Si el lenguaje es
historicidad en palabras, si la escritura es una forma más de la intervención,
venimos a celebrar Con Nuestra América, venimos a celebrar que este texto pueda
ser leído en un continente que se despierta y se reconoce.
Carla Wainsztok
Desde Buenos Aires,
Argentina
Con Nuestra América cumple años y lo venimos a
celebrar, convidándonos con nombres propios, con nuestros relatos. Pero, ¿podemos hablar de relatos propios,
diferentes, sin conexión con otras ideas?
Conocernos,
reconocernos no supone negar otras formas de pensamientos y teorías. ¿Hay algo
tan ajeno a nuestra humanidad? Se trata simplemente de mirar desde el Sur,
pensar desde el Sur, soñar y soñarnos desde el Sur. Si algo nos enseñó Martí es
que somos el libro importado y las botas de potro.
Leer y escribir desde
el Sur es una tarea de creación, de creación
heroica, ni calcar, ni copiar. El invento o el error. La escritura como
ensayo, como invención; pero también como traducción, interpretación. La
escritura y la cita.
Citamos y nos citamos
con aquellas mujeres y hombres que formaron Nuestra América Latina. Es una cita
con la historia, con la esperanza, con el futuro.
Los relatos
eurocéntricos no sólo olvidan a las mujeres y los hombres de otras latitudes
sino que constituyen narraciones raciales y racistas, que construyen la más
falaz de todas las dicotomías civilización o barbarie. El logos o el grito.
Parafraseando a Arturo Roig, el logos nace del grito.
Pero nuestros pensares
y sentires intuyen que los gritos en realidad son de las y los que carecen de
argumentos. El grito expulsa, intimida. El diálogo habilita el encuentro,
compartimos ideas, nos convidamos con relatos hasta hace poco desconocidos. El
pensamiento latinoamericano incluye a la ternura.
Hoy los diarios y los
medios de comunicación de Nuestra América Latina son lugares privilegiados de
batallas culturales, de descolonizaciones pedagógicas. Con Nuestra América es
un espacio de ideas flameadas a tiempo.
Siempre me interesaron
como se construyen los diccionarios, quiénes son los que pueden establecer las
definiciones. Los diccionarios pasan más desapercibidos que los periódicos.
Pero recordemos 1492 expulsión de los moros y los judíos, Conquista de América
y la Gramática de Nebrija. 1494 creación del primer diccionario castellano.
Sin embargo a pesar de
las diferentes formas de dominación sentimos que las descolonizaciones se
filtran en los resquicios de las instituciones. Necesitamos hacer un arqueo de
nuestras cuentas y nuestros cuentos.
Hoy comienzan a cambiar
los nombres de las calles, de las plazas, de las escuelas, hoy es tiempo de
bajar monumentos. Es el procerato el que está transformándose. Se modifican las
efemérides. Se votan nuevas Constituciones. Se escuchan las voces de los
pueblos otrora silenciadas bajo el estigma de la barbarie, del grito.
Las palabras ya sabemos
no descienden desde los cielos ni salen de cavernas oscuras, nuestras palabras
son construidas en las prácticas de nuestros pueblos. Hay palabras nuevas
UNASUR, ALBA, CELAC tal vez este sea un tiempo de designaciones
institucionales.
Las palabras que se
juntan constituyen un nueva lengua pero ¿Cómo se llama este nuevo tiempo
histórico? ¿Quiénes van a ser capaces de instituir su nombre? ¿Quiénes van a
enunciar esta nueva lengua?
A veces es difícil
considerar en toda su magnitud los cambios cuando estos nos suceden. Es más
fácil reflexionar sobre algo ya acontecido, nosotras/os vivimos tiempos
históricos y entre la cotidianeidad y demás limitaciones impuestas se nos
escapan seguramente algunos grandes y pequeños gestos.
Si el lenguaje es
historicidad en palabras, si la escritura es una forma más de la intervención,
venimos a celebrar Con Nuestra América,
venimos a celebrar que este texto pueda ser leído en un continente que se
despierta y se reconoce.
Empezamos a asomarnos
con timidez a las nuevas palabras o las ya pronunciadas pero de otra manera,
con otros matices. Estamos siendo las palabras y las escrituras que elegimos.
Pero sin el derecho de conocer nuestras historias ¿quiénes seremos?
Los conquistadores
recelaban que los “indios” (nombre del opresor a la diversidad de pueblos)
soñaran en su lengua y soñaran que eran libres. El poder que se entremete hasta
en el mundo más íntimo es una pesadilla.
Lejos de las
pesadillas, Túpac Amarú, José Martí, Simón Rodríguez, Sandino, Mariátegui,
Gabriela Mistral, Hostos tenían sueños diurnos. Sueños de libertad, de
emancipaciones. En sus sueños nos estaban esperando, en sus amaneceres nos
estaban anhelando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario