Cegado por su ambiciosa y fanática personalidad que impide el diálogo y la disidencia, Javier Milei persiste en su cerrada cosmovisión, dócil a los poderosos – los mínimos y exclusivos – e inflexible con los débiles, la mayoría desprotegida.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
Este martes 2 de abril, se realizó el acto en el cenotafio de la Plaza San Martín de Retiro, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en conmemoración del Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas; en el mismo estuvieron presentes como anfitrión, Jorge Macri, el presidente Javier Milei, la vice presidenta, Victoria Villarruel, miembros del Gabinete y de las FFAA, como también veteranos de Malvinas.
El Jefe de Gobierno porteño abrió el acto manifestando: “Malvinas es mucho más que un símbolo; éste es mucho más que otro aniversario. Es una jornada de reflexión y de sentido homenaje a los caídos, y también sobrevivientes de una guerra tan dolorosa como incomprensible.” Continuando,… “Cuenten con nosotros para mantener vivo el irrenunciable reclamo por la soberanía, Georgia del Sur, Sándwich del Sur y sus espacios marítimos circundantes, convencidos de que el diálogo y la concordia son el camino de la libertad y la paz entre las naciones y pueblos civilizados. Nunca más la barbarie de la guerra y la violencia”.
Debe destacarse que, tomando distancia del presidente Javier Milei, de la vice Victoria Villarruel y de los ministros Patricia Bullrich y Luis Petri, Jorge Macri prometió: “avanzar en el ordenamiento y la actualización del padrón de veteranos nacidos y radicados en la Ciudad para brindarles el apoyo y el reconocimiento que se merecen. Porque también esta Ciudad tiene una deuda con ustedes”. Continuando: “Malvinas duele aún hoy en el recuerdo de los caídos en combate, de los que murieron en el mar, de los que nunca regresaron a su hogar ni a sus familias o, si tuvieron la suerte de hacerlo, ya no fueron los mismos al volver. Muchos se enfermaron, incluso murieron en el anonimato, con esa ingrata sensación de frustración y fracaso que no merecían”.
Además, destacó: “Creo que hemos logrado, como Nación, ponerlos en el lugar de héroes y saldar en parte nuestra deuda histórica para con ellos. El gobierno militar los usó como herramienta política de su relato triunfalista. Y, cuando el resultado de la guerra no fue el que nos había hecho creer, los trajeron escondidos, en la oscuridad cómplice de la madrugada. De hecho, se bajaron de los aviones e iban en colectivos que, ellos mismos describen, tenían las ventanas tapadas con diarios, como si no hubiera que mostrarlos. No nos va a alcanzar el tiempo para pedir disculpas a los que se fueron como héroes y volvieron escondidos en la madrugada”.[1]
Sin ánimo de elogios ni alabanzas, Jorge Macri se plantó frente a cuatro autoridades nacionales que eligieron la fecha y el espacio para llevar agua a su molino, cuando no, poner en evidencia sus contradicciones sobre la idea de soberanía, sumisión a los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, entre los que se encuentra el Reino Unido y el rol de las Fuerzas Armadas. De estas cuatro autoridades, solo Javier Milei se expresó en un discurso leído, mientras que Villarruel lo acompañó a dejar una corona de flores al presidente y dio declaraciones al periodismo, lo mismo que Luis Petri. Patricia Bullrich llegó tarde al acto, pero es bien conocida su postura sobre la utilización de las FF.AA., sobre todo, luego de los problemas con el narcotráfico sucedidos en Rosario.
Fiel a su estilo provocador, Javier Milei, manifestó: “Hoy estamos aquí reunidos a 42 años del inicio de la guerra de Malvinas para conmemorar y rendir homenaje a nuestros Héroes a los Caídos en combates y a sus familias, el menor el mejor homenaje a los que dieron la vida por nuestro país es defender el reclamo inclaudicable por la soberanía Argentina sobre las Malvinas, Georgia del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes pero un reclamo real y sincero no meras palabras en los foros internacionales con nulo impacto en la realidad y que solo le sirven al político de turno para impostar un falso amor por el país. Nos hemos cansado de escuchar a lo largo de las últimas décadas, políticos que se golpean el pecho defendiendo nuestro justo reclamo por las Islas sin que tenga un solo resultado para nosotros para mostrar después de todos estos años.
