sábado, 22 de diciembre de 2012

Guatemala: Terror, terrorismo y terroristas

La violencia se vuelve terrorismo cuando  quienes practican la fuerza física o la amenaza de ella,  lo hacen con el propósito deliberado de provocar un amedrentamiento extremo ejerciéndola sin discriminar objetivos militares de población civil. Terrorista es  aquella persona o institución que practica violencia y que no discrimina objetivos militares de población civil.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Los comentarios que algunos lectores  de esta columna y de las de  algunos otros columnistas en diarios guatemaltecos, indican que  hacen uso indiscriminado de los vocablos de terror, terrorismo y terroristas. Se trata esencialmente de lectores que ideológicamente podríamos  identificar como parte de la derecha contrainsurgente, es decir la extrema derecha. Respeto el uso descuidado que hacen de dichos conceptos pero me reservo el derecho a hacerles ver el uso adecuado de los mismos. Ojalá mi mensaje pueda llegarles a los integrantes de la Asociación de Veteranos  Militares de Guatemala (Avemilgua), la Asociación Familiares y Amigos de Militares Accionando Solidariamente (Familias) y ahora la Fundación contra el Terrorismo.

He observado que estos vocablos que se usan con pretensión de conceptos se endilgan a las siguientes clases de personas o columnistas: 1. Aquellas que expresan opiniones que son críticas del neoliberalismo. 2. Aquellas otras que piensan que se debe luchar en contra de la impunidad con respecto a los violadores de derechos humanos durante el conflicto interno en Guatemala. 3. Otras más que tuvieron un pasado de militancia en alguna de las organizaciones insurgentes durante el período 1954-1996. 4. Finalmente, aquellas que  siendo o no siendo todo lo anterior, son activistas de los derechos humanos y sociales que son violados por la voracidad de las grandes cúspides empresariales  locales o extranjeras. Sostengo que calificar de terroristas a todas estas clases de personas es impreciso y que tal imprecisión es producto del fanatismo ideológico o de la intención de originar terror. He aquí la paradoja: el abuso del concepto de terrorismo y terrorista puede tener la finalidad de amedrentar.

La violencia es un acto de poder. Pero no todo acto de poder es violento. Un acto de poder puede estar sustentando en la persuasión y en el convencimiento.  El terrorismo es un acto de violencia, pero no todo acto de violencia es terrorismo. El terror según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua es un miedo muy intenso, una persona o cosa que produce tal emoción o un método expeditivo para lograr justicia sea con fines revolucionarios o contrarrevolucionarios.  La violencia se vuelve terrorismo cuando  quienes practican la fuerza física o la amenaza de ella,  lo hacen con el propósito deliberado de provocar un amedrentamiento extremo ejerciéndola sin discriminar objetivos militares de población civil. Terrorista es  aquella persona o institución que practica violencia y que no discrimina objetivos militares de población civil. Han sido terroristas los palestinos que se han inmolado al interior de autobuses en alguna de las ciudades de Israel matando a población civil. Ha sido terrorista el estado de Israel que en los últimos bombardeos a Cisjordania mató a aproximadamente 160 palestinos, muchos de ellos niños, mujeres y ancianos o simplemente hombres que no formaban parte de las guerrillas. Fueron terroristas los árabes que estrellando aviones contra las torres gemelas en Nueva York, mataron  aproximadamente 3 mil personas que se encontraban en dichos edificios. Igualmente terrorista fue el acto del gobierno estadounidense al lanzar bombas atómicas en agosto de 1945 a Hiroshima y Nagasaki: 120 mil civiles perdieron la vida en estos actos infames. Días después el presidente Truman pronunció un discurso en el que anunció que si los japoneses no se rendían, la humanidad “observaría los actos más grandes de terror nunca antes vistos”…

En los actos de Israel mencionados o en el bombardeo a Hiroshima y Nagasaki, aceptados como terroristas por el propio Truman, estamos hablando ya de un terrorismo de estado.  Porque no es una organización de la sociedad civil sino un Estado el que comete tales actos. En algo coincido con la derecha contrainsurgente: el terrorismo es moralmente inaceptable.

Pero el terrorismo no puede combatirse con terrorismo.

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