El azar y la necesidad
parecen el síntoma frenético del momento político venezolano, dada la
enfermedad del presidente Hugo Chávez, “jefe nacional, árbitro de casi todo lo
que ocurre en la vida política” y la especulación, tanto chavista como de la
derecha, sobre su salud. Y claro está, las próximas elecciones presidenciales
para el período 2013-2019 que se llevarán a cabo en octubre.
Meriem Choukroun / Question
Digital
El escritor y analista Modesto Guerrero |
Desde el dominio de su
trabajo como escritor, analista internacional, periodista y un largo compromiso
de militante político-sindical, el venezolano Modesto Emilio Guerrero nos
ofrece un panorama de la actualidad de su país. Con más de una decena de libros
publicados donde se destaca Quién inventó a Chávez, de gran
suceso editorial, Mercosur, Origen, Evolución, Perspectiva, Medios y Poder en Venezuela,
o 12 Dilemas
de la Revolución Bolivariana, premiado en 2011, Guerrero nos promete
una charla inquietante en esta entrevista.
¿Cómo está la situación política
de Venezuela?
Modesto Guerrero: Podríamos definirla de manera
tentativa bajo dos palabras que se contradicen: estabilidad e incertidumbre.
Llevadas a su máxima expresión, se anularían. Sin embargo, esa es la tendencia
más general de lo que solemos llamar “situación política”. Veamos lo económico.
El gobierno cuenta con una "caja" petrolera enorme que le permite
financiar planes de infraestructura como vivienda, ferrocarriles,
hidroeléctricas y otras fuentes de energía. Fíjate tú que la construcción
creció al 29%, algo sorprendente. El 17 de mayo se entregó la casa número 200
mil, con un detalle, cada casa está equipada con muebles y "línea
blanca". Luego está el plan de siembra conocido como Misión Agro Venezuela
que ha distribuido más de 2.000 millones de dólares para desarrollar proyectos
agroalimentarios rurales y urbanos, aunque el resultado sigue siendo pobre en
este rubro. El PBI salió del subsuelo estadístico en 2010, pisó la superficie
en 2011 y como es el estilo de los PBI en países petroleros, saltó de menos
cero a 5,6% en menos de dos años. La gente está consumiendo como pocas veces.
De algo así solo recordamos los años de 1973 a 1978. Los salarios aumentaron 9
veces en 10 años, el último aumento al sector privado, el 1º de mayo pasado,
fue de 32%. La demanda de carros supera en vez y media la oferta sumada de
carros ensamblados internos e importados. Esos signos son de estabilidad, no de
crisis. Como otras veces, la economía nacional marcha a contra corriente de Latinoamérica.
Estabilidad económica y estabilidad social.
¿Pasa lo mismo en el terreno
político?
Modesto Guerrero: Ahí es donde aparecen las
complejidades, pero hay que verlo con cautela. No hay que confundir la
necesidad y los deseos de la burguesía opositora, con la realidad. Entre una
cosa y otra, media la relación de fuerzas, y ella está del lado del chavismo y
la izquierda. No solo en lo social y económico, también en lo electoral a pesar
del deterioro serio del voto chavista desde 2007. De las 9 encuestadoras 8 dan
ganador a Chávez con un margen de 19 a 29 puntos. El chavismo es un movimiento
muy grande y arraigado. Por mucho que pierda, no es suficiente para ser
derrotado en este momento. Un dato interesante es que el régimen surgido del
triunfo revolucionario del 13 de abril de 2002 entró en crisis en 2010 y logra
sobrevivir, en buena medida por la enorme caja petrolera y el carisma sobre
determinante del Líder bolivariano. A finales de 2010 la molestia popular fue
tan grande que no daban suficientes votos para continuar en el poder. Por
suerte las elecciones fueron legislativas, no presidenciales. Por supuesto que
hay planes conspirativos, pero estos no son lo más probable. Lamento no
coincidir con la mayoría de los analistas latinoamericanos de izquierda y con
cuadros políticos muy respetados del chavismo, que ven invasiones, golpes y
asonadas violentísimas en Venezuela. Ganas no les faltan a los enemigos, pero
no es lo más probable en las actuales condiciones. Creo que analizan con una
visión externa a las entrañas de la vida social, a los estados de conciencia,
se basan en métodos conspirativistas, impresionistas. Si la OEA o el Congreso
yanqui votan algo contra Venezuela convierten eso en una conspiración
irremisible. No veo a los capitalistas apostando a un derrocamiento violento
del chavismo, con tasas de ganancias tan altas, créditos bancarios tan jugosos,
créditos estatales tan amplios y baratos. Mira tú, el crecimiento de la
inversión externa fue del 339% en el último año. Las derrotas en el norte de
