sábado, 22 de septiembre de 2012

Ecuador: Izquierdas realineadas

Las fuerzas de la Unidad Plurinacional de las Izquierdas del Ecuador (UPIE) se han sumado a la variada gama política de la oposición, han marcado sus diferencias con la izquierda identificada con la Revolución Ciudadana, se asumen a sí mismas como únicas y verdaderas (algo tradicional entre las fracciones izquierdistas), y se han planteado como objetivo la derrota electoral de Correa, que ocupa el centro de sus preocupaciones.

Juan J. Paz y Miño Cepeda / El Telégrafo

I.

El 1 de septiembre, la Unidad Plurinacional de “las Izquierdas” del Ecuador (UPIE) decidió, entre seis precandidatos, proclamar como candidato único presidencial para 2013 a Alberto Acosta, ex presidente de la Asamblea Constituyente y otrora ideólogo de la Revolución Ciudadana y partícipe del gobierno del presidente Rafael Correa.

UPIE integra a: Pachakutik, Participación, RED, Movimiento Popular Democrático (MPD), Poder Popular, Montecristi Vive y Corriente Socialista Revolucionaria. Asume que su unidad es “inédita”. No es así. En 1978 nació el Frente Amplio de Izquierda (FADI) con los partidos Comunista y Socialista, Izquierda Cristiana, Segunda Independencia y Unión Democrática-Popular. El MPD optó por una vía propia. Pero en 1988 se constituyó el Frente de Izquierda Unida con FADI, MPD, MIR y MRT; y, en otro lado, Unión Patriótica del Pueblo, con P. Socialista y Liberación Nacional (desmembración del FADI).

Todavía, en aquellos tiempos, las divisiones entre las izquierdas marxistas respondieron a “purismos” doctrinarios y posturas electorales. El derrumbe mundial del socialismo volvió obsoletas sus tesis, extinguió a la mayoría de agrupaciones de la tendencia y redujo el espacio político de las que sobrevivieron en mucho apegadas a viejos dogmas.

Las elecciones de 2006 fueron la oportunidad histórica para la convergencia, alrededor de Alianza PAIS  (AP), de las izquierdas antiguas y de las nuevas, estas últimas renovadas por otras generaciones, no necesariamente marxistas, cuestionadoras del capitalismo e inclinadas por un “Socialismo del siglo XXI”.

En el camino del también inédito proceso de transformación social que vive Ecuador desde 2007 (después de la Revolución Juliana de 1925 no ha ocurrido un fenómeno igual), las fuerzas de la UPIE se han sumado a la variada gama política de la oposición, han marcado sus diferencias con la izquierda identificada con la Revolución Ciudadana, se asumen a sí mismas como únicas y verdaderas (algo tradicional entre las fracciones izquierdistas), y se han planteado como objetivo la derrota electoral de Correa, que ocupa el centro de sus preocupaciones.

Paradójicamente, sus argumentos anticorreístas son los mismos que han utilizado las derechas económicas, políticas y académicas contra un gobierno al que, desde sus inicios, no han dejado de atacar como dictatorial, caudillista, populista, criminalizador de la protesta social, antidemocrático, violador de libertades, etc.

II.

En Ecuador, mientras un sector de las izquierdas respalda al gobierno del presidente Rafael Correa y al proyecto de la “Revolución Ciudadana”, otro sector, integrado en la Unidad Plurinacional de Las Izquierdas” del Ecuador (UPIE), acordó respaldar a Alberto Acosta para las elecciones presidenciales de 2013.

Alberto es un excelente candidato. Académico de valía, consecuente con sus ideas, demócrata, honesto e identificado con los movimientos sociales, estuvo siempre lejos de ser comparado con los otros cinco precandidatos de la UPIE, entre los que incluso se hallaba alguna figura francamente impresentable.

Pero una cosa es el candidato y otra son las fuerzas que lo han promovido.

Cualquier científico social conoce la trayectoria del Movimiento Popular Democrático (MPD) vinculado, desde sus orígenes, al Partido Comunista Marxista-Leninista (PCMLE) “pro-chino”. El MPD (y atrás el PCMLE) movilizó siempre un activismo populista, utilizando la “lucha” popular y callejera.

La injerencia del MPD-PCMLE en el movimiento estudiantil y particularmente en las universidades públicas, donde frecuentemente actuaron con consignas radicales, sin descartar el “garroterismo”, afectó el progreso académico. Su control del magisterio nacional resultó nefasto al sistema educativo. Y su concepción sobre la “lucha de clases” pertenece a pasadas épocas históricas.

El 30 de septiembre de 2010 el MPD se puso del lado de la insubordinación policial, instrumento del intento derechista de golpe de Estado contra el presidente Correa, rechazado por toda Latinoamérica. Pero igual apoyo recibió la policía de una serie de dirigentes indígenas pertenecientes a Pachakutik (y a la CONAIE) que hoy rodean la candidatura de Acosta.

De manera que el MPD y esos personajes de Pachakutik están en deuda con la democracia ecuatoriana. 
Los otros grupos de UPIE son minoritarios, incluyendo al Socialismo Revolucionario que es una fracción del Partido Socialista que apoya a Correa. Políticamente destacan, entre todos ellos, viejas y pasadas figuras del izquierdismo ecuatoriano.

En este momento, ni MPD, ni Pachakutik han alcanzado a completar las firmas exigidas para registrarse como partidos. Difícil sostener, en principio, que cuentan con el apoyo “mayoritario” del pueblo ecuatoriano. Pero, promovidos por la derecha mediática como otra fuerza más de oposición “anti-correísta”, la UPIE luce como si fuera la verdadera, sensata, consensual y única izquierda del Ecuador.

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