“Martí es uno de los puntales de la filosofía de la emancipación y de
la filosofía de la liberación. Es un gran pensador del antimperialismo; pero,
además, es un gran pensador en pos de la libertad y de la democracia. Martí es
un punto de referencia absolutamente fundamental para la filosofía de la
liberación”, afirma en esta entrevista el intelectual argentino Atilio Borón.
Paula
Companioni / LA JIRIBILLA
Atilio Borón, politólogo argentino. |
Según la mitología
griega, Pandora fue la primera mujer creada, a quien Zeus le regaló una caja
con la condición de que no podría abrirla. Pandora, impulsada por la
curiosidad, no pudo contenerse y la abrió, dejando escapar todos los males del
mundo —contenido final de la caja— aunque uno quedó guardado: la esperanza.
Hoy, abrir una caja de Pandora significa crear un mal que no puede ser
deshecho.
“La filosofía política y
la caja de Pandora” fue la conferencia magistral del politólogo argentino
Atilio Borón durante la Tercera Conferencia Internacional “Por el Equilibrio
del Mundo”. Según planteamientos de Borón, después de la Segunda Guerra Mundial
el saber positivista reinante abrió la caja de Pandora de la Filosofía y dejó
salir preceptos lógicos capitalistas que, al igual que los males, someten al
mundo y lo dejan con la incapacidad de explicarse la realidad tal cual es; la
contraposición a esto es una esperanza de filosofía liberadora que, guardada en
los saberes propios del continente latinoamericano, sea verdaderamente profunda
y no se conforme con conocer el mundo, sino que diga como puede ser mejor.
¿En qué contexto se ubica
la actualidad de América Latina?
Se han producido cambios
muy importantes que han modificado las relaciones de fuerzas que teníamos en América Latina, lo cual
nos colocaba en una situación de mucha inseguridad ante el imperialismo
norteamericano. Estamos en un punto muy delicado porque EE.UU. ha lanzado una
tremenda contraofensiva y hay que estar preparados porque puede venirse un
reflujo muy significativo. Eso me preocupa mucho porque existe el bloqueo en
contra de Cuba y la crisis económica internacional, que debilitan
económicamente los procesos emancipatorios en el continente. La CIA y todo el
aparato militar y político-económico de EE.UU. se ha puesto en
marcha para desestabilizar las propuestas emancipatorias en el continente.
La prédica de Cuba dada
por el ejemplo de su resistencia, alumbró la posibilidad de surgimiento de
nuevos procesos políticos con una vocación transformadora-emancipadora en América Latina. Hablo
básicamente de la experiencia de Venezuela, de Bolivia, de Ecuador. Y, en
menor medida, las experiencias que han tenido lugar en el cono Sur, sobre todo
en Argentina, Brasil
y Uruguay.
Pero tenemos, además, el
problema derivado de la salud del presidente Chávez. El proyecto bolivariano ha
dado muestras de tener un grado de madurez en su desarrollo muy grande, pero de
todas maneras, si Chávez no llegara a salir indemne de esta amenaza que se
cierne sobre su persona, el futuro de la revolución bolivariana sería mucho más
complicado de lo que es hoy. Las elecciones de diciembre demostraron que aun
sin Chávez se puede ganar de una manera muy contundente en contra de la
derecha. O sea, no hay que pensar que “sin Chávez esto se derrumba”. Aun sin Chávez
el proceso bolivariano va a continuar.
¿Cómo valora la voluntad
integracionista de América Latina
evidenciada en la formación y actual reunión de la CELAC ante otras
propuestas de uniones como la Alianza del Pacífico?
La Alianza del Pacífico
es, claramente, un proyecto manejado por Washington, tendiente a debilitar la CELAC. Y EE.UU. está jugando a dos
puntas a través de él. Por una parte, hace que los proyectos en curso como la
UNASUR, la CELAC,
etc., tengan una cuña metida dentro como puede ser el caso de Chile. Y por la
otra, organiza una Alianza del Pacífico, que simplemente es un apéndice de la
política exterior de la Casa Blanca.
