Se vienen
estabilizando instituciones regionales de claros alcances políticos en valores
de unidad, cooperación, complementariedad que dejan atrás el santanderismo,
monrroismo y la práctica colonizadora de lógicas instaladas en el egoísmo
político de intereses que orbitan en el imantado capital.
Jesús Alejandro Marcano
Fernández / Especial para Con Nuestra América
Desde Maturín, Venezuela
La “VI Cumbre de las Américas” se realizó en Cartagena,
Colombia, del 09 al 15 de abril del 2012, y el lema asumido fue “Conectando las
Américas: Socios para la prosperidad”. El presidente de Ecuador, Rafael Correa,
no se presentó por considerar que no asistiría mientras exista el “intencional
rechazo de países dominantes como USA y Canadá” a Cuba; igualmente, no asistió el presidente de
Nicaragua por la misma razón. La Cumbre culminó sin ninguna declaración
conjunta, mientras que Hilary Clinton terminó en un Bar de Cartagena trago tras
trago, según las fotos publicadas en la prensa. ¿Qué Cumbres son esas?
Tres años después, menos socios somos con el norte y 35
países están convocados para la nueva cita del 10 y el 11 de abril de este año
2015, en la “VII Cumbre de las Américas” , cuyo lema ahora es “Prosperidad con
equidad”; acontecimiento éste cuya antesala lo hace propicio para que mucha
tinta corra y el debate se encienda: voces como la del presidente Evo Morales
solicitan que el premio Nobel de la paz, que tiene sus fuerzas invadiendo por
doquier, pida perdón antes de llegar a Panamá; el inquilino de la Casa Blanca
no pierde tiempo y hace gira por países caribeños, donde nada permite pensar
que hayan señales que digan que la soberbia del representante de las
transnacionales que gobiernan Norteamérica vaya a disculparse; igualmente, más
de 10 millones de firmas de venezolanas y venezolanos se presentarán en la
reunión, solicitando la derogación del decreto de Obama, cargado de redundancia
de inteligencia por su sui generis
“amenaza inusual y extraordinaria”.
Ahora bien; ¿para
qué sirve, cómo funcionaría, qué buscaría en el contexto de coordenadas de
estructuración geopolítica contemporánea, una Cumbre de las Américas? Bien, la
Organización de Estados Americanos (OEA) actúa como Secretaría técnica del
proceso de cumbre, esto es, la OEA busca con las cumbres mantenerse como
institución continental en un continente que se re-ordena deslocalizando el
clásico poder del norte.
Un poco de narrativa o relato
hispanoamericano, nos dice que hace casi 189 años, por allá por Lima, Perú, un 22 de junio de 1826, Simón José
Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Ponte Palacios y Blanco, conocido
sin tantas palabras como Simón Bolívar, llama a una asamblea que se denominaría
Congreso Anfictiónico que debía dar los cimientos de una gran nación, que en
claves geopolítica buscaba ser el muro de contención en esta latitud de las
pretensiones colonialistas, jugando un posterior papel en el mundo de las
naciones como potencia tanto por su extensión territorial como por sus
riquezas. Hermosísima idea esta que hoy tiene tendencia firme en las
iniciativas de muchos de los pueblos y gobiernos de países latinoamericanos,
con distintas revoluciones que anclan en esta inspiración, vivenciadas
explícitamente en la revolución socialista cubana, revolución bolivariana en
Venezuela, revolución sandinista en Nicaragua, revolución ciudadana en Ecuador
revolución indigenista en Bolivia y procesos análogos en tendencias
progresistas en Argentina, Paraguay, Brasil y el Salvador con solidaridades
concretas de países centroamericanos y caribeños que van construyendo la
urdimbre geoestratégica en la profundización y radicalización del
reordenamiento del poder en el subcontinente.
Se vienen estabilizando
instituciones regionales de claros alcances políticos en valores de unidad,
cooperación, complementariedad que dejan atrás el santanderismo, monrroismo y
la práctica colonizadora de lógicas instaladas en el egoísmo político de
intereses que orbitan en el imantado capital.