Para que los reclamos soberanos sean escuchados y respetados, es condición necesaria primero que el país y su dirigencia sea respetada ya que nadie tomaría en serio el reclamo de defolteadores seriales corruptos o dirigentes políticos que más que una visión de país lo que defienden es un modelo de negocios para que una Nación soberana sea respetada en el concierto de las Naciones hay dos condiciones esenciales que deben darse. Esa Nación debe ser protagonista del comercio internacional y también debe contar con Fuerzas Armadas capaces de defender su territorio frente a cualquiera que intente invadirlo. Nadie escucha ni respeta a un país que solo produce pobreza y cuyos políticos desprecian a su propias Fuerzas. Argentina producto de la diligencia política en las últimas décadas no ha cumplido con ninguna de las dos condiciones que acaba de señalar.”
Vamos a detenernos acá, porque éste es el texto extraído del sitio oficial Casa Rosada presidencia, con la ausencia de signos ortográficos que lo hagan comprensible. Cuestión que sería lo de menos, dada la gravedad de su contenido.
El presidente Javier Milei no menciona en ningún momento a Gran Bretaña, país con el que mantuvimos el conflicto, cuando gobernaba Margaret Thatcher, a quien ha rendido públicamente su devoción.
La “dama de hierro”, como se la conocía en esos tiempos, ordenó el artero ataque al ARA General Belgrano, hundiéndolo y matando centenares de marinos argentinos en la zona de exclusión. Hace dos años, al cumplirse 4 décadas del conflicto, escribíamos en esta misma columna: “Según el sitio Veteranos del Ministerio de Defensa de la Nación, murieron 684 soldados, la mayor parte de la Armada, 391, entre los que se incluyen los del buque ARA Belgrano.”
Ningún argentino de ley y en su sano juicio, habría confesado su amor al entonces líder enemigo. Enemigo usurpador fiel a su tradición pirata, que invadió las islas en 1833. Mucho menos en giras proselitistas en que se ganaba el favor de la gente diciendo esas y otras tantas barbaridades; barbaridades que en boca del actual presidente, significan una traición a la dignidad e intereses de los argentinos y una afrenta y desprecio a los veteranos, algunos presentes en el homenaje que se revolvían de bronca en la reunión.
Sabemos también, que JM se reunió furtivamente en Davos con el Canciller británico David Cameron y un mes después éste visitó las islas. Una muestra de hipocresía aberrante dado que él, es la máxima autoridad nacional.
Siguiendo con su discurso: “Fuerzas Armadas capaces de defender su territorio frente a cualquiera que intente invadirlo.” Vuelvo, Inglaterra no es cualquiera, mucho menos la OTAN de la que es miembro ni tampoco EE.UU., el amo imperial occidental. Es más, hoy jueves, 4 de abril, se ha reunido con la Comandante del Hemisferio Sur; Generala Laura Richardson en la Base naval de Ushuaia para tratar sobre las bases chinas y, como también sabemos, ha entregado la custodia de la Cuenca del Plata a los norteamericanos. ¿De qué estamos hablando entonces? ¿Qué entiende por soberanía Javier Milei? Cualquier argentino bien nacido sabe defender la soberanía. Tiene metido en los huesos su identidad y pertenencia al país.
Seguimos con el discurso: “Nadie respeta a un país que solo produce pobreza y cuyos políticos desprecian su propias Fuerzas.” ¿Cuánta pobreza produjo este gobierno en tan solo tres meses? Ha batido el récord en los cuarenta años de democracia.
Seguimos: “Somos, después de décadas, el primer gobierno que se hace cargo de esta situación y que tiene un rumbo claro para hacer un país realmente próspero y soberano. No hay que irse muy lejos no inventar nada nuevo. Hubo una generación de dirigentes en nuestro país que hoy recordamos como la generación del 80, que consolidó nuestra soberanía territorial y nos marcó el rumbo para cumplir tamaña tarea. De esa generación, la principal aspiración para nuestro reclamo de soberanía es el gran General Julio Argentino Roca, el padre de la Argentina moderna.
Volvemos a la remanida defensa del orden conservador que eliminó a los pueblos originarios y entregó las tierras a la Sociedad Rural Argentina que, previamente había comprado los fusiles Remington y los cañones Krupp – los que pueden verse en el Museo de Armas Teniente Gral. Pablo Riccheri, fundado por este mismo General y Julio A. Roca en 1904, sito en el subsuelo del Palacio Paz, frente a la Plaza San Martín donde se realizó el acto.
Si JM lo hubiera visitado, tal vez no habría cambiado el nombre del Salón de los Pueblos Originarios por Héroes de Malvinas de la Casa Rosada como hizo Karina Milei. Pero bueno, hay que ganar protagonismo en la batalla cultural en que están empeñados, aunque es difícil entender si es volver al futuro o al pasado.
