Es
risible cómo las corporaciones mediáticas tratan de catapultar a Capriles y de
invisibilizar a Nicolás Maduro. Por ejemplo no informan del recibimiento que le
dan a Maduro no solo los Gobiernos, sino también los pueblos de los países visitados.
Sin embargo, sí anunciaron con mucho estruendo la gira que Capriles iba a
realizar a México, Brasil, Perú y Chile.
Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra
América
La presencia de Capriles en Chile fue repudiada. |
En
política si bien son importantes los actores, muchas veces son determinantes
los escenarios; en América Latina estos varían cada día. En los últimos años se
ha acentuado -lo hemos visto recientemente- que algunos presidentes electos buscan
ser legitimados internamente gracias a la política exterior y a los viajes que
realizan. Pero los escenarios han cambiado; antes era determinante visitar
Washington, ahora no.
Todavía a
principios de los años ‘90 veíamos a los presidentes elegidos de los países
latinoamericanos alistar rápidamente las maletas para realizar su primer viaje
–en calidad de Presidente- a la Casa Blanca; ahí se doblegaban agradeciendo el
apoyo para el triunfo electoral y se ponían al servicio del imperio, para que
ejerciera el nuevo saqueo de las riquezas del país.
Últimamente
en Latinoamérica varios líderes políticos progresistas que alcanzaron la
presidencia en elecciones democráticas -aunque adversados totalmente por la
maquinaría publicitaria de los grandes medios de comunicación al servicio de la
oligarquía-, en lugar de mirar hacia el Norte, lo hicieron hacia sus propios
pueblos y sus vecinos latinoamericanos. Para ellos, como dijo el profesor
uruguayo Joaquín Torres García “nuestro norte es el Sur”, y estuvieron
dispuestos a pasar de la actitud sumisa a la de dignidad. Tener dignidad es lo
que nunca perdona el imperio, el mejor ejemplo es Cuba, que permeada por las
enseñanzas del apóstol, entendió que “vale más un minuto de pie que una vida de
rodillas” (José Martí). Y ahí está ese pueblo revolucionario resistiendo por
más de cincuenta años el criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto
por los Estados Unidos.
Antes, si
un presidente no se alineaba a la política imperial de los Estados Unidos,
sencillamente caía en desgracia, se convertía en un apestado y satanizado por
los medios de comunicación; le montaban grandes campañas publicitarias para
destituirlo. Hoy la Casa Blanca se impacienta, no solo porque los gobiernos
progresistas han buscado integrarse y avanzar, desarrollando programas
económicos, sociales, políticos, etc., sino también porque son gobiernos que han
aprendido a responder con dignidad y valentía a las provocaciones imperiales; sin
temor y con voz propia defiende la autonomía, soberanía e independencia de sus
pueblos. El infantilismo político ya es historia en varios de nuestros países.
Aún así
las grandes corporaciones mediáticas no se dan por vencidas, y acuden a
vilipendiar a uno o sacralizar a otro. Desde hace tres meses saturan a sus
audiencias presentando a Capriles como víctima de un “fraude” electoral, sin presentar
una sola prueba. Y en la vereda de enfrente, buscan culpar a Nicolás Maduro
hasta de las informaciones que posee Edward Snowden.
Es
risible cómo tratan de catapultar a Capriles y de invisibilizar a Nicolás
Maduro. Por ejemplo no informan del recibimiento que le dan a Maduro no solo
los Gobiernos, sino también los pueblos de los países visitados. Sin embargo, sí
anunciaron con mucho estruendo la gira que Capriles iba a realizar a México,
Brasil, Perú y Chile. Pero, ¿por qué esos medios “objetivos” y “neutrales” no
informaron que en esos tres primeros países nadie que sea relevante del Gobierno
quiso recibir al golpista Capriles? El gran consuelo fue Chile, y para allá
llevaron las cámaras, porque lo recibiría el Presidente Piñera, uno de los
pocos peoncitos que le queda al imperio en Sudamérica. En política cada quien
es responsable y libre de decidir con quien se reúne y pacta. Al respecto el
canciller venezolano Elías Jaua dijo: “Ahí está en Chile, conspirando contra la
patria… Ahí están los fascistas de Chile y los fascistas venezolanos”.
Las
transnacionales de la información no quisieron referirse a la “bienvenida” que
le dio el pueblo chileno a Capriles. Varios cientos de manifestantes
protestaron contra el “ilustre” visitante, mostrando mantas en las que se podía
leer: “Fuera Capriles golpista. Viva la Revolución Bolivariana”; “Fuera de
Chile Capriles golpista y asesino”; “Capriles terrorista fuera de Chile”;
“Capriles: ¡Cerdo Fascista!”.
En la
acera de enfrente, el 12 de julio sucedió lo contrario, el Presidente
venezolano a su llegada a Montevideo para la Cumbre del Mercosur fue recibido y
ovacionado por miles de simpatizantes, pero de eso no informaron. ¡Qué curioso!
Tampoco dijeron nada de la “multitudinaria” protesta que hubo cerca del
Aeropuerto Internacional de Montevideo al arribo del Presidente Maduro, cuando
cinco jóvenes señoras portaban tres carteles que decían: “Mercosur: lo jurídico
por encima de lo político”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario