y comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro, estudió ampliamente la época de surgimiento del fascismo en el siglo XX y lo fue caracterizando en los diferentes discursos de su larga vida. “El fascismo  -precisó Fidel en un aniversario de la victoria contra el nazismo- surge en el mundo precisamente después de la Revolución de Octubre; el fascismo surge en el mundo como un instrumento contra el marxismo-leninismo. Fueron los países capitalistas y los países imperialistas los que crearon las condiciones para el surgimiento del fascismo en el mundo; y toda la campaña de los fascistas, desde que surgieron en Europa, se encaminaba hacia el anticomunismo, hacia el exterminio de los comunistas y hacia la destrucción de la Unión Soviética”(Castro,1972). 
 
La naturaleza de clase dominante y el eje ideológico capitalista del fascismo hacen de esta manifestación geopolítica una herramienta de los grupos terroristas para tratar de derrocar por la fuerza a gobiernos enfocados al socialismo y con rumbos comunitarios.  Por ello, los pueblos se van uniendo hoy –cada día más-  a las convocatorias antifascistas,  como la que se está viviendo en Venezuela liderada por el presidente Nicolás Maduro. Y lo hacen cada día con mayor conciencia por las experiencias y conocimientos recibidos en la última década ante los arteros ataques fascistas de grupúsculos de delincuentes mezclados con mercenarios financiados por el imperialismo que afectaron la seguridad ciudadana y la paz de las ciudades capitales en varios momentos de esos años. Hoy los pueblos de Nuestra América, con Venezuela y Cuba en la vanguardia antifascista, resisten y se crecen porque también conocen la historia criminal y genocida, génesis y desarrollo de los actuales procesos del fascismo internacional. 
 
Los campos de concentración de Auschwitz en la Polonia ocupada por los nazis en los años 40 del pasado siglo, de Buchenwald, Múnich-Allach y otros en la Alemania nazi o de Mauthausen-Gusen en Austria son evidentes expresiones criminales y genocidas del fascismo como lo son también los crímenes de guerra y masacres genocidas del imperio sintoísta japonés en China durante la ocupación del norte del país vecino en la que se destacaron por su carácter fascistoide las matanzas de Nankin durante 1937 y 1938 que cegaron la vida de ciento de miles de chinas y chinos.  
 
En todas esas expresiones fascistas es necesario identificar la base filosófica utilitarista o pragmática ligada con creencias religiosas con que se identifican y actúan las y los fascistas, nazistas, falangistas, sintoístas o anticomunistas en general pues ese sustento filosófico de reconocer solo lo útil como lo verdadero constituye la base de las concepciones o representaciones sociales que se comparten en las y los integrantes de los grupos de poder y de toda la clase capitalista con sus fuerzas subordinadas, para llevar a cabo sus proyectos políticos. Son conceptualizaciones que configuran la ideología burguesa predominante en esos espacios-población y ella como base de las doctrinas de cada uno de sus gobiernos, expandidas y significativas por todo el sistema político y hasta por el sistema educacional y universitario, tanto de las potencias imperiales como de los países de sus “periferias” donde se inician y desarrollan los procesos de condicionamiento cognitivo-afectivo, captación y coptación de futuros agentes orgánicos que diseñan las estrategias y ejecutan las tácticas discriminatorias, opresivas, excluyentes del otro o de la otra, de la confusión, del engaño, de la destrucción de símbolos de las clases oprimidas, del terrorismo, sabotajes antisociales y hasta del crimen masivo, magnicidio o asesinato de líderes relevantes de las comunidades enfocados a las transformaciones sociales. 
 
¿Quién no recuerda esas breves palabras del Comandante Hugo Chávez cuando recordó en el séptimo aniversario de la victoria del 13 de abril?: “Así lo habían decretado desde los círculos del fascismo, del terrorismo, de la contrarrevolución. Dios no quiso que así fuese, y utilizó como instrumento al pueblo venezolano, ustedes me salvaron la vida, los mártires de Puente Llaguno me salvaron la vida, y dieron su vida por mí...”(Chávez,2009). De eso se trata también la lucha antifascista. Proteger a los líderes es proteger y defender el proceso de emancipación ante todo tipo de manifestaciones fascistas públicas o encubiertas.  
 
