Aunque cueste creerlo, la
decadencia del mundo unipolar es un hecho tan evidente como el ascenso de
nuevas alianzas, incluso en el ex patio trasero.
Raúl Zibechi / LA JORNADA
Noviembre fue un mes
particularmente intenso en el devenir geopolítico global y regional, en un
mundo que asiste a cambios agudos y permanentes en este escenario. Los sucesos
más importantes confirman la tendencia hacia la ampliación del Mercosur, pese a
los nubarrones que amagan en Argentina, y la tendencia al estancamiento de la
Alianza del Pacífico que integran México, Colombia, Chile y Perú.
Concentrándonos en la región
sudamericana, encontramos dos hechos simultáneos de enorme importancia. El
gobierno de Bolivia aceptó la invitación para convertirse en miembro pleno del
Mercosur, cuyos primeros pasos se darían en la cumbre de Brasilia que se inicia
el 6 de diciembre (Reuters, 23 de
noviembre de 2012).
En el mismo reporte, Evo Morales
aseguró que Ecuador recibió similar propuesta del Mercosur. Este ha sido el
punto más delicado de la diplomacia brasileña en la región, ya que la principal
constructora del país, y quizá de la región, Odebrecht, fue expulsada por el
presidente Rafael Correa en octubre de 2008 por los graves problemas que
forzaron la paralización de la recién inaugurada hidroeléctrica San Francisco.
Durante varios años el papel jugado por el brasileño Banco Nacional de
Desenvolvimento (BNDES) como prestamista para obras de infraestructura fue
ocupado por China, que financió con 2 mil millones de dólares la construcción
de Coca Codo Sinclair, la mayor hidroeléctrica ecuatoriana.
Ecuador se negó a pagar la deuda
contraída con el BNDES para financiar la obra y acudió a la Cámara de Comercio
Internacional (CCI), la corte arbitral internacional en París, para impugnar el
contrato, pero perdió el juicio. A mediados del año pasado comenzó un proceso
de aproximación entre ambos países. El gobierno ecuatoriano no está conforme
con los intereses que debe pagar a los chinos y las cuotas de petróleo como
garantía de los préstamos (Valor, 12
de noviembre de 2012).
En noviembre, el BNDES liberó el
primer préstamo a Ecuador desde 2008 por 90 millones de dólares para construir
el proyecto hidroeléctrico Manduriacu, a 130 kilómetros de Quito, que fue
ganado por Odebrecht. Como suele suceder, el BNDES presta el dinero para
“financiar la exportación de bienes y servicios brasileños relacionados con
construcciones de infraestructura” (La
Hora, 14 de noviembre de 2012).
Es apenas la primera de un
paquete de grandes obras de infraestructura por 2 mil 500 millones de dólares
que el gobierno ecuatoriano ofreció a empresas brasileñas, siempre con
financiación del BNDES (Valor, 12 de
noviembre de 2012). El retorno de Odebrecht a Ecuador abre una nueva etapa en
las relaciones binacionales que se intensificarán en los próximos meses, ya que
la de Manduriacu es una de las 10 centrales hidroeléctricas que el gobierno
tiene previsto levantar a lo largo de la cuenca del río Guayllabamba.
Con el ingreso de Bolivia y
Ecuador al Mercosur, se cerrará el proceso iniciado con el ingreso de
Venezuela, luego del golpe contra el presidente Fernando Lugo, en junio pasado.
La diplomacia brasileña ya está moviendo sus piezas para el reingreso de Paraguay
al Mercosur, luego de las elecciones presidenciales de abril. El tema será
analizado este viernes 30 en la cumbre de la Unión Suramericana de Naciones en
Lima, de la que Paraguay también fue separado.
Dilma Rousseff y Cristina
Fernández compartieron la clausura de la conferencia anual de la Unión
Industrial Argentina (UIA), el miércoles 28. El tema central del acto fue
“Argentina y Brasil: integración y desarrollo o el riesgo de la primarización”
y se realizó en un momento especialmente delicado para el gobierno argentino,
acosado por una importante huelga general y el aumento de la inflación. Dilma
no acudió a la cumbre de Lima por razones de agenda interna pero decidió viajar
a Buenos Aires en lo que su canciller, Antonio Patriota, interpretó como un acto
de “fuerte simbolismo” (Folha de São Paulo, 28 de noviembre de 2012).
Defendió la profundización de la
integración binacional, a la que definió como “una de las más importantes
alianzas en el hemisferio y en el mundo”, las inversiones recíprocas y la cooperación
en áreas estratégicas como los sectores naval, espacial, nuclear, aeronáutico,
televisión digital y defensa (Télam,
28 de noviembre de 2012). Finalizó recordando que Argentina es el mayor mercado
industrial para Brasil y Brasil es el principal mercado industrial para
Argentina.
En paralelo, las fuerzas armadas
de Brasil y Argentina comenzaron a desarrollar una doctrina militar conjunta,
para lo que iniciaron la elaboración de un manual de cooperación con el
objetivo de “fomentar la confianza en materia militar entre dos naciones
amigas” (MinDefesa, 14 de noviembre
de 2012).
Es evidente que el Mercosur
enfrenta problemas, pero se mueve para resolverlos y lo hace siguiendo el ritmo
y la dirección marcados por Brasil, que representa la mitad de la población y
del PIB sudamericanos. La Alianza del Pacífico, empeño de Washington para unir
a los países con los que ya tiene un TLC, para contener a Brasil y ponerlos a
remolque de la Asociación Trans-Pacífico (ATP), enfrenta tantas dificultades
como la propia superpotencia.
Un revelador artículo de David P.
Goldman, quien firma con el seudónimo Spengler, en Asia Times (27 de noviembre
de 2012), señala que Estados Unidos afrontó en la reciente cumbre de la ASEAN
celebrada en Phnom Penh (Camboya), entre quince naciones asiáticas, “la peor
humillación sufrida por una nación”. Barack Obama quiso imponer la ATP que
excluye a China, pero los miembros de la ASEAN más China, India, Japón, Corea
del Sur, Australia y Nueva Zelanda formalizaron una alianza que deja fuera a
Washington.
En su artículo “Nace el mundo pos
USA en Phnom Penh”, Goldman sostiene que los líderes asiáticos invitaron a
Obama a dar media vuelta y “regresar a casa”, en alusión al pretendido
reposicionamiento de la superpotencia hacia Asia-Pacífico. Aunque cueste
creerlo, la decadencia del mundo unipolar es un hecho tan evidente como el
ascenso de nuevas alianzas, incluso en el ex patio trasero.
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