Discutir y oponerse al neoliberalismo hoy es una tarea difícil, que
exige repensar nuevas formas de activismo, nuevas agendas en el debate público
y nuevas maneras de incidir sobre la toma de decisiones.
Pedro Biscay y Eduardo Codiani /
Página12
¿Qué significa poner límites al neoliberalismo? La pregunta es compleja
y su respuesta requiere desarticular varios aspectos del proceso de
financiarización de la economía. A nivel global las finanzas se vuelven cada
día más opacas sobre la base de su reproducción al margen de cualquier
regulación (derivados financieros). A su vez, la desregulación financiera
global despliega tres horizontes de conflictividad: uno ligado al endeudamiento
de los países y las familias, otro al ajuste fiscal y el control del gasto
público por medios no democráticos (el golpe a Dilma Rousseff es un ejemplo), y
el tercero a la destrucción de los derechos del trabajador y el recrudecimiento
de la violencia de género y racial, que no son más que formas en que las
finanzas materializan su violencia expresiva.
A nivel regional, desde los últimos años, varios países (Colombia,
Chile, Perú), firmaron acuerdos de libre comercio en materia financiera. Estos
acuerdos eliminan toda diferencia entre residentes/no residentes, garantizan a
las inversiones financieras del exterior un trato equivalente al inversor
nacional y crean mecanismos arbitrales para solución de diferencias, que
relegan a un papel marginal a los jueces encargados de aplicar la ley. Los
países que integran Mercosur, están en pleno proceso de negociaciones para la
firma de estos acuerdos. Una especie de ALCA focalizado en servicios
financieros (y otros tantos, como educación y salud). Cada una de las medidas
que adopta el actual gobierno en materia financiera, se inscriben en esta
lógica, que por cierto, profundiza el espíritu que la última dictadura cívico
militar imprimió a la ley de Entidades Financieras, que dio inicio al proceso
de valorización financiera local y puso fin al proyecto sustitutivo de
importaciones, y aún hoy está vigente.
Discutir y oponerse al neoliberalismo hoy es una tarea difícil, que
exige repensar nuevas formas de activismo, nuevas agendas en el debate público
y nuevas maneras de incidir sobre la toma de decisiones. El lanzamiento del
Centro de Estudios Estratégicos para la Integración Financiera (CINFIN) se
propone aportar en esta desafiante misión, tan necesaria para la democracia y
la construcción de sociedades más justas e igualitarias. Hemos pensado este
centro desde una perspectiva de integración, porque es imposible alcanzar el
sueño de construir países soberanos si seguimos viendo los problemas económicos
y financieros de manera individual y sin tener en cuenta la necesaria
complementariedad y la búsqueda de comunes denominadores de actuación para
soluciones regionales.
América Latina necesita actuar unida y en bloque para definir las reglas
de funcionamiento de la actividad financiera. Debemos por tanto encarar el
debate estratégico sobre la inconveniencia de firmar los acuerdos de libre
comercio en materia financiera que hoy se negocian a espaldas del pueblo (GATT,
TISA). Y también debemos encarar un debate público sobre la actividad
financiera como servicio público, especialmente porque los bancos no pueden ser
siempre los grandes ganadores en la actividad económica y menos a costa del
endeudamiento de las familias y los países.
Por eso, hemos decidido construir CINFIN como una herramienta para la
discusión y construcción de alternativas al servicio de los trabajadores y sus
sindicatos, de los movimientos sociales, de los parlamentarios y dirigentes
políticos y del conjunto de la comunidad que busca hermanarse y organizarse en
torno a la defensa de sus derechos y la construcción de proyectos políticos
libres, justos y soberanos. Se trata de una tarea, local, regional y global al
mismo tiempo y exige potenciar el trabajo en red para estimular una pelea sin
fin contra el neoliberalismo. Pero, sino se pone especial énfasis en
desmantelar las condiciones secretas y tramas que permiten el despliegue
devastador de la violencia financiera, ni siquiera se podrá comenzar a pelear.
* Miembros fundadores del Centro Estratégico de Integración Financiera,
Buenos Aires, Argentina.
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