Milei no tiene idea de lo que sucede a su alrededor, vive en una burbuja alimentada por los empresarios que lo colocaron y que, dado el estado de enajenación que padece, le han soltado la mano.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
En caída libre y sin un colchón que amortigüe la caída, Javier Milei se inmola día a día. No bien conocida su tremenda derrota en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre y su “reconocimiento”, si es que se le puede llamar así a su discurso forzado de ese mismo domingo, este lunes dio a conocer el Presupuesto 2026 con la misma consigna de presupuesto cero y sosteniendo el mayor ajuste en la historia de la humanidad.
Sin embargo, esta semana, una semana particular en la que se cumplieron 70 años del bombardeo de la Plaza de Mayo de 1955, dentro de un clima de desmemoria, tanto Diputados como Senadores, aprobaron los vetos a sus vetos. Pero además, hubo una concentración de cientos de miles de personas frente al Congreso y el energúmeno, visiblemente medicado para que no se le salga la cadena, sigue persistiendo en su porfiada obsesión de continuar en la misma línea.
Milei no tiene idea de lo que sucede a su alrededor, vive en una burbuja alimentada por los empresarios que lo colocaron y que, dado el estado de enajenación que padece, le han soltado la mano.
Acediado por los escándalos de las coimas de su hermana Karina y la corrupción imparable que demuestra por los cuatro costados, con la ayuda del imperio que nombra a un personaje ofensivo como Embajador de Estados Unidos en Argentina, el empresario de origen cubano Peter Lamelas, quien pretende viajar a cada una de las provincias argentinas, tratando de federalizar su gestión; no deja de ser otro recurso de ahogado que, el imperio agónico, intenta practicar en estas pampas chatas para salvar al único presidente que defiende su política en los foros internacionales, como será la reunión anual de Naciones Unidas, donde seguramente, como lo hizo anteriormente, se opondrá a la decisión de 197 países. Algo insólito que pone en riesgo a la población argentina sin ninguna necesidad.
En caída libre, mientras el dólar trepó a $ 1.515 y el riesgo país cercano a 1.500. Una escalada de valores que ha hecho que en tres días el Banco Central se desprendiera de 1.110 millones de dólares, valor que, en este día viernes 19 fue de 678 millones. Mientras Javier Milei, desencajado y visiblemente medicado, hoy en su conferencia en la Bolsa de Comercio de la provincia de Córdoba, donde realiza un acto de campaña rumbo a las elecciones de octubre, sigue cosechando rechazos.
Recordemos que la oposición necesitaba dos tercios de los votos para insistir con las leyes sancionadas y rechazar los vetos de Milei. La emergencia en pediatría fue aprobada con 181 votos afirmativos, 60 negativos y una abstención. Mientras que el financiamiento universitario fue aprobado con 174 votos afirmativos, 67 negativos y 2 abstenciones. En ambos casos se logró con una holgura pocas veces esperada.
Mientras que el Senado rechazó el veto del Presidente a la ley que establece la distribución automática de los Aportes del Tesoro Nacional ATN con 59 votos afirmativos y solo 9 negativos, cuya aprobación había sido de todos los bloques. Una verdadera cachetada en pleno rostro.
En su intento por recuperar terreno perdido, el gobierno distribuyó Aportes del Tesoro Nacional ATN por 12.500 millones de pesos a cuatro provincias: Misiones, $ 4.000 millones; Entre Ríos, $ 3.000 millones; Santa Fe, $ 3.000 millones y Chaco $ 2.500 millones. Unas migajas que no tuvieron el agradecimiento esperado.
Tampoco al cuerpo Legislativo le cabía otra actitud solidaria, debido a las cientos de miles de personas que marcharon en las calles exigiendo una intervención de los poderes públicos en oposición a la conducta del gobierno que va en contra de la República. Milei intenta desconocer la división de poderes propia de nuestra Constitución Nacional y erigirse en un dictador al servicio de los capitales externos e internos. Empresarios que confiaron en su personalidad díscola y enfermiza para hacer la tarea sucia que no pudo realizar Mauricio Macri en su momento y, porque desde luego, debía ser ejecutada dando muestras de una perversidad y crueldad nunca vistas.