África no son suficientes. La Cumbre de Cartagena mostró a un Washington más
cauteloso por su pérdida de espacio en el continente. ¿Cuáles son las
condiciones nacionales e internacionales para una perspectiva como esa? Yo no
la veo. El centro de la burguesía venezolana (Polar, Cisneros y otros) apuestan
a otra cosa. Igual que los yanquis y la burguesía latinoamericana. Aunque
conspiren, lo que predomina es la apuesta a desplazar a Chávez por elecciones y
otras vías institucionales. Esa es su apuesta actual, lo que no niega la
posibilidad de algunos tiritos. Este tablero saltaría en pedazos si el camarada
Chávez feneciera o quedara inhabilitado físicamente. O si aparece un accidente,
como atentados de algún grupo suelto de la derecha. Allí se abriría otro
escenario completamente opuesto, imprevisible, abierto en todo.
Hablando de elecciones, el personalismo gubernamental
lleva a una angustia a la hora de votar ¿verdad? ¿Hay alternativas populares?
Modesto Guerrero: El personalismo presidencial es
en sí mismo un estado estructural de angustia colectiva. Chávez emergió como
una proyección mediúmnica de una gigantesca angustia social en 1992.
Parafraseando una expresión inteligente de Freud, la excesiva centralidad de
Chávez es “un síntoma de la enfermedad” social, de la debilidad nacional. El
individualismo burgués, el caudillismo o el “hiper liderazgo”, como dijo Juan
Carlos Monedero, es una manifestación de la jerarquización social del capital.
Chávez es su expresión, no su creador. El gobierno venezolano no es burgués,
pero el Estado que administra si lo es, por eso el primero termina sometido a
los códigos y leyes del segundo, representándolo. Allí nace su dualidad de
conducta política. Es un fenómeno del siglo XX inadvertido por el marxismo.
Chávez fue y es muy útil a las masas como el instrumento histórico para salir
del marasmo de 1992, pero él no se superó a sí mismo, ni fue superado por un
régimen político más colectivo, más democrático, regulado por los movimientos.
El estatismo avanza sobre el poder popular, no al revés. Allí comenzó a ser una
mediación de carácter dual, muy contradictoria. Avanza y retrocede con más
pragmatismo que programa histórico. Esa es la dificultad del socialismo que
propagandiza. Siendo sincero en su discurso, no es suficiente para construir
una sociedad socialista. Entonces las transición va hacia adelante en algunas
cosas y hacia atrás en muchas otras.
Pregunta: ¿Para dónde irá el
proceso actual?
Modesto Guerrero: Para una respuesta rigurosa a
esta pregunta primero hay que despejar la duda sobre la enfermedad
presidencial, o sobre el rol presidencial. La otra duda está en el riego cierto
de que el gobierno pierda la mayoría de las gobernaciones y alcaldías. Son dos
vórtices de la relación de fuerzas en la coyuntura. La mayor parte de la
gestión es malísima. Sorprende ver gobiernos locales ricos incapaces de recoger
la basura domiciliaria. El fenómeno es que esa molestia social es bastante
independiente de la prueba presidencial de octubre. A nadie en su sano juicio
le cabe duda que gana Chávez. Ya la derecha lo tiene asumido, aunque no lo
pueda decir. Eleazar Díaz Rangel cita este domingo 20 de mayo, un informe del
Bank of America Merryl Linch, que reconoce en forma indirecta el inevitable
triunfo de Chávez en octubre. Es un dato clave. Ellos se preparan, en lo
inmediato, para negociar con el gobierno, no para darle un golpe. Claro, la
realidad es más compleja, multideterminada, que las estadísticas electorales,
pero si buscamos respuesta a la coyuntura, octubre es una señal muy fuerte. No
estoy tan seguro que el amplio y público malestar en la base chavista por la
mala gestión local, la corrupción o el burocratismo, la inseguridad y la alta
inflación, sea suficiente para que la masa tire 13 años de avances por la
borda. La gente vota con racionalidad comparativa, casi “oportunista”. Y creo
que hace bien. Otra cosa es si eso sirve para sostener el proyecto bolivariano
a largo plazo. Creo que no. Me parece que se está conformando un “voto
conservador de izquierda”, algo así como “mejor malo conocido que Capriles por
conocer”. Es conservador, pero conserva algo mejor que la oferta de Capriles
Radonski, que sería un retroceso insoportable. Es una hipótesis sobre un tipo
de voto muy contradictorio, progresivo para conservar lo conquistado, pero
regresivo porque se conformará con lo que existe, sabiendo que no ha luchado y
sacrificado tanto en 13 años, para conformarse con un régimen controlado por
“boliburgueses” y arribistas, donde los movimientos sociales les sirven como
decorado de izquierda.
