El Desayuno Nacional de Oración es una reunión anual de líderes religiosos y políticos que se efectúa en Washington, desde hace 70 años. El presidente Dwight Eisenhower asistió al primer desayuno de oración presidencial en 1953. Todos los presidentes estadunidenses en ejercicio han asistido al evento al menos una vez durante su mandato.
Es un acontecimiento privado y elitista, patrocinado por una organización de derecha religiosa conocida como The Family, con un comité bipartidista que actúa como anfitrión honorario. Oficialmente, “el propósito del Desayuno Nacional de Oración es reunir a personas de todo el mundo para orar por los líderes y andar con ellos en el camino que Jesús marca”.
En México, de la mano de Claudia Iriarte, se han realizado tres desayunos nacionales de oración. Iriarte es la responsable de la sección México del desayuno. Han asistido empresarios, artistas, servidores públicos, parlamentarios y ministros de culto. La mayoría de los asistentes son de corte conservador, como el ultraderechista Eduardo Verástegui.
También asisten miembros del Opus Dei y sacerdotes legionarios de Cristo, integrantes del Yunque y personajes como Margarita Zavala y Liébano Sáenz.
En este primer trimestre, se presentó al desayuno la candidata del frente opositor, Xóchitl Gálvez. No es cualquier cosa que una candidata a la Presidencia se haga presente en un foro tan conservador como éste. Porque enarbola a escala internacional una lucha anticomunista, contra la cultura gay, acciones antiaborto y sobre todo que pretenda imponer un modelo de familia patriarcal. Resulta paradójico que una candidata pugne por un México inclusivo y de manera privada se asome al radicalismo de la ultraderecha religiosa. Ahí están los videos: se ve a la candidata del Prian orar con fervor por un Dios absolutista y por una cultura social teocrática.
El gran propósito de Kingdom Life en México, dice su portal, es retomar el diseño original del plan de Dios. Su misión es ser una plataforma apostólica y profética para preparar a hijos maduros, tomar liderazgo en las montañas de las influencias y así extender el reino de Dios.
Durante siete décadas de historia, el Desayuno Nacional de Oración en EU, ha sido organizado por la Fundación Internacional (Fellowship Foundation), organización opaca, esquiva y cuestionada.
Conocida coloquialmente como La Familia ligada a la ultraderecha religiosa. Esta fundación ha sido objeto de investigaciones académicas y periodísticas, así como de una serie de Netflix de cinco capítulos basada en las investigaciones. El fondo del argumento se centra en que La Familia ha utilizado sus poderosas conexiones y millones de dólares de donaciones secretas, para difundir el nacionalismo cristiano ultraconservador en el país y en el extranjero. Los documentales concluyen que La Familia no es sólo una organización semisecreta de cristianos poderosos, sino el grupo religioso más influyente que opera en la política estadunidense.
Hay eventos exclusivos que no rebasan los 300 actores, provenientes del Congreso estadunidense. Y hay eventos de más de 3 mil 500 personas, la mayoría cabilderas que buscan contactos con políticos de alto nivel. Entidades diplomáticas en Washington generalmente son invitados a participar en el Desayuno Nacional de Oración, junto a miembros del Parlamento Europeo, representantes de Naciones Unidas, líderes religiosos; misioneros trabajando en varios países, líderes empresariales estadunidenses y extranjeros. Grandes líderes han sido invitados, como el Dalai Lama en 2015.
Aunque los asistentes a los desayunos, incluyen actores de diferentes ideologías políticas y religiosas, sus organizadores utilizan el acto como vehículo para incidir sus creencias cristianas conservadoras. En suma, ante la creciente politización de lo religioso en las elecciones en EU, este evento es una punta de lanza del conservadurismo supremacista de la derecha religiosa que se concentra para distorsionar el significado de la libertad religiosa. Desde sus inicios, el Desayuno Nacional de Oración ha sido una plataforma para que la derecha religiosa presente una agenda cristiana conservadora. Cada año, la participación de funcionarios electos, incluido el presidente, refuerza este movimiento y otorga legitimidad a la idea de que nuestro gobierno debe guiarse por un punto de vista cristiano radical.
En México, el Desayuno Nacional de Oración, realizado recientemente, provoca el principio del Estado laico que establece una clara diferenciación entre el Estado, las iglesias y las creencias religiosas. Sus ideólogos manipulan y se amparan en el artículo 24, sobre la libertad de profesar cualquier creencia. Así lo sostuvo Soraya Pérez Munguía, diputada por Tabasco. Este programa, dijo, no viola el principio de laicidad de nuestra Constitución. Sin embargo, sostuvo que “estamos aquí reunidos para reconocer la importancia de que Dios forme parte de las más grandes decisiones en México”. Por su parte, Claudia Iriarte, sostuvo que en la Biblia dice: “Dios pone a las autoridades, pero también dice que las quita”. Ante esto vimos la actitud de consentimiento de la candidata presidencial.
La concepción de Dios, del desayuno nacional de la ultraderecha es absolutista y regresiva. Los gobernantes deben someterse a la voluntad de Dios. Entonces, nos preguntamos: ¿para qué realizar elecciones? Mejor oremos.
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