Hay que ver ahora qué
pasa con Cuba, asumiendo la presidencia de la CELAC. Puede significar un
avance muy importante, en la medida en que a Cuba no le perjudican estos
proyectos.
Será un poco difícil
avanzar mucho, pero algo se podrá hacer. Tengo confianza en que Raúl Castro pueda dar
impulso a esta visión alternativa; y en que, además, pueda saltar obstáculos
muy encarnizados que dificultarán que él ponga en marcha el proyecto de la CELAC tal como está en la
cabeza de Fidel y de Raúl.
¿Considera que hay una
vuelta a la filosofía liberadora de Martí y de Simón Bolívar?
En realidad, lo que hay
es una ida. El pensamiento martiano se conoce mucho en Cuba gracias a la labor
educativa de Fidel, de Raúl, de Armando Hart, de Retamar…
de las grandes figuras intelectuales y políticas que produjo la Revolución
cubana. Y el pensamiento de Bolívar lo introduce en el discurso latinoamericano
con la obra del presidente Chávez. Entonces, no es que volvemos a ellos,
estamos yendo a ellos.
Noto con mucha
preocupación que es un pensamiento que se conoce muy mal y muy poco: recién
ahora está empezando a conocerse. Este es el primer evento realmente masivo que
tiene la Conferencia Martina. He estado en las dos anteriores y no diría que
fueron pequeñas, pero no había mucha gente. La primera, fue una conferencia
donde escasamente había un centenar de personas. Hoy en día estamos casi por
encima de mil, y con gente que viene de España, de Rusia, de Portugal, de toda América Latina, del
Caribe. Hay que profundizar en los esfuerzos por su difusión y avanzar de
manera muy sostenida hacia ellos.
¿Cómo sería el homenaje a
Martí en pos de esta filosofía liberadora de la que hablaba en su conferencia?
Martí es uno de los
puntales de la filosofía de la emancipación y de la filosofía de la liberación.
Es un gran pensador del antimperialismo; pero, además, es un gran pensador en
pos de la libertad y de la democracia. Martí es un punto de referencia
absolutamente fundamental para la filosofía de la liberación.
¿Podría considerarse el
pensamiento de Martí, el de Bolívar y también las propuestas originarias del
Buen Vivir como una filosofía de la liberación latinoamericana?
Los elementos están ahí
claramente. Hay desarrollos que tienen que ver con los procesos históricos.
Bolívar es un hombre que, hace 170 años, está muerto, por lo que no podemos
pensar que es un contemporáneo, y Martí, digamos, también. Pero las cimientes
del pensamiento crítico liberador están ahí.
Hay que evitar la actitud
dogmática de pensar que ahí está todo, como tampoco está todo en Marx. Pero sin
Martí, sin Marx, sin Bolívar, no podemos pensar la emancipación de nuestros
pueblos, eso es impensable.
El Buen Vivir, es un
aporte de un desarrollo equilibrado que producen los pueblos originarios de América Latina. Ahora
tiene que ser encaminado a la luz de las condiciones históricas concretas y de
los desafíos que se plantean a los gobiernos que proponen el Buen Vivir.
Algunos sectores muy
dogmáticos consideran que el Buen Vivir significa el abandono por completo de
los bienes de la naturaleza. Pero eso es imposible, porque desde la revolución
agrícola en adelante, o sea, desde hace ocho mil años atrás, el hombre ha
venido transformando la naturaleza.
Es necesario entender que
no podemos sustraernos de explotar la naturaleza para resolver los problemas de
la sociedad; pero hay que hallar una manera de explotar la naturaleza —aunque
la palabra explotar no me gusta para nada— que sea absolutamente compatible con
la preservación de la misma. El capitalismo desarrolla una explotación
predatoria, por lo que tenemos que utilizar los bienes de la naturaleza de una
manera responsable que garantice la reproducción de la misma.
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