sábado, 9 de julio de 2022

Argentina: La tormenta que no fue

La reconstrucción del país impone alentar la esperanza de los millones de argentinos y argentinas que se levantan cada día deseosos de ver crecer felices a sus hijos en un maravilloso país, quinto en extensión y con infinidad de recursos de todo tipo.  

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Durante el discurso de la vicepresidenta, Cristina Fernández, en conmemoración del cuadragésimo aniversario de la muerte del General Perón, fundador del movimiento nacional justicialista, el ministro de economía, Martín Guzmán – a través de su cuenta de twiter, como se estila actualmente – presentó su renuncia de siete páginas, preanunciando una tormenta que se disipó en las primeras horas del domingo pasado.

Los medios hegemónicos, la derecha opositora y los operadores del mercado, ante la sorpresa, anticiparon una catástrofe que se fue diluyendo en el transcurso del fin de semana. Entre los consabidos delirios de estampida del dólar y paralización de los mercados – verso reiterado hasta el cansancio que siempre repiten –, anunciaban la renuncia del presidente Alberto Fernández.

 

El renunciante ministro, preciado discípulo del premio nobel, Joseph Stiglitz, no pudo contener el proceso inflacionario ni mejorar las condiciones de los trabajadores. Situación que había generado crítica de todos los sectores, propios y ajenos. 

 

Había asumido el 10 de diciembre de 2019 y acompañado a la gestión presidencial de Alberto Fernández, atravesando la pandemia, la recuperación posterior de la economía y el recrudecimiento de la inflación, cuando se desató la guerra de Ucrania, la que afectó los precios de los alimentos y de los combustibles. 

 

Martín Guzmán fue determinante en la renegociación del préstamo con el Fondo Monetario Internacional y de los bonistas privados, logrando una quita significativa en 2020, antes de que se declarara la pandemia. 

 

Aunque desde la vicepresidencia se le achacaba no haber generado una redistribución de los ingresos producidos por el crecimiento económico del año pasado, siendo que la pobreza llegó a niveles del 50%. Situación altamente injusta para las capas inferiores, contradiciendo lo que expresa reiteradamente el presidente: “primero los de abajo”. 

 

Semanas antes, el ministro de desarrollo productivo, Martín Kulfas había renunciado, poniendo en evidencia dificultades en el equipo económico, relacionadas con el control de precios de los alimentos que, en definitiva son los que más afectan a las grandes mayorías. 

A Kulfas se le acusaba de no exigir a la empresa Techint que realizara en el país la producción de los caños para el gasoducto Néstor Kirchner, un dato nada menor en la expansión productiva del sector siderúrgico.

 

De alguna manera, se había llegado a un punto de inflexión donde la marcha del gobierno podía determinar la continuidad del proyecto nacional para las elecciones de 2023, sepultando las esperanzas de millones de argentinos. Hecho que de ninguna manera permitirían el presidente y la vice, de modo que dejaron de lado diferencias circunstanciales y acordaron los cambios necesarios para garantizar el reacomodamiento del modelo.

 

Tampoco se puede desestimar el personalismo de cada uno de ellos que les ha impedido una comunicación fluida, pasando más de tres meses sin consultarse, siendo que mantienen responsabilidades conjuntas en el desarrollo del proyecto nacional, algo que los medios opositores han explotado al máximo, llegando a extremos insultantes, dignos de ser denunciados ante la justicia.

 

La nueva ministra de economía designada es Silvina Batakis, una economista que ya ejerció ese cargo en la provincia de Buenos Aires durante la gestión de Daniel Scioli, además de ser una militante de base que conoce las necesidades de la gente. 

 

De probada solvencia, ya dio sobradas respuestas sobre la política que va implementar en lo inmediato, una vez que complete la plantilla de funcionarios que la va a acompañar.

 

Con un conocimiento exhaustivo de las economías regionales y las posibilidades productivas, apuesta por desarrollar industrias que puedan generar nuevos empleos en cada una de las provincias, sobre todo en aquellas más rezagadas.

 

Su planteo inicial es la necesidad de que “el crecimiento de la economía del país empiece a impactar positivamente en el bolsillo de cada uno de los argentinos y las argentinas” . Anhelo éste perseguido por la mayoría de la población y requerimiento planteado por los dirigentes de las organizaciones obreras y sociales en forma unánime.

 

“Estamos convencidos de que el rumbo económico de Argentina es lograr el manejo fiscal de nuestras cuentas, aumentar las exportaciones y revalorizar nuestra moneda” , dijo al anticipar que seguirá el programa económico del Presidente.

 

El cambio de la conducción económica se realiza en un momento en que el país obtiene el reconocimiento de China de su solicitud de ingreso al bloque del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en el año en que se cumple el cincuentenario de las relaciones comerciales con el gigante asiático. De los cinco países integrantes del BRICS, tres de ellos, son los principales socios comerciales de Argentina. 

 

Un bloque que contiene el 40% de la población mundial y el 50% del PBI total, bloque representativo no sólo para Argentina, sino para toda la región representada por la CELAC, situación expuesta por el presidente Fernández en la reciente Cumbre de Los Ángeles. 

 

Un dato nada menor es que los BRICS apuntan a la creación de un Banco de Desarrollo que, junto a un acuerdo de Reservas de Continencias (ARC), sirvan como instrumentos para la estabilidad macroeconómica global orientada a la productividad para promover un nuevo orden mundial multipolar. 

 

Frente a los nubarrones que desplegó la guerra de Ucrania y sus inmediatas consecuencias, eliminar las tormentas locales que siempre alientan la tragedia, es una tarea permanente. 

 

La reconstrucción del país impone alentar la esperanza de los millones de argentinos y argentinas que se levantan cada día deseosos de ver crecer felices a sus hijos en un maravilloso país, quinto en extensión y con infinidad de recursos de todo tipo.  

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