En la maraña de las
discusiones actuales relativas a la corrupción hay que desvelar lo que está
oculto y pasa desapercibido a los ojos poco críticos. ¿Qué es lo que está
oculto? La voluntad persistente de los grupos dominantes que no aceptan la
ascensión de las masas populares a los bienes mínimos de la ciudadanía y
quieren mantenerlas donde siempre fueron mantenidas: al margen, como ejército
de reserva barato para su servicio.
Leonardo Boff / Servicios Koinonia
La investigación
jurídico-policial de los delitos de Petrobras implica a grandes empresas, al PT
y también a muchos otros partidos, el PPS, el PMDB y el PSDB, beneficiados con
subsidios y propinas para sus campañas. ¿Por qué está siendo llevada de manera
que se centra únicamente en los miembros del PT? El objetivo principal parece
no ser la condena de los delitos, que obviamente deben ser investigados,
juzgados y castigados. Pero el PT no está solo en este embrollo, la mayoría de
los grandes partidos están metidos en él. ¿Cuál de ellos no recibió millones de
Petrobras y de las empresas para sus campañas? ¿Por qué el Ministerio Público,
la Policía Federal y el juez Sergio Moro no los investiga, ya que pretende
limpiar el país? ¿Alguno de esos candidatos vendió su casa de campo, su sitio o
alguno de sus bienes para financiar su campaña millonaria? Se financiaron por
la caja B, ilegal, considerada práctica corriente en nuestra democracia de
bajísima intensidad.
Es ingenuo y engañoso
pensar que estos cuerpos, incluyendo los diversos niveles de la justicia hasta
los más altos, no están imbuidos de intenciones y de ideología. Que nos lo
digan los clásicos de la ideología como Jürgen Habermas y Michel Foucault que
demostraron que no hay ningún espacio social inmune a intereses, y por eso al
discurso de la ideología, y que no se mueva por algún propósito. Es propio del
discurso ocultador de los golpistas enfatizar la completa independencia de
estas instancias y su carácter de imparcialidad. La realidad del pasado y del
presente revela otra cosa muy distinta.
Un determinado
propósito ideológico de los órganos de poder vinculados al poder policial,
jurídico y de las supremas cortes articulados con medios de comunicación
privados de ámbito nacional, de reconocido carácter conservador cuando no
reaccionario y antipopular, