sábado, 6 de abril de 2024

Encantada, Martín Almada

 El hombre que descubrió la Operación Cóndor, la mega operación liderada por Estados Unidos para crear dictaduras y terror en América Latina, partió el pasado sábado 30 de marzo. Intelectual, abogado y activista de los derechos humanos, Almada luchó contra la dictadura de Stroessner en Paraguay y en 2002 ganó el Premio Nobel Alternativo por su batalla por la memoria y la justicia. 

Elaine Tavares / Para Con Nuestra América
Desde Brasil

Cuando Stroessner golpeó Paraguay introduciendo la dictadura, Martin era un simple profesor que solo quería mejorar el sistema salarial. Creía que ser maestro era tener un sacerdocio, para seguir el ejemplo de Jesús. "Pero los maestros siguieron a un Jesús manso y descubrí, con Paulo Freire, que hay un Jesús revolucionario, y yo lo seguí. Y fue por su lucha que terminó atrapado en el sótano de la dictadura. Fue encarcelado de 1975 a 1978, sufriendo horribles torturas, cuyos audios fueron pasados por la milicia a su esposa, Celestina, quien terminó muriendo como resultado de estas torturas psicológicas. Una herida abierta en el pecho, nunca olvidada ni perdonada. En 1978, después de una larga huelga de hambre, fue liberado y exiliado en Panamá, luego a Francia. Dedicó su vida a exponer los crímenes de la dictadura.
 
Cuando regresó a Paraguay tras la caída del dictador comenzó a denunciar a todo el régimen. Recordó que las dictaduras latinoamericanas fueron responsables de la muerte de más de 300.000 personas, de las cuales más del 50% son líderes sindicales. Los otros eran maestros y estudiantes, es decir, fue una conspiración contra la sociedad del conocimiento, contra los trabajadores.
 
A pesar de todo el dolor experimentado en la tortura, la pérdida de su esposa y el drama de un régimen de fuerza, Martin nunca perdió la ternura. Sus gentiles ojos miraban el mundo con profundo amor, siempre dispuestos a ver lo que nadie más veía. Así encontró los archivos de la Operación Cóndor, en 1992, en la ciudad de Lambaré, cerca de la capital. "En mis paseos en busca de memoria encontré a una abuela que habló de su nieto que había sido torturado y asesinado, una historia muy triste. Así que me mostró una casa y me dijo: allí, en esa casa, los argentinos, uruguayos, paraguayos y brasileños lloraban toda la noche. Hasta entonces, los gritos de dolor me persiguen. No entres ahí". Él mismo, sorprendido por sus propios gritos y por sus compañeros de tortura, no dudó ni un segundo. Entró en la casa y había más de tres toneladas de documentos de la Operación Cóndor. Hoy, allí, trabaja la Fundación Celestina Pérez de Almada (nombre de la esposa que murió por tortura psicológica) y los gritos que escapan de la casa piden justicia.
 
Ahora este encantador hombre con una dulce sonrisa y ojos llenos de ternura ha terminado su viaje. Que tu lucha sea seguida por los Paraguayos de este tiempo para que América Latina nunca tenga que experimentar un período de tanto dolor. Martin Almada vive para siempre. Bienvenido a la casa de la belleza

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