Pregunta: ¿Qué pasaría con la
revolución si no estuviese Chávez, teniendo en cuenta su centralismo?
Modesto Guerrero: Todo el sistema institucional
venezolano se construyó desde hace 13 años alrededor de un solo jefe nacional,
árbitro de casi todo lo que ocurre en la vida política. Esto le sirvió para
muchas cosas, pero terminó volteándose en su contra. Si él no está en el
centro, el sistema entra en total crisis. Los efectos serían superiores a los
del 11 de abril de 2002. Esa es la discusión actual. La derecha expresa su
deseo de ver a Hugo Chávez bajo tierra lo más pronto. Una suma de ingenuidad
histórica y desesperación de clase. Ellos no soportan un día más en el centro
del poder, a un personaje que no es suyo, y que hace cosas "horribles"
como nacionalizar, regular precios, subir salarios, decretar una Ley laboral
muy avanzada en lo social, aunque estatista, y sobre todo, rechazan las
expropiaciones, (aunque hayan pagado muy buenas e indebidas, indemnizaciones),
el control obrero, el poder campesino, las milicias. El chavismo y sus
alrededores también deliberan y se prepara para la misma eventualidad que la
derecha, por supuesto con otra actitud moral y con objetivos distintos. Entre
una y otra postura, median las masas trabajadoras. El pueblo trabajador no está
determinando nada en estos momentos, no es protagonista en este debate
nacional, se limita a lo sentimental y anímico. Sobre toda la sociedad
venezolana sombrea el riesgo de que Chávez desaparezca involuntariamente del
centro del poder. De la resolución de ese intríngulis dependerá el camino del
proceso actual.
¿Cómo se reacomoda entonces el
chavismo?
Modesto Guerrero: Frente a esa probabilidad, se
reacomoda por lo menos de tres maneras. Está la opción bonapartista-militar,
que opta por Diosdado Cabello (Jefe del Congreso y ex Coronel con peso interno
en el Ejército). Eso tiene un adelanto de algunos años en la “militarización”
de cargos fundamentales. Las comillas quieren decir que acá no hay ocupación
militar ni represión a lo Cono sur, solo me refiero a una toma de posición
institucional por parte del “partido militar”. Hace unos meses se hizo una
encuesta entre cuadros del PSUV y resultaron cinco nombres: ninguno era
militar. Desde entonces vemos a Diosdado en el centro de la escena. Es un
síntoma. Luego existe otra opción que se prepara para un recambio más colegiado
desde del PSUV; allí se habla de posibles figuras de reemplazo: Maduro, Jaua,
Giordani, otros, pero también apareció en Consejo de Estado, que puede ser una
gran mediación entre estas opciones. Existe una tercera opción que apuesta a un
gobierno de coalición con un sector de la burguesía, esta se percibe como
minoritaria, pero cuenta con figuras de mucha autoridad histórica como José
Vicente Rangel. Y una cuarta opción, de tipo revolucionaria, surgida desde los
movimientos sociales y políticos del chavismo radical. Esta última es más
reciente y más débil en lo político, pero existe. Sólo Nicolás Maduro es visto
como alguien con brillo propio en parte de la base; aunque su luz sea como la
de una estrella muy lejana en una galaxia cuyo único sol es Chávez. Esto puede
modificarse en forma abrupta, sólo quiero señalar las tendencias. Dicho esto,
hagamos una distinción. En estricto sentido, en Venezuela no estamos en
presencia de una revolución. Si la hubiera, la discusión sobre la figura
presidencial sería otra, la centralidad del movimiento obrero o social sería
otro, como suele ser cuando hay revoluciones. Una prueba de esto lo vivimos en
2002. Las acciones revolucionarias del 12, 13 y 14 de abril decidieron las
escenas y sus personajes, así como el curso de todo del proceso político. En
Venezuela vivimos un profundo y complejo proceso político con aspectos y
transformaciones cualitativas, algunas sorprenden por sus desarrollos. Los
