sábado, 6 de abril de 2024

Un libro nuevo, y oportuno

 El aporte mayor de “La Dialéctica de la Ecología” bien puede ir más allá del razonar que propone. Incluye, sobre todo, una incitación que ofrece al desarrollo de una cultura de la naturaleza que facilite pasar de la resistencia al despojo de nuestras posibilidades de desarrollo a través del mejoramiento humano para el ejercicio de la virtud en la lucha por el equilibrio del mundo.

Guillermo Castro H. / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de Panamá

“Es el tormento humano que para ver bien se necesita ser sabio, y olvidar que se lo es.  La posesión de la verdad no es más que la lucha entre las revelaciones impuestas de los hombres.  Unos sucumben y son meras voces de otro espíritu.  Otros triunfan, y añaden nueva voz a la de la naturaleza.”

José Martí, 1882[1]



El 1 de abril pasado entró en circulación La Dialéctica de la Ecología, un nuevo libro del ambientalista norteamericano John Bellamy Foster.[2] No es necesario resaltar aquí la destacada presencia de Foster en el debate ambiental contemporáneo. Basta con recordar el aporte a dicho debate en los países hispanoamericanos que significó la traducción al español de su libro La Ecología de Marx, veinte años atrás.[3]

 

En aquel libro, dice el autor en el Prefacio de su obra nueva, “buscaba recuperar la crítica ecológica materialista de Marx, incluyendo su hoy famosa teoría sobre la brecha metabólica.” Una labor continua de investigación y discusión le ha permitido ahora “reflejar de una manera más sistemática las implicaciones de la dialéctica de la naturaleza para el desarrollo de la ecología socialista y su relevancia para nuestro tiempo”. Al respecto, añade, 

 

Para la tradición materialista histórica clásica, representada por el trabajo de Marx y Engels, la comprensión humana del mundo que nos rodea es un producto de la dialéctica de la naturaleza y la sociedad, esto es, de las intersecciones entre estos dos ámbitos internamente heterogéneos y siempre cambiantes. La sociedad misma debe ser entendida aquí como una forma emergente de naturaleza con sus propias leyes, que sin embargo depende a fin de cuentas del “metabolismo universal de la naturaleza”, de la cual forma parte. Para Marx, es a través del trabajo y la producción, esto es, mediante nuestro “metabolismo social” con la naturaleza”, que llegamos a entender “la esencia humana de la naturaleza” y la “esencia natural del hombre”, y somos además capaces de inferir relaciones y procesos que se extienden más allá de la experiencia humana.

 

Al respecto, para Foster – como en su momento para Rosa Luxemburgo[4] -, “el método de la dialéctica materialista es el mayor legado de Marx y Engels hoy, cuando confrontamos la emergencia planetaria del siglo XXI.” Y agrega que aplicar “esta amplia crítica dialéctica” a nuestro tiempo

 

Demanda que tomemos en serio el problema del decrecimiento planificado, junto al de la civilización ecológica. La crítica dialéctica de nuestro mundo alienado adquiere un significado práctico como una praxis transformadora únicamente a través de las luchas concretas que son llevadas a cabo en relación con condiciones históricas siempre cambiantes. El hecho mismo de que el futuro no está determinado señala la necesidad del ejercicio de la libertad.

 

Con relación a este ejercicio, dice Foster que su libro apunta “a integrar de las críticas ecológica y de la economía política con las condiciones de la lucha global concebida en los términos más amplios.” El entorno de esa lucha está definido por el Antropoceno, en el cual “el mundo alienado del capitalismo se ha tornado mortífero a escala planetaria”, debido en última instancia a que “la lógica extrema del sistema de acumulación está acelerando la emergencia planetaria al ofrecer la financiarización de la naturaleza como la solución final.” Al propio tiempo, y por contraste, la oposición a esa lógica del sistema de acumulación se expresa en

 

dos proyectos socialistas plenos de contradicciones y esperanzas: la lucha por crear una civilización ecológica, que emana en particular de China, y la estrategia de decrecimiento planificado en las economías ricas, asociada con el desarrollo humano sostenible en todo el mundo. A fin de cuentas, estas aproximaciones deberán converger para tener éxito, generando una sociedad una sociedad de equidad sustantiva y sustentabilidad ecológica a escala planetaria. Esto, sin embargo, dependerá de que emerja un proletariado ambiental global animado por una ecología dialéctica y opuesto al imperialismo, el extractivismo y la explotación clasista (y de otros tipos), que represente una nueva era comunitaria de la Tierra.

 

El aporte mayor de La Dialéctica de la Ecología bien puede ir más allá del razonar que propone. Incluye, sobre todo, una incitación que ofrece al desarrollo de una cultura de la naturaleza que facilite pasar de la resistencia al despojo de nuestras posibilidades de desarrollo a través del mejoramiento humano para el ejercicio de la virtud en la lucha por el equilibrio del mundo. Tal ha de ser el camino que nos lleve a desplegar nuestras mejores capacidades para comprender y ejercer la dialéctica de la naturaleza y la sociedad, entendiendo a nuestras modalidades de organización y cooperación como expresiones de aquella “forma emergente de naturaleza con sus propias leyes”, cuya existencia y futuro dependen del metabolismo universal de la naturaleza de la que hacemos parte.

 

Alto Boquete, Panamá, 5 de abril de 2024

 



[1] “Emerson”. La Opinión Nacional, Caracas, 19 de mayo de 1882. Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. XIII, 23.

[2] The Dialectics of Ecology. Socialism and nature. Monthly Review Press, New York, 2024. Fragmentos traducidos por Guillermo Castro H. para Con Nuestra América.

[3] El Viejo Topo, Madrid, 2004. La versión original, en inglés, fue publicada por The Monthly Review Press, New York, en el año 2000.

[4] 1903: “Estancamiento y progreso del marxismo”, donde plantea que “Marx, en su creación científica, nos ha sacado distancia como partido de luchadores. No es cierto que Marx ya no satisface nuestras necesidades. Por el contrario, nuestras necesidades todavía no se adecúan a la utilización de las ideas de Marx.”

https://www.marxistsfr.org/espanol/luxem/03Estancamientoyprogresodelmarxismo_0.pdf

 

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