¿Qué se creó en aquel 1826? Las
obras de mayor trascendencia fueron: una liga de repúblicas americanas, una
Asamblea Parlamentaria Supranacional y un pacto mutuo de defensa; ayer como
hoy, es en la misma ciudad donde reposa envainada una espada de Bolívar, donde
los resultados podrían metafóricamente
desenvainarla, también se encuentran allí los “protocolos del Istmo”, esto es,
los primeros acuerdos firmados por los ministros plenipotenciarios que
asistieron a aquella reunión. Los historiadores oficiantes de la educación que
se trasmite en América Latina, han venido asumiendo que la OEA tuvo su germen
en aquella reunión y visión integradora de Bolívar. Nada más extranjero y lejos
del pensamiento e ideal bolivariano, pues esta organización ha sido el relato
panamericanista y antibolivariano que funcionó como organización de estados
para los americanos del norte: allí se negociaron invasiones, golpes de
estados, bloqueos y cuanta conspiración fuese necesaria para adormecer los
espíritus y voluntades democráticas que, sujetadas a conciencias
revolucionarias, planteaban otra opción latinoamericanista.
De allí que en el siglo XXI se
impulsa desde una rizomática (Deleuze-Guattari) Latinoamérica que propicia el
mundo ascentrado y descentrado políticamente para ocupar espacios deliberantes
que sepulten poco a poco, tierrita a tierrita los instrumentos de hegemonía y
dominación que como la OEA se han establecido para funcionar como dictamen de
quien no tiene nada que ofrecer en el crisol politico contemporáneo.
Sólo servirá la OEA en su cumbre
para pulsionar la tensión del país del dólar con las instituciones que como UNASUR,
ALBA, PETROCARIBE, CARICOM. Ya sentenciaron en aforisma claro su posición.
Pues, ¿cuál agenda? Ocho puntos vinculados a la “prosperidad con equidad”,
¿pantomima?, ¿remedo?, ¿qué de qué?, ¿Qué es lo qué?
Nos interesa la exigencia de 196
países del planeta sobre el inmediato desbloqueo de los Estados Unidos a Cuba,
la situación colonial de las Malvinas por parte de Inglaterra en alianza con
los Estados Unidos, nos interesa el proceso de paz en Colombia, la legitimidad
que se dan los Estados Unidos con un decreto injerencista sobre Venezuela, la
independencia de Puerto Rico, las bases militares norteamericanos en nuestro
territorio, entre otras de ese calibre.
¿Pero qué nos tienen planteado la
Secretaría Técnica del proceso de cumbre, esto es, la OEA y Panamá? El foro
hemisférico de la sociedad civil, cuya civilidad y civitas ya sabemos a
qué apuesta, con la participación del Bill Clinton, el 42 presidente de los
Estados Unidos y cuya esposa, Hillary Diane Rodham Clinton, cerró la VI cumbre en un bar de Cartagena.
¿Qué relaciones fortalecer? Todos
estos puntos ya tienen sus foros propios, sus instituciones cabales para su
abordaje, sólo que la soberbia de los
operarios políticos de las transnacionales que gobiernan en el país dueño
del otrora ministerio de colonias se le imposibilita
ver, por cuanto las fórmulas de sus gafas de lecturas ya no cuadran en el
escenario emergente que están constituyendo en claves geopolíticas los pueblos
de éste subcontinente. Coincido con el profesor Atilio Boron en que América del
Sur y la CELAC no deben asistir a esa cumbre, y que de asistir sea para
sepultar semejante instrumento.
Parece que el péndulo retrocede,
por ello digo con el cantautor de la canción necesaria Alí Primera: “Gallina
vieja esa gente ni pone ni deja la culequera”; así está la OEA, es una gallina
vieja, nada qué decir con un gran escándalo.
*Director de la Universidad Bolivariana
de Venezuela en el Eje Geopolítico “Heroína Juana la Avanzadora”.
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