sábado, 8 de julio de 2023

Argentina: Lo que el “progresismo” no ve en Jujuy

 Nadie entiende realmente cuál es el cariz del levantamiento indígena en Jujuy. No lo están viendo o no lo quieren ver las clases medias urbanas. La ignorancia se traduce en racismo, más directo o más indirecto, más consciente o menos consciente, pero racismo al fin.

Mariano Saravia / Para Con Nuestra América
Agradecemos el envío a nuestra colaboradora Carmen Elena Villacorta

El conflicto en Jujuy tiene varias dimensiones, algunas muy evidentes y otras más ocultas. Y son ocultas principalmente porque no las queremos ver. Aquí van las evidentes:

-Ya se ha dicho hasta el hartazgo que es una prueba de lo que sería la Argentina gobernada por una derecha que vuelve potenciada, recargada de extremos y de fascismo. Un modelo de entrega de los “recursos naturales” y de explotación al pueblo no cierra sin represión. Eso está claro.
 
-Es visible y digna de acompañamiento la lucha docente y de otros sectores laborales de San Salvador y otras ciudades de Jujuy. Y eso podría extenderse a Salta y otras provincias.
 
-Es preocupante la represión “legal”, pero más preocupante es la represión ILEGAL del gobierno de Juntos por el Cambio, con camionetas sin patente y sin logo (o peor aún, con logos de empresas, como ocurría hace 100 años en la Masacre de La Forestal). Ante las denuncias de la OEA y la ONU, la impunidad y la soberbia de Morales, Bullrich y Larreta, resuenan en un estruendoso silencio.
 
Hasta ahí, más o menos lo que se dice en los círculos bien informados del “progresismo” argentino. Pero hay una dimensión oculta de la que no se habla. A propósito, o no.
 
-Nadie entiende realmente cuál es el cariz del levantamiento indígena en Jujuy. No lo están viendo o no lo quieren ver las clases medias urbanas. La ignorancia se traduce en racismo, más directo o más indirecto, más consciente o menos consciente, pero racismo al fin. 
 
Hablemos un poco de esto para ver si provoca algún debate.
 
-Los pueblos originarios de Jujuy se han levantado en un hecho histórico, y NO se trata sólo de una protesta más, de un corte de ruta más, de un reclamo más. A ese hecho histórico le llaman “El tercer malón de la paz” (el primero fue en 1946 y el segundo en 2006). Nadie se está preguntando por qué.
 
-Este hecho histórico coincide con el Inti Raymi, el Año Nuevo Andino. Una celebración que no solo es ancestral y cultural, sino también científica y astronómica. Es un MOMENTO CÓSMICO porque desde el pasado miércoles 21 hasta este sábado 24 se está produciendo el solsticio de invierno. Es decir, es el momento del año en el que nosotras y nosotros, en el Sur, tenemos el Sol más lejos. 
 
-Estamos viviendo la NOCHE MÁS OSCURA (la de la represión de Morales, pero también la cósmica). A partir del fin de semana, lo que viene es luz. Cada día se van a ir alargando un poquito las horas de luz, y se nos va a ir acercando el Tata Inti (Padre Sol). Nada es casual.
 
-Comienza un nuevo ciclo y en esta época, hasta agosto, se le rinde culto a la Pachamama, que NO es solamente la tierra, como las cabezas occidentales creen saber. La PACHAMAMA es otra cosa, es una entidad viva que abarca a todos los seres y todas las cosas, es la tierra, pero también es el aire y el agua y el fuego. No es sólo algo tangible, sino que también es una entidad espacio-temporal, es el aquí y ahora. Somos todas y todos, incluso las piedras, los cerros, el todo.
 
-A esa Pachamama le rendimos honores y le pedimos que nos siga albergando. No le exigimos nada a la tierra ni la tratamos como un “recurso natural”, porque como explica Silvia Barrios: “No somos dueños de la tierra sino parte de ella”. Y como a una verdadera madre, le pedimos que nos siga dando la VIDA que la ambición capitalista nos quita.
 
-Esa ambición capitalista tiene su cara más despiadada en la derecha y la extrema derecha que gobierna Jujuy y que quiere gobernar la Argentina. Pero el “progresismo” no se diferencia en la cuestión de fondo. Porque el “progresismo” no termina de despegarse de esa realidad absurda: tratar a la tierra como recurso. En el fondo hay mucha ignorancia y un gran residuo colonialista. SÍ, puro colonialismo hoy, en pleno siglo 21.
 
-El gobierno nacional no entiende ni quiere entender. Y hasta nuestros mejores líderes y lideresas, están más preocupados en pelearse con Morales vía twit que en ponerse codo a codo con los y las hermanas que están pasando hambre, frío y miedo en cada corte de la Puna o la Quebrada. En el mejor de los casos, no entienden nada. En el peor de los casos, es complicidad.
 
-Como dice Gustavo Cruz, “hay que cortarle las rutas al colonialismo”. Los pueblos originarios hablan de una MEMORIA LARGA (la que se remonta a la resistencia contra la conquista imperialista de los españoles) y una MEMORIA CORTA (la que se centra en la continuidad colonialista y racista de los Estados nación, ya se llame Argentina, o Chile, o Bolivia, o cualquiera). 
 
-Por eso, esta lucha es una continuidad de las batallas de Abra de la Cruz (1874) y Quera (1875). Por eso se ha despertado este Tercer Malón de la Paz. Porque antes hubo otros dos. Por eso este pueblo se vuelve a levantar y se volverá a levantar, diez y cien veces en el futuro. Por más Morales y por más camionetas sin patente que haya. 
 
-Y este levantamiento no es por algo puntual, por lo tanto, no se soluciona con una negociación puntual. Es por un cambio de paradigma, con respecto la tierra, al territorio, a la vida. Es por un freno al modelo de locura destructiva, y una denuncia al colonialismo vigente. 
 
-Ni siquiera se centra en el litio, porque las locuras y ambiciones capitalistas son circunstanciales y a medida que van lastrando y destruyendo, van cambiando de objetivo. En esta zona, primero fue la plata y el oro, después fue el salitre y el guano, después fue el petróleo y el gas, después fue el estaño y el cobre, ahora es el LITIO. Pero lo que está en el centro no es nada de eso. En otros lados serán los ríos, la soja o el petróleo. Nada de eso está en el centro. Lo que está en el centro es la batalla de la VIDA contra la MUERTE. 
 
-Los pueblos originarios no son locos sueltos. Están acá hace 10 mil años. No se niegan a que haya producción ni se oponen al progreso. Simplemente piden que discutamos seriamente el concepto de progreso, de producción, de bienestar, de vida en sociedad. 
 
-Pero para eso, ya no solo la derecha, sino también los y las que se dicen “progresistas” tienen que dejar de lado la soberbia, escuchar más que hablar, y sobre todo, tratar de conocer y entender qué nos está queriendo decir este Inti Raymi.

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