La violencia se vuelve
terrorismo cuando quienes practican la
fuerza física o la amenaza de ella, lo
hacen con el propósito deliberado de provocar un amedrentamiento extremo
ejerciéndola sin discriminar objetivos militares de población civil. Terrorista
es aquella persona o institución que
practica violencia y que no discrimina objetivos militares de población civil.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
Los comentarios que
algunos lectores de esta columna y de
las de algunos otros columnistas en
diarios guatemaltecos, indican que hacen
uso indiscriminado de los vocablos de terror, terrorismo y terroristas. Se
trata esencialmente de lectores que ideológicamente podríamos identificar como parte de la derecha
contrainsurgente, es decir la extrema derecha. Respeto el uso descuidado que
hacen de dichos conceptos pero me reservo el derecho a hacerles ver el uso
adecuado de los mismos. Ojalá mi mensaje pueda llegarles a los integrantes de
la Asociación de Veteranos Militares de
Guatemala (Avemilgua), la Asociación Familiares y Amigos de Militares
Accionando Solidariamente (Familias) y ahora la Fundación contra el Terrorismo.
He observado que estos
vocablos que se usan con pretensión de conceptos se endilgan a las siguientes
clases de personas o columnistas: 1. Aquellas que expresan opiniones que son
críticas del neoliberalismo. 2. Aquellas otras que piensan que se debe luchar
en contra de la impunidad con respecto a los violadores de derechos humanos
durante el conflicto interno en Guatemala. 3. Otras más que tuvieron un pasado
de militancia en alguna de las organizaciones insurgentes durante el período
1954-1996. 4. Finalmente, aquellas que
siendo o no siendo todo lo anterior, son activistas de los derechos
humanos y sociales que son violados por la voracidad de las grandes cúspides
empresariales locales o extranjeras.
Sostengo que calificar de terroristas a todas estas clases de personas es
impreciso y que tal imprecisión es producto del fanatismo ideológico o de la
intención de originar terror. He aquí la paradoja: el abuso del concepto de
terrorismo y terrorista puede tener la finalidad de amedrentar.
La violencia es un acto
de poder. Pero no todo acto de poder es violento. Un acto de poder puede estar
sustentando en la persuasión y en el convencimiento. El terrorismo es un acto de violencia, pero
no todo acto de violencia es terrorismo. El terror según el Diccionario de la
Real Academia de la Lengua es un miedo muy intenso, una persona o cosa que
produce tal emoción o un método expeditivo para lograr justicia sea con fines
revolucionarios o contrarrevolucionarios.
La violencia se vuelve terrorismo cuando
quienes practican la fuerza física o la amenaza de ella, lo hacen con el propósito deliberado de
provocar un amedrentamiento extremo ejerciéndola sin discriminar objetivos
militares de población civil. Terrorista es
aquella persona o institución que practica violencia y que no discrimina
objetivos militares de población civil. Han sido terroristas los palestinos que
se han inmolado al interior de autobuses en alguna de las ciudades de Israel
matando a población civil. Ha sido terrorista el estado de Israel que en los
últimos bombardeos a Cisjordania mató a aproximadamente 160 palestinos, muchos
de ellos niños, mujeres y ancianos o simplemente hombres que no formaban parte
de las guerrillas. Fueron terroristas los árabes que estrellando aviones contra
las torres gemelas en Nueva York, mataron
aproximadamente 3 mil personas que se encontraban en dichos edificios.
Igualmente terrorista fue el acto del gobierno estadounidense al lanzar bombas
atómicas en agosto de 1945 a Hiroshima y Nagasaki: 120 mil civiles perdieron la
vida en estos actos infames. Días después el presidente Truman pronunció un
discurso en el que anunció que si los japoneses no se rendían, la humanidad
“observaría los actos más grandes de terror nunca antes vistos”…
En los actos de Israel
mencionados o en el bombardeo a Hiroshima y Nagasaki, aceptados como
terroristas por el propio Truman, estamos hablando ya de un terrorismo de
estado. Porque no es una organización de
la sociedad civil sino un Estado el que comete tales actos. En algo coincido
con la derecha contrainsurgente: el terrorismo es moralmente inaceptable.
Pero el terrorismo no
puede combatirse con terrorismo.
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