sábado, 2 de diciembre de 2023

Gaza: la batalla de las mujeres por la supervivencia

Frente a esta tragedia humanitaria, solo queda exigir un cese inmediato, definitivo y sin condiciones de los bombardeos.

Consuelo Ahumada / Para Con Nuestra América

En el marco de las tareas conmemorativas del día internacional por la erradicación de la violencia contra la mujer el 25 de noviembre, la denuncia debe necesariamente centrarse en la terrible situación de Gaza.
 
Hasta el momento, la brutal embestida del ejército israelí ha acabado con la vida de 15.000 personas, sin contar a quienes se encuentran todavía entre los escombros. Se calcula que un 74 % de las víctimas son mujeres, niños, niñas, ancianos y ancianas. Ha habido también muchas mujeres entre los 66 periodistas, 108 funcionarios de las agencias de la ONU y 205 miembros del personal de salud asesinados.
 
Casi el 80 % de la población, 1,7 millones de personas, han sido desplazadas. La gran mayoría no cuenta con alimentos ni recursos de supervivencia. “Es una catástrofe para todas las personas, pero en especial para las mujeres embarazadas", señala Khammash, director de la organización humanitaria Juzoor, del norte de Gaza.
 
Veamos por qué. El 72 % de los habitantes de la Franja son familias refugiadas durante décadas, después del despojo de su territorio por Israel. La densidad poblacional allí es muy alta: más de 5.000 habitantes por km2. En 2010, la tasa de fecundidad era de 5,1 niños por mujer.
 
Históricamente, las autoridades palestinas han asociado la fertilidad a un asunto político de resistencia y supervivencia, en particular en tiempos de Intifadas. Resistencia a la larga dominación colonial y a la campaña de “limpieza étnica” y de exterminio de su población. Tener más hijos ha sido un esfuerzo adicional para la liberación nacional.
 
Sin embargo, durante los últimos años se han promovido también algunos mecanismos de contracepción, por parte de las autoridades y de distintas agencias de la ONU que operan en el terreno. Debido a la difícil situación económica, social y humanitaria, las parejas jóvenes han intentado reducir su descendencia. Además, porque muchas mujeres estudian en las universidades, ahora bombardeadas. Allí también se familiarizan con la causa feminista.
 
Sin embargo, el peso creciente que han tomado las tendencias más radicales del islam y la prevalencia de su cultura patriarcal hacen que las mujeres enfrenten enormes dificultades para acceder a métodos anticonceptivos y al aborto. 
 
En medio de la gravísima crisis humanitaria que se vive, la atención de la salud sexual y reproductiva desapareció y el impacto sobre la población materno-infantil ha sido nefasto. Sin duda es el punto más crítico en esta tragedia: En Gaza,1 de cada 4 personas son mujeres y niñas en edad reproductiva (572.000). Hay 73.000 embarazadas, de las cuales 8.120 darán a luz en 30 días, lo que representa más de 160 partos diarios. Alrededor de 840 pueden experimentar complicaciones en el proceso.
 
 Como lo han venido denunciando los organismos de la ONU y las ONG que operan allí, los hospitales están colapsados y ahora muchos cerrados. Israel los convirtió en campo de guerra y cortó el agua, combustible, electricidad, suministros básicos y medicamentos. En algunos se apilaron los cadáveres. Muchas mujeres han debido someterse a cesáreas y otros procedimientos sin anestesia.
 
Ante las dificultades extremas para acceder a los hospitales, muchas de ellas sobreviven en refugios, también bombardeados, donde no hay suficiente comida, agua potable, ni mucho menos acceso a servicios médicos, como lo señala la declaración conjunta emitida por las agencias de la ONU el pasado 21 de octubre.
 
En ellos las mujeres y sus bebés corren el riesgo de contraer enfermedades respiratorias. Las condiciones de higiene son pésimas y las personas están hacinadas, por lo que las enfermedades se propagan.
 
Los relatos recogidos y difundidos por algunos medios son espeluznantes. Deben compartir inodoro y ducha con cientos o miles de personas. "Una mujer que dio a luz hace siete meses dijo que su suministro de leche se había agotado porque no bebía suficiente agua y por el estrés y la tensión de trasladarse de un refugio a otro".
 
 Por su parte, Oxfam Intermón denuncia que "los recién nacidos de hasta tres meses mueren de diarrea, hipotermia, deshidratación e infecciones, debido a la falta de asistencia médica para las madres"…"Es desgarrador ver cómo llegan al mundo recién nacidos con tan pocas posibilidades de sobrevivir debido a las terribles condiciones". Las personas vulnerables corren mucho riesgo y los niños están falleciendo a un ritmo alarmante.
 
Según Juzoor, los nacimientos prematuros han aumentado entre un 25 % y un 30 %, “las mujeres embarazadas, afectadas por traumas y estrés, se enfrentan a un sinfín de problemas, como tener que recorrer largas distancias a pie en busca de condiciones seguras, huir de las bombas” o hacinarse en refugios.
 
Asimismo, se han más que duplicado los casos de desprendimiento de placenta, una grave complicación durante el parto que puede poner en peligro la vida de la madre y del bebé. Ya desde antes de esta escalada de violencia, Gaza presentaba una de las tasas de mortalidad neonatal más altas del mundo. La imagen reciente de los neonatos sacados de la incubadora en el hospital Al-Shifa y puestos en el quirófano esperando la muerte es desgarradora.
 
Cuando esto se escribe, se ha acordado extender por unos días más la pausa entre Israel y Hamas para intercambio de rehenes y prisioneros. Aunque se ha cumplido con lo establecido, el ingreso de ayuda humanitaria desde Egipto ha sido muy reducido. Netanyahu insiste en que la guerra terminará solo con la destrucción de Hamas, lo que implica continuar con el genocidio consentido del pueblo palestino.
 
Pero la resistencia seguirá. Como escribió la poeta palestina-canadiense, Rafeef Ziadah “Soy una mujer árabe de color y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira. Así que déjame decirte que esta mujer que hay dentro de mí solo te traerá tu próxima rebelde”. 
 
Frente a esta tragedia humanitaria, solo queda exigir un cese inmediato, definitivo y sin condiciones de los bombardeos. 

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