Milei, convencido que es quien ha hecho el mayor ajuste de la historia universal, tampoco le importó castigar y burlarse de los más necesitados, fueran personas con discapacidad, jubilados, docentes o investigadores, como tampoco dejar la tendalada de desempleados como jamás ha tenido el país. Un verdadero destructor al servicio de los grandes capitales, con un libreto reiterado que repite cuantas veces se lo solicitan. Sin embargo, los grandes periódicos extranjeros no creen en absoluto sobre las bondades de su política económica, como el británico Financial Times, quien recordó que el Presidente arrancó su gestión con un fuerte respaldo, inflación baja y plan de ajuste con aceptación; pero en los últimos meses, la recuperación económica se frenó a lo que se sumaron escándalos por corrupción y la dura derrota electoral en la provincia de Buenos Aires. Cerrando, este combo genera nerviosismo entre los votantes y los mercados a poco más de un mes de las elecciones de medio término del 26 de octubre.
Mucho menos complaciente, el periodista Jorge Fontevechia, en su editorial 646, número que representa los días de gobierno de Milei, comparó la gestión con el film alemán La caída, de 2004, donde el dictador Adolf Hitler, protagonizado por Bruno Ganz, abrumado y desesperado por el ruido de los bombardeos rusos sobre su búnquer en Berlín, veía conspiradores por todos lados y se cerraba a quienes le advertían que ya estaba perdida la guerra. Fontevechia aludía que la misma cerrazón que padecía el dictador Hitler ante la amenaza de muerte que pesaba en ese momento, es la del Presidente Milei en estos días, quien con ínfulas de dictador, hace caso omiso a las críticas desde todos los ángulos, como las de los economistas afines; ello sin contar con los vetos del Congreso y, sobre todo, las manifestaciones populares en repudio a su gestión.
En caída libre y cerrado a las críticas que lo acorralan, sigue culpando a los demás de conspirar contra su maravilloso plan de gobierno, cuestión que defiende con su discurso anodino, como el brindado en la Bolsa de Comercio cordobesa, donde acudió para celebrar su campaña electoral rumbo a las elecciones de octubre. Acto cerrado y totalmente blindado, como en muchas ocasiones anteriores, comenzó criticando el discurso del peronista Juan Schiaretti quien lidera una alianza de cinco gobernadores de provincia, dos más de los que logró reunir Milei en estos días.
Desgastado, envejecido, sin los beneficios del maquillaje de la diputada Lilia Lemoine, en caída libre, nos deja en la mayor de las intemperies, como todos los viernes, dado que los fines de semana, lejos de ser tranquilos, revolucionan los mercados y cada lunes despertamos con otros valores y otro escenario, ninguno halagüeño.
La mayoría de los analistas y muchos periodistas de opinión ya dan por concluido el ciclo Milei. Lejos de conspirar, saben que se cae solo e, incluso desde el gobierno dejan trascender que va a desaparecer junto a su hermana sin dejar rastros. Seguramente va a radicarse a Florida, la tierra de Donald Trump, como los integrantes de su Gabinete, los que tienen sus cuentas en el exterior.
El resto de los argentinos, los de a pie que sólo vivimos el día a día, sabemos que vamos a tener que reconstruir las ruinas dejadas por el topo que vino a destruir el Estado y poner en pie la industria nacional, intentando volver a ser el país que antes fuimos.
Recuperar la dignidad nacional e intentar mejorar las condiciones de vida de los sufridos habitantes. Va a ser una tarea ciclópea, va a involucrar varias generaciones. Todo un desafío de inteligencia y esfuerzo. Algo que hemos realizado en otras ocasiones. Pero... como siempre advertimos, cada vez el pozo del que partimos es más profundo del que debemos arrancar. Porque octubre, aunque cercano y, ciertamente definitorio a nivel país, todavía le quedan dos años de gobierno a la actual gestión y, aunque debilitada, seguirá haciendo daño hasta el último momento. Entonces, debemos mostrarnos serenos y fuertes, con una cuota de energía extra para hacer frente a los desafíos que significa recuperar la Patria para los argentinos.
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