Las expresiones prácticas y teóricas fascistas se han conocido en las historia de los últimos cien años, tanto a nivel del control de todo el Estado por ese tipo de fuerzas como a nivel de componentes gubernamentales o de grupos terroristas dirigidos por grupos políticos de mentalidad fascista. Al nivel estatal se mencionaron anteriormente esos países en que las fuerzas fascistas dominaron y agenciaron los sistemas que componen la formación socioeconómica de uno u otro de esos países pero con la derrota de esos gobiernos fascistas en la segunda guerra mundial y la permanencia compartida en el mundo, de las potencias imperialistas hegemonizadas por los gobiernos de Estados Unidos y los países enfocados al socialismo liderados por la Unión Soviética, las expresiones fascistas en las seis décadas finales del siglo XX se redujeron –salvo en el caso del gobierno dictatorial de Indonesia- a manifestaciones de poder de alguno que otro componente gubernamental o estatal en general, tal y como se debe reconocer lo ocurrido en los años cincuenta del marcarthismo estadounidense donde se intensificó la persecución anticomunista, los abusos y crímenes racistas del Ku Klux Klan o el asesinato de líderes simbólicos de la lucha antibélica o anticapitalista como fueron los casos de Martin Luther King  y de Malcolm X en la década de los sesenta. También puede identificarse como expresión fascista la ola de asesinatos en los años 30 ejecutados por la dictadura machadista en Cuba donde se le llamaba al dictador Gerardo Machado “el Mussolini del Caribe” aludiendo al gobernante fascista italiano. Años después, el dictador Fulgencio Batista hizo gala de los crímenes de más de veinte mil jóvenes opositores en solo seis años; también debe reconocerse expresión fascista a la invasión imperial y criminal en República Dominicana en 1965, la masacre de estudiantes y trabajadores en la plaza de Tlatelolco en México 1968 o la masacre de revolucionarios en Cantaura 1982 y los crímenes de Estado ocurridos  durante las protestas populares antineoliberales de 1989 en Venezuela o con la masacre de civiles llevada a cabo por el Comando Sur de EEUU en el Morrillo, Panamá 1989, por citar solo algunos de los cientos de actuaciones gubernamentales fascistoides en Nuestra América.             
 
De manera que el fascismo como corriente de pensamiento ultrarreaccionario se expresa en forma ideológica y también como doctrina para generar políticas, estrategias, tácticas y operaciones ultrarreaccionarias que definen a sus actores como fascistas. Sus formas de expresión en este siglo XXI son consecuencias de las interacciones prácticas, objetivas y subjetivas,  entre los intereses y objetivos de las fuerzas capitalistas con sus grupos subordinados y las fuerzas antifascistas en uno u otro país. Pero las formas de expresión fascistas se van configurando también en interacción comunicacional e informativa de sus actores a través de los medios de comunicación que se les subordinan o de las redes sociales mediante poderosas tecnologías de largo alcance y dominio,  donde engañan, desconfiguran las realidades no apetecibles, confunden para trastocar los significados de los símbolos populares y apoderarse de las voluntades de sectores sociales que después los involucran en sus operaciones hibridas de naturaleza fascistoide.
 
Las fuerzas fascistas en el siglo XXI –ante el declive de los imperios neocoloniales que las financiaban y continúan financiándolas y los avances de las fuerzas independentistas y soberanos del Sur Global, en cuanto a la democracia, el fortalecimiento del Estado y las mayores capacidades de gobernanza- intentan cada día más fortalecerse para lo cual se enmascaran o actúan desde las sombras y a través de esos terceros sobornados, chantajeados o amenazados. 
 
El fascismo se expresa también -para ganar respaldo popular y obtener mayores niveles de poder condicionado-  en las películas de acción o de aventuras y de amor con dramas donde las actitudes fascistas son justificadas con pragmatismo, en el tipo de música que acompañan las escenas fílmicas o los grandes eventos,  y hasta en las modas utilizando términos o mensajes subliminales, así como en los deportes de amplios escenarios, exaltando las grandes sumas de dinero que ganan los pocos deportistas exitosos sin contrastarlas con las necesidades insatisfechas de amplios sectores sociales, lo cual va configurando en los y las jóvenes la mentalidad fascista de la indiferencia, la intolerancia y el desamor por los otros o por las causas justas de los pueblos oprimidos por las potencias imperiales o por hacerles cambiar su régimen para conquistarlos, oprimirlos y saquearlos. 

 

 

CITAS

Castro, Fidel (1972). Discurso pronunciado en el acto central conmemorativo del XXX aniversario de la victoria sobre el fascismo, efectuado en el teatro "Lázaro Peña" de la CTC, La Habana, 8 de mayo de 1975.  Tomado de http://www.fidelcastro.cu/es/discursos/discurso-pronunciado-en-el-acto-central-conmemorativo-del-xxx-aniversario-de-la-victoria

Chávez, Hugo (2009). Intervención del Comandante Presidente Hugo Chávez en la conmemoración del VII aniversario del 13 de abril Día de la Gran Revolución de abril. Tomado de http://www.todochavezenlaweb.gob.ve/todochavez/1184-intervencion-del-comandante-presidente-hugo-chavez-en-la-conmemoracion-del-vii-aniversario-del-13-de-abril-dia-de-la-gran-revolucion-de-abril

 

(*) El autor es Politólogo (UH), Internacionalista (ISRI), Magister (FLACSO), Doctor en Seguridad de la Nación (UMBV) y profesor de las maestrías en Derecho Internacional Público (Universidad Bolivariana de Venezuela, UBV), en Política Exterior de Venezuela (IAEDPG) y en Filosofía de la Guerra (UMBV). Es co-fundador y Presidente de Planeación, Organización y Desarrollo de la Asociación Civil Tricontinental de las Relaciones Internacionales y la Solidaridad (TRISOL) y co-fundador Coordinador Nacional del Movimiento de Corresponsales Voluntarios del Pueblo (CVP). Es autor del libro “El Discurso del Líder Socialista: macroestructura y razón transformadora” editado por Monte Avila, Caracas.

 

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