Fidel Castro Ruz (1926-2016) es uno de los más trascendentales personajes de la vida política latinoamericana y mundial durante la segunda mitad del siglo XX y de los inicios del siglo XXI. Fidel es sin duda una de las personalidades más impactantes de nuestra historia latinoamericana.
Adalberto Santana / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
Su fallecimiento coincide por los
azares de la historia con el aniversario de los 60 años de la histórica
expedición que él encabezó en el yate Granma, el cual partió del puerto
de Tuxpan, México, aquella madrugada
del 25 de noviembre de 1956 y que marcó el incio de la lucha insurgente contra
la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba. Coincidencia histórica que figura en
la biografía del principal protagonista y dirigente de la izquierda
latinoamericana. Fidel es sin duda el más universal de los dirigentes políticos
latinoamericanos. Su pensamiento seguirá vivo como sus palabras que han
trascendido a lo largo de la historia política latinoamericana e incluso
mundial.
Vale recordar entre otras ideas aquellas
que el joven Fidel Castro escribió en su
memorable alegato de defensa cuando fue llevado a juicio después del asalto al
cuartel Moncada del 26 de julio de 1953:
La primera condición de la
sinceridad y de la buena fe en un propósito, es hacer precisamente lo que nadie
hace, es decir, hablar con entera claridad y sin miedo. Los demagogos y
políticos de profesión, quieren obrar el
milagro de estar bien en todo y con todos, engañando necesariamente a todos en
todo. Los revolucionarios han de proclamar sus ideas valientemente, definir sus
principios y expresar sus intenciones para que nadie se engañe, ni amigos ni
enemigos.
Esta serie de ideas y de principios es lo que en gran medida normó la
conducta del comandante Fidel Castro a los largo de sus 90 años de vida.
Postura política que mostró sus principios revolucionarios y emancipadores que
lo acampañaron durante su incansable lucha. Vale recordar algunos de sus pensamientos
antimperialistas cuando afirmaba: “A mis compañeros de lucha, eterna gloria por
resistir y vencer al imperio, demostrando que un mundo mejor es posible”. Sin
duda pensamos que el comandante Fidel Castro
por todo lo anterior, es sin duda un
símbolo histórico y político de nuestra América. Tal como lo llegó a
mencionar su gran amigo Gabriel García Márquez, quien afirmaba sobre él:
Cuando habla con la gente de la
calle, la conversación recobra la expresividad y la franqueza cruda de los
afectos reales. Lo llaman: Fidel. Lo rodean sin riesgos, lo tutean, le discuten,
lo contradicen, le reclaman, con un canal de transmisión inmediata por donde
circula la verdad a borbotones. Es entonces que se descubre al ser humano
insólito, que el resplandor de su propia imagen no deja ver. Este es el Fidel
Castro que creo conocer: Un hombre de costumbres austeras e ilusiones
insaciable, con una educación formal a la antigua, de palabras cautelosas y
modales tenues e incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal.
El mismo gran novelista colombiano agregaba: “Lo he oído en sus
escasas horas de añoranza a la vida, evocar las cosas que hubiera podido hacer
de otro modo para ganarle más tiempo a la vida. Al verlo muy abrumado por el
peso de tantos destinos ajenos, le pregunté qué era lo que más quisiera hacer
en este mundo, y me contestó de inmediato: pararme en una esquina”.
Fidel sin duda quedará por siempre en la memoria de nuestros pueblos.
Su recuerdo seguirá vivo y sus palabras, escritos, discursos, ensayos, seguirán
siendo una guía de ética política. Fidel será siempre recordado como uno de los
grandes próceres latinoamericanos.
¡Viva Fidel!
¡Hasta siempre Comandante!
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