sábado, 15 de septiembre de 2012

Guatemala: “gracias a los soldados y no a los poetas podemos hablar en público”

Añoro el día en el que en Guatemala no sean loados los soldados sino los poetas (y los maestros). 

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica

Otto René Castillo, poeta asesinado
en 1967 por el ejército de Guatemala.
Hace unos pocos días ocurrió una marcha de protesta en Ciudad de Guatemala. Fueron aproximadamente 300 personas entre familiares de militares y militares retirados, que decidieron manifestarse contra los juicios que tribunales guatemaltecos están llevando a cabo contra quienes han sido sindicados de asesinatos y genocidio durante la guerra que asoló a Guatemala durante 36 años pero, especialmente, en la década de 1980.

Entre los acusados está el tristemente célebre ex general Efraín Ríos Mont quien, durante más de diez años, escudado en la inmunidad que le daba el ser miembro del Congreso Nacional,   escapó a la justicia. Pero no solo es él, ni mucho menos, y los juicios avanzan, aunque lentamente dadas las múltiples estratagemas que la defensa de los acusados urde.

Los familiares de los acusados reclaman que son víctimas de un complot comunista. En primer lugar, niegan que haya habido un genocidio y para ello se escudan en definiciones de lo que es y lo que no es genocidio. A esa tesis adscribe, también, el actual presidente de la República, el ex general Otto Pérez Molina, quien fue un activo y visible actor en las acciones del Ejército guatemalteco que hoy están siendo cuestionadas.

Para toda esta gente, el complot comunista es producto de mentes calenturientas de intelectuales que, perteneciendo, según piensan, al campo de los derrotados en la guerra, ahora tratan de revertir a su favor el curso de los acontecimientos. La historia que estos cuentan sería, entonces, pura invención, a pesar que miles de testimonios y cientos de fosas comunes atestiguan lo contrario.

Los poetas, para ellos, son intelectuales. Forman parte, por lo tanto, del despreciable sector de la sociedad que cuenta mentiras sobre ellos. Los poetas son, por antonomasia, seres a los que desprecian. Los han asociado siempre con la bohemia, la informalidad y la falta de seriedad. Lo último que querrían es que una hija suya se casara con un poeta; sería un fracaso.

En Guatemala, uno de los poetas emblemáticos de la contemporaneidad es Otto René Castillo. Murió torturado y quemado en la base militar de Zacapa, en el Oriente del país, cerca de la frontera con El Salvador, en la década de los años 60. Quien dirigía esa base militar, el general Carlos Arana Osorio, llegó a ser presidente en 1970.

Otto René Castillo escribió un poema emblemático que trascendió las fronteras del país y se ha transformado en símbolo del compromiso con la patria irredenta. Se llama Vamos Patria a caminar.

Los manifestantes defendieron a los militares.
Para los participantes en la manifestación que comentamos, Otto René Castillo representa el súmmum del tipo de persona aborrecible. No solo era poeta sino, además, de izquierda. Su eliminación física, como símbolo de la extirpación del mal, permitió que la sociedad guatemalteca no cayera en las garras del comunismo, y quien llevó adelante esta tarea fue el ejército, los soldados. Una pancarta decía: Gracias a los soldados y no a los poetas podemos hablar en público.

Al otro lado del istmo centroamericano está Costa Rica. Es una sociedad que abolió el ejército como institución en 1949. Se precia de tener más maestros que soldados o, en otras palabras, de tener un ejército de maestros.

Piensan los costarricenses que gracias a la sociedad que han logrado construir, que pone a los maestros en un lugar central, es que pueden gozar de libertades que en Guatemala se escamotean.

Maestro fue quien hoy los costarricenses tienen prácticamente como su poeta nacional, Jorge Debravo. En estos días celebran lo que habría sido su 60 aniversario.

No creo que los guatemaltecos deban ser como los costarricenses, pero añoro el día en el que en Guatemala no sean loados los soldados sino los poetas (y los maestros).  

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