Morales plantea
una regresión a los tiempos en que las dictaduras militares enarbolaban la
recuperación de Belice manipulando sentimientos patrioteros tal como lo hizo en
su tiempo el presidente Ydígoras (1958-1963) o Kjell Lauguerud (1974-1978).
Como cómico, Morales ha provocado lo
peor que le puede suceder a un comediante: provocar risa cuando está
hablando en serio.
Especial para
Con Nuestra América
Desde
Puebla, México
Resulta tenebroso que un hombre como Byron
Oliva, el asesino convicto de Monseñor Gerardi, exprese su apoyo al candidato
Jimmy Morales. Inquieta que ese hombre haya sido acusado de que gracias a sus
complicidades con diversos gobiernos y en particular el de Pérez Molina, construyó una vasta organización criminal
y sea considerado un poder dentro del
sistema penitenciario de Guatemala. Atemoriza
que entre este personaje y los ex militares contrainsurgentes y la
extrema derecha de Guatemala, exista una afinidad profunda. ¿Que podría suceder
si su candidato presidencial gana las elecciones en octubre próximo?
Pero resulta hilarante que Morales diga
que si gana la presidencia luchará por la recuperación total o parcial de
Belice para Guatemala. Me resultó tan inverosímil tal declaración que tuve que
constatar si era cierta. Para mi asombro así fue: en una entrevista televisiva
aparece cocinando junto a la conductora del programa y mientras corta un tomate
ha dicho semejante disparate. Ignora Morales el complejo proceso de
negociaciones diplomáticas que para Guatemala ha sido el tema de Belice y cómo
ese proceso ha llegado a tal punto que plantear dicha recuperación total o
parcial es simplemente ignorar a la
historia. Morales plantea una regresión a los tiempos en que las dictaduras
militares enarbolaban la recuperación de Belice manipulando sentimientos
patrioteros tal como lo hizo en su tiempo el presidente Ydígoras (1958-1963) o
Kjell Lauguerud (1974-1978). Como cómico, Morales ha provocado lo peor que le puede suceder a un comediante:
provocar risa cuando está hablando en serio.
Al parecer a los cómicos no se les da la
política. En México Carmen Salinas ha sido repudiada por ocupar una curul en la
banca del PRI: la plataforma Change.org lleva ya aproximadamente 190 mil firmas
pidiéndole que renuncie a ser diputada. En Guatemala una sociedad civil
informada debería expresar un rechazo similar. He aquí el núcleo de verdad que
tienen las controversiales declaraciones del escritor Mario Roberto Morales
cuando en reciente entrevista ha destacado las limitaciones de los cinco meses de movilizaciones
ciudadanas. Lo dicho por Mario Roberto se confirmará si en octubre Jimmy
Morales es electo presidente de la
república. Las históricas jornadas de abril-septiembre de 2015, evidenciaron
que el grueso de los manifestantes lo que repudiaban en Pérez Molina y su
gobierno era la corrupción. No la implicación del hoy encarcelado ex presidente en los actos de
genocidio durante los años ochenta. Hace cuatro años se votó masivamente por él
cuando su historial genocida y delictivo era conocido. A la mayoría de los
votantes les preocupaba el auge delincuencial y acaso le apostaron al historial
represivo del antiguo militar contrainsurgente, como una garantía para acabar
con la delincuencia. Y para acabar con ella eligieron a un delincuente…
El domingo 6 de septiembre visité el
centro de votación ubicado en la Escuela Normal para Varones. Un atlético
muchacho, estudiante de derecho de la Universidad Rafael Landívar, me dijo: “A nuestra generación no le importa
ya si hubo genocidio o no en Guatemala”. Ignoremos la historia como Jimmy
Morales y la repetiremos.
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