sectarios no han comprendido nada acá, y los oportunistas se enamoraron más de
la cuenta y deforman sus potencialidades para recibir prebendas de la renta
petrolera y publicar revistas en el exterior. Pero de conjunto no hay una
revolución social. Hubo actos y momentos revolucionarios como los de abril
2002, febrero 2003, febrero y agosto de 2004. Transformaciones maravillosas en
salud, educación, la vida campesina, parte de la vida obrera y los barrios
pobres, ahora la vivienda. Pero esas realidades no han cambiado el conjunto en
forma suficientemente radical, para que sea una revolución. La "revolución
bolivariana" es el nombre popular, periodístico, de ese creativo y
complejo proceso de transformaciones, el más avanzado vivido en Latinoamérica
en la última década.
Como para complejizar un poco más, ¿qué pasaría si Chávez
no gana las elecciones?
Modesto Guerrero: Si Chávez no ganara las
elecciones podríamos ver reacciones defensivas muy importantes de la militancia
chavista de base y de movimientos de vanguardia, para defender sus conquistas
sociales en el campo y la vida urbana. Esa capacidad política es la gran
conquista, aunque no se convierta todavía en una opción política nacional, se
limita a la acción. Podríamos presenciar una salida "sandinista" a la
situación, o sea, alguna crisis institucional momentánea, pero sobre la base de
un pacto de estabilidad institucional de conjunto. Por ahora ésta es una
“hipótesis negada", como dicen los abogados: nada indica que Chávez pierda
el 7 de octubre. La reacción violenta podría venir de la derecha, aunque no les
alcance para modificar la relación de fuerzas. Los análisis conspirativistas se
basan en un hecho cierto: en Venezuela el odio de clase no tiene solución
institucional a largo plazo. En esa perspectiva el dilema es profundizar el
aspecto revolucionario del proceso, o retroceder feo. Ese dilema es de hoy, de
mañana, no se detiene el 7 de octubre. Chávez ganará con una montaña de votos,
pero debajo habrá una crisis irresoluble en términos institucionales.
Hoy día se habla poco y nada del
socialismo del siglo XXI. ¿Por qué?
Modesto Guerrero: Si nos guiamos por las
declaraciones del presidente, en realidad él sigue hablando de socialismo. Es
posible que no sea tan sistemático como antes. La base chavista y sus cuadros
hablan todos los días de socialismo. Acá cientos de miles de venezolanos
comunes luchan por el socialismo. Mi preocupación no es por el uso masivo de la
palabra, sino por lo que se está sembrando en su nombre. Es un mérito de Hugo
Chávez poner de moda y masificar el uso del socialismo como opción de vida.
Pero se puede repetir la historia por su lado feo, o sea, reducir socialismo a
Estado y economía nacionalizada, como fue en Europa del este, China, Cuba o en
los socialismos panarábicos. Lo maravilloso que ha sido la instalación de esa
palabra-concepto en millones de venezolanos está mutando en una perversión:
cualquier cosa es bautizada bajo esa palabra. En Venezuela, lo bueno contiene
un riesgo. Socialismo es un modo de vida social, no un tipo de economía o un
tipo de Estado. No puede haber socialismo y revolución cuando aumentó la tasa
de explotación obrera y la economía privada, la banca y el comercio importador
crecen más que la economía estatal, la agroproducción y la de control obrero. Algo
no está bien. Lo bueno, al revés de los países citados, es que en Venezuela
esto se discute abiertamente. Un libro premiado por el Estado plantea este
serio problema. Para mí esta cuestión se resolverá en los hechos. Si hay una
profundización revolucionaria nos habremos ahorrado un farragoso camino, el
punto de partida en la cabeza de la gente será el socialismo. Aquí, excepto la
burguesía y parte de la clase media, nadie le teme al socialismo. En cinco
encuestas, a casi 40% de la población le gustaría el socialismo para Venezuela.