El resto del discurso es la misma cháchara de siempre: “Justamente en materia económica, los presidentes de la llamada generación del 80 no hicieron otra cosa que los que nosotros proponemos hoy en día: un Estado restringido a sus funciones esenciales y libertad para producir, trabajar, comerciar y circular gracias a ellos, Argentina se pobló, hubo orden, progreso y oportunidad a lo largo y ancho de la patria. De ser una tierra de bárbaros, pasamos a ¿hacer?, (ser debería decir; pero bue… no pidamos tanto) una tierra de oportunidades para millones de inmigrantes que llegaron para forjar su propio destino. Todas las reformas que impulsamos hoy son para que los argentinos volvamos a ser libres y de esta libertad surja una Nación fuerte y próspera con poder real para reclamar por su soberanía y ser respetada por otras naciones.
Pero como demostró el presidente Roca, la economía por sí sola no alcanza. No hay soberanía, no hay respeto internacional por nuestros intereses, si la dirigencia política hace hasta lo imposible para ensuciar el nombre de nuestras Fuerzas Armadas. En los años en que se consolidó nuestra soberanía las Fuerzas Armadas eran valoradas por el conjunto de la dirigencia y por la sociedad.”[2]
Bla bla bla, para terminar con el gritito insólito y ridículo para el momento y el auditorio: ¡Viva la libertad, Carajo! ¡Viva la libertad, Carajo! ¡Viva la libertad, Carajo!
¿Volvemos al Estado Gendarme de fines del siglo XIX? Desde luego, pero adaptado al capitalismo global, volátil y financiero que responde al concepto de ¡Viva la libertad, Carajo!
Aunque cada uno de los que lo acompañaron en el acto tengan sus propias definiciones sobre el futuro rol de las FF.AA. y los alienten alianzas y negocios diversos en la recuperación del Ejército según el modelo centenario de el “Zorro” General tucumano, añorado por Milei. Victoria hace lo suyo por revindicar a su padre, Bullrich porque añora volver a reprimir y Petri, porque quiere dar rienda suelta al odio acumulado y acumular poder frente a otros mendocinos, como el propio gobernador Alfredo Cornejo, aliado al presidente.
Cegado por su ambiciosa y fanática personalidad que impide el diálogo y la disidencia, JM persiste en su cerrada cosmovisión, dócil a los poderosos – los mínimos y exclusivos – e inflexible con los débiles, la mayoría desprotegida. Para los primeros, mano de lana y para los segundos, mano de plomo o plomo de las armas de las fuerzas de seguridad, que viene a ser lo mismo.
En este contexto de fortalecimiento de las FF.AA., JM decidió viajar a Ushuaia por entender que era el lugar propicio para la reunión que no había podido ser en la Casa Rosada. En esa primera reunión, en la que estuvieron Los ministros Posse y Petri, el gobierno confirmó la firma de un acuerdo para la compra de 24 aeronaves de guerra a Dinamarca, aliada a la OTAN, esto es EE.UU., acuerdo acordado por el embajador Marc Stanley y, en contrapartida, el quiebre de un acuerdo anterior para comprar el mismo armamento a China. De allí la urgencia para conformar a la Generala Richardson.
Seguro de sus acciones como si no respondiera a nadie ni hubiera sido elegidos democráticamente, con el país librado a su suerte o desgracia, se ha deshecho de la epidemia de dengue que afecta a niños y jóvenes, a los desocupados estatales y los paros de convocados por ATE y la CGT y, más convencido que nunca se ha manifestado a un periodista de la cadena Bloomberg que todos los males del país se deben a la política, a la construcción del sistema político argentino, echando la culpa a todos los que se le oponen a sus movimientos.
Es más, se jactó de ser el único mandatario que ha hecho el mayor ajuste fiscal en la historia de la humanidad, 12 puntos del PBI en tres meses y que sigue vigente su objetivo de eliminar el Banco Central.
Luego continuó alardeando que, si mañana mismo se realizaran elecciones, ganaría por más de un 50% porque sigue teniendo un elevado índice de popularidad.
Volvió a dar su apoyo incondicional al pueblo de Israel y culpó a Hamás de todo lo causado en la franja de Gaza, a contrapelo del concierto de naciones que se oponen a esta calamidad humanitaria.
Puede decir todas las barbaridades dentro de su megalomanía mediática y delirante; pero no puede jugar con fuego. Admirador del menemato y sus devastaciones privatizadoras y relaciones más que carnales con el imperio del Norte, sabe que en los noventa hubo atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel que costaron cientos de vidas y a décadas de ocurridos, siguen sin resolver, como muchos de los descalabros menemistas.
JM camina por la cornisa diariamente con una granada en cada mano. Lo hace por su exacerbado egocentrismo mesiánico. Nada le importa, sólo su obcecada obsesión, obsesión que puede mandarlo de un tirón al Carajo que tanto declama.
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