Los planteamientos de
la CONAIE y el FUT han resultado funcionales a élites empresariales,
multimillonarios, políticos, partidos y sectores de la derecha, que decidieron
apoyarlos en su reciente movilización y hacerse eco del “¡fuera Correa, fuera!”
Juan J. Paz y Miño Cepeda / El
Telégrafo (Ecuador)
Las sublevaciones
fueron las formas de lucha indígena en el pasado. Gracias al trabajo de los
partidos Socialista (1926) y Comunista (PCE, 1931) comenzó la organización
indígena. En 1944 nació la Federación Ecuatoriana de Indios (FEI), a la que
siguieron ECUARUNARI (1972), CONACNIE (1980) y en 1986 la CONAIE, la más grande
organización nacional, que unió a todo el movimiento indígena.
En cambio, solo desde
fines del siglo XIX e inicios del XX, con una incipiente clase obrera,
despegaron sus organizaciones y luchas. Las centrales nacionales fueron
sucesivas: la CEDOC (1938), promovida por católicos y sacerdotes, la CTE
(1944), patrocinada por el PCE, y la CEOSL (1961), nacida con apoyo
norteamericano. Largamente confrontaron entre sí; pero desde 1971, con el
nacimiento del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), se unieron.
Las huelgas nacionales,
iniciadas en 1971, colocaron al FUT a la vanguardia de los movimientos
sociales. Pero su declive comenzó en los años 90 debido a varios factores:
economía neoliberal, represión, precarización y flexibilización laborales,
derrumbe del socialismo, etc., al punto de que antes del 2006 el FUT era un
membrete desconocido por las nuevas generaciones ecuatorianas.
En cambio, el
levantamiento nacional de 1990 encumbró al movimiento indígena y a la CONAIE;
de modo que en 1995 incluso nació Pachakutik, prácticamente como un partido
político del sector. Como nunca antes en la historia, Ecuador se transformó con
la creciente presencia indígena. Su movilización fue clave en el derrocamiento
de Jamil Mahuad (2000), para detener la firma del TLC con los EE.UU., o para la
conquista de un Estado plurinacional, entre otras acciones que pueden citarse.
Pero los escasos
estudios existentes, también de dirigentes e intelectuales indígenas, sostienen
que en los años anteriores al 2006 la CONAIE y su movimiento habían entrado en
“crisis” por una serie de factores, entre los que cuenta la incursión de
sectores indígenas en el mundo urbano y en la economía capitalista, que los
diferenció de la vida rural, pues incluso apareció una burguesía indígena.
Difícilmente la CONAIE podía expresar los intereses de estos nuevos sectores.
Los movimientos
sociales, amplios sectores populares, capas medias y todas las izquierdas se
sintieron expresados con el triunfo de Rafael Correa. Es durante su gobierno
(2007-2015) cuando renace el FUT y se reactivan la CONAIE y el movimiento
indígena. Sin embargo, del apoyo inicial, estas organizaciones pasaron a la
oposición radical.
Pero las condiciones
del país también han cambiado radicalmente, de manera que la CONAIE y el FUT ya
no conservan la fuerza del pasado, porque es innegable que otras
organizaciones, sectores indígenas y de trabajadores, así como nuevas
izquierdas, apoyan al presidente Correa.
Ante este panorama, los
planteamientos de la CONAIE y el FUT han resultado funcionales a élites
empresariales, multimillonarios, políticos, partidos y sectores de la derecha,
que decidieron apoyarlos en su reciente movilización y hacerse eco del “¡fuera
Correa, fuera!”
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