Eso es mucho en el contexto mundial después del Muro.
El PSUV tiene métodos poco socialistas, poco democráticos.
¿Qué pasa con esta estructura? El ALBA no ha crecido todo lo que se esperaba.
¿Qué alternativas se ven al respecto?
Modesto Guerrero: El PSUV pudo ser una maravilla en
América Latina, pero terminó convertido en una maquinaria electoral, que además
no es tan efectiva como otras que hemos conocido, es bastante ineficaz
técnicamente hablando. Su burocratización estaba en los genes que le dieron
nacimiento en 2007. Se convirtió en una mímesis del Estado que gerencia. Como
decimos en Venezuela, se "adequizó", en referencia a Acción
Democrática, el aniquilado partido nacional burgués nacido en los años 40 junto
con el peronismo y otros movimientos nacionalistas. La militancia chavista más
activa y luchadora, la más honesta del país, no se referencia en el PSUV.
Tampoco los poderosos movimientos sociales venezolanos, en el campo, los
barrios pobres, en menor grado en las fábricas. En muchos casos lo enfrentan.
Eso no impide que todos voten por el PSUV en las elecciones. Es una dualidad,
que se supone transitoria, cuya resolución solo podrá verse en otro gran
acontecimiento donde el PSUV sea superado. En los últimos 3 o 4 años se han
intentado por los menos cuatro intentos sanos de ofrecer una alternativa a la
izquierda del PSUV. Todos fracasaron. Por ahora la gente no entiende ese cambio
tan abrupto. Hay una falencia crónica en la vanguardia izquierdista de mi país,
poca tradición, poca sistematización teórica, eso frena las enormes
posibilidades que tienen en sus manos. Son fuertes en lo social y débiles en lo
político. No se asumen opción histórica. El Estado pesa mucho y los coopta con
bastante facilidad.
La nueva ley orgánica del trabajo ¿puede ser una de las
razones para un intento de golpe antes de las elecciones del 7 de octubre?
Modesto Guerrero: No conozco señales de la realidad
que indiquen un intento de golpe antes del 7 de octubre. La burguesía odia la
LOTTT como odiará todo lo que tienda a reducirle su control de la plusvalía.
Esta Ley es maravillosa en avances sociales, aunque está preñada de la
perversión estatista.
¿En qué medida perjudica la enfermedad de Chávez desde lo
real y desde lo especulativo?
Modesto Guerrero: Hay dos tipos de especulación, la
que hace la derecha y la del chavismo. Creo que el gobierno se equivoca al
ocultar el riesgo real del cáncer, pues el enemigo usa el vacío informativo
para especular y embasurar con las cosas más horrendas de la especie humana. Lo
que hicieron con Evita Perón en 1953 queda pálido. El sitio www.S.O.S.Chavez es un derrame de odio de clase,
étnico, moral, etc. Pero se ha producido una curiosísima paradoja. La propia
burguesía está creando a un Presidente inmortal. Mientras más anuncian su
muerte, más vuelve Chávez de La Habana como un toro de lidia. El riesgo existe,
pero quiero retratar la disociación psicótica de la oposición burguesa
venezolana. Es una clase en serios problemas.
¿Cómo fue tu evolución desde los contenidos periodísticos
que publicaste sobre la gestión actual?
