El gobierno panameño cometió el error de comprometer el país en una
‘alianza’ con EEUU para su lucha contra el Estado Islámico. No tomó las
precauciones de estudiar –con detenimiento- lo que está pasando en el Medio
Oriente. Panamá aún tiene principios a pesar del gobierno. En el campo de las
relaciones internacionales, su primer compromiso es garantizar la neutralidad
del país ante cualquier guerra, próxima o lejana.
Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
El mundo fue golpeado la semana pasada por actos terroristas en Beirut
y París, que cobraron 40 y 130 vidas, respectivamente. Murieron personas
comunes y corrientes que desarrollaban sus vidas normales. El terrorismo es un
arma tanto de los débiles como de los poderosos, utilizada desde que se tienen
registros históricos. Desde hace varios lustros, el Medio Oriente y el norte de
Africa han sido objeto de ataques terroristas de las fuerzas aéreas más
sofisticadas del mundo, causando centenares de miles de bajas.
El gobierno francés anunció que, en retribución de los atentados
realizados en su capital, inició un plan de bombardeos contra al Raqa, sede
administrativa del Estado Islámico en el desierto de Siria. Por otro lado, EEUU
también está atacando ‘fortalezas’ del Estado Islámico en Siria. Rusia no se
queda atrás y ha desatado quizás el bombardeo más sistemático de las posiciones
islámicas en el desierto sirio.
Las grandes potencias se reunieron el pasado fin de semana y acordaron
coordinar sus esfuerzos para poner fin a la guerra. Los pueblos del mundo y la
mayoría de los gobiernos no confían mucho en las negociaciones entre quienes
dicen buscar la paz. Desde hace un siglo – desde la primera guerra mundial –
las potencias europeas, EEUU y Rusia intervienen en la región tratando de ganar
espacio para beneficiar sus intereses.
¿Cómo se entiende que los ejércitos más poderosos del mundo no pueden
controlar los avances del Estado Islámico? La respuesta parece no ser tan
difícil. La guerra en el Medio Oriente es sólo en parte militar. En realidad,
es una lucha política. EEUU no está en guerra con el Estado Islámico. Su
enemigo es el gobierno de Siria atrincherado en el sur y oeste de ese país. Francia,
a su vez, quiere recuperar sus antiguas colonias y de paso el norte de Africa.
Rusia quiere proteger su flanco sur (el Mar Negro y por extensión el
Mediterráneo).
Otro elemento que ayuda a entender porqué el Estado Islámico aparenta
ser invencible es la terrible guerra de exterminio que desató EEUU contra Irak
a partir de 2003. Cuando Washington se retiró del país árabe en 2013, no
quedaba institución sobre la cual podía levantarse el pueblo. Las divisiones
políticas y las luchas internas eran la garantía que EEUU necesitaba para
someter a los iraquíes. El noroeste de Iraq, sin embargo, se rebeló y barrió
con el ejército de Bagdad.
Los estrategas norteamericanos aprovecharon la coyuntura para sumar
las fuerzas de los iraquíes a los grupos sublevados en Siria. En un ejercicio
‘pinzas’ EEUU movilizó una “Santa Alianza” encabezada por Arabia Saudita e
Israel para ahogar al gobierno de Siria. A la alianza, sumó a Turquía y
Jordania. Los rusos por las razones mencionadas apoyaron a Siria y en el otro
extremo del tablero, Irán hizo lo mismo. Mientras que las potencias continúan
desatando a diario actos de terrorismo, gran parte del pueblo sirio es
despojado de sus ciudades y campos, obligado a huir en cualquier dirección para
evitar la muerte.
En Damasco, el gobierno sirio resiste a pesar de su enemistad
histórica con EEUU e Israel. ¿Por qué no colapsa como ocurrió en Iraq,
Afganistán y Libia? La primera razón es que Damasco logró evitar ser objeto de
los bombardeos terroristas por parte de EEUU y sus aliados. Además, la guerra
ha sido, en gran parte, en el desierto donde el Estado Islámico y sus aliados
internos y externos han logrado importantes victorias militares.
El Estado Islámico se ha enfrentado al ejército de Bagdad (Iraq),
apoyado por Irán y fuerzas irregulares libanesas. En el norte lucha contra los
kurdos quienes han defendido sus territorios con éxito a pesar de los turcos.
Todo indica que los islamistas reciben apoyo condicionado de Arabia Saudita,
Turquía y Jordania. A su vez, reciben indirectamente ayuda de EEUU e Israel.
El gobierno panameño cometió el error de comprometer el país en una
‘alianza’ con EEUU para su lucha contra el Estado Islámico. No tomó las
precauciones de estudiar –con detenimiento- lo que está pasando en el Medio
Oriente. Panamá aún tiene principios a pesar del gobierno. En el campo de las
relaciones internacionales, su primer compromiso es garantizar la neutralidad
del país ante cualquier guerra, próxima o lejana. EEUU no respeta la soberanía
panameña a pesar de que en 1977 firmó un Tratado - vigente - que lo obliga a
reconocer nuestra Neutralidad.
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