Modesto Guerrero: Yo soy de la generación que
preparó desde la militancia los aspectos revolucionarios del proceso
bolivariano actual. No sabíamos que se llamaría bolivariano, pero el nombre es
secundario, además, el ejemplo radical de Bolívar es bueno. Comencé por
estudiar el fenómeno chavista a la luz de dos factores, la experiencia
histórica de la lucha por la revolución social, que incluye al nacionalismo
tercermundista, y por el fenómeno mismo tal como se manifestaba desde el 4 de
febrero de 1992. En diciembre de ese año publiqué en Venezuela, con el
matemático y militante Fernando Sánchez, un folleto de aproximación desde el
PST-La Chispa. Desde Argentina mi nuevo acercamiento serio comenzó en abril de
2002. Desde entonces lo sigo a diario y en profundidad. He escrito centenares
de artículos y dado otros centenares de charlas, he escrito tres libros para
pensar el asunto. La biografía es mucho más que una biografía, Pedro Brieger
hizo una correcta definición de ese trabajo, que este año lo publica una
editorial del Estado venezolano, a pesar de su carácter crítico, una muestra de
la democracia que predomina en la revolución bolivariana y de la dualidad de la
que hablo. Yo escribo sobre el chavismo desde adentro y sin pre-juicios. No
dependo de él, mi programa es la revolución socialista, la revolución
bolivariana es un punto de partida. Como es natural, he aprendido mucho
escribiendo sobre él, es un gran campo de experimentación militante. Eso no lo
entienden quienes llevan una “revolución de bolsillo” en sus camisas, como
diría Ricardo Napurí. Lo mejor de la generación anterior y presente está fuera
de los comandos políticos del gobierno. La mayoría de las jefaturas actuales
son extrañas a un programa socialista, y como dijo alguien que dirigió
revoluciones, no se puede hacer el socialismo con las herramientas del
capitalismo.
¿Hay ausencia de un polo anticapitalista o revolucionario?
Modesto Guerrero: Sí, sufrimos de la ausencia de un
polo revolucionario internacional y local. Este es el aspecto más dramático de
la actual situación internacional. Europa es una muestra terrible de esto. La
gente vota entre “izquierda” y “derecha”, casi como si fueran sinónimos. Claro
que es un aprendizaje y uno apuesta a eso, pero hay una pérdida de más de medio
siglo de acumulación, por lo menos tres generaciones mal educadas por el
estalinismo, la socialdemocracia y los nacionalismos. Cuando mejor es la
situación objetiva, peor está la subjetiva. Parafraseando a Hegel diríamos que
el espíritu subjetivo tiene graves problemas para objetivarse. Esas tres
gangrenas lo paralizaron ideológicamente por tres generaciones. De todas
maneras, la realidad sigue ofreciendo oportunidades de recreación de una
generación de revolucionarios. Esa es la apuesta en la movilizada Europa, en
Argentina, Bolivia o Venezuela, las desigualdades solo hablan de los ritmos y
los límites, no niegan la posibilidad. Hace pocas semanas se conformó en Caracas
una opción política de una parte de la vanguardia más de izquierda. Son parte
de los mejores dirigentes sociales, que se quieren preparar para escenarios
imprevistos. Ese es un gran paso adelante. Pero la vanguardia venezolana es
frágil, inestable y la mayoría sigue apostando a lo que Mészáros llama “atajos”
inconducentes. Como ves, está casi todo en marcha, eso es lo hermoso, es
creativo.
El gobierno alemán está insistiendo en un apoyo más
contundente y más abierto de la Unión Europea a la oposición venezolana. ¿Hay
intereses puntuales en esta posición?
Modesto Guerrero: Claro, para el imperialismo
europeo es muy mal ejemplo un gobierno que nacionaliza o expropia, o un país
donde hay control obrero en grandes fábricas. España, Francia y Portugal tienen
muchos capitales en Venezuela. La burguesía española es una madriguera enemiga
de los avances de América Latina, sea la avanzada “revolución bolivariana” o el
tímido 51% de YPF en Argentina. Para ellos todos somos chinos.
¿Cómo juegan los medios alternativos comunitarios en estas
instancias pre-electorales?
Modesto Guerrero: Los medios comunitarios en
Venezuela tienen un rol central en la vida política. Son protagonistas de la
vida social. Hay un medio de masas como Aporrea, pero hay muchos otros con
influencia local. El gobierno les debe respeto. Los quiere controlar,
estatizar, pero no puede con todos, porque son muchos y porque muchos son muy
radicales. Conviven con los medios públicos contra la derecha burguesa, pero se
diferencian de los públicos en otras áreas. En este proceso electoral de 2012
los comunitarios resultan vitales, en algunas zonas más que los estatales,
debido a su grado de enraizamiento local. Es un fenómeno venezolano de tipo
revolucionario, un aporte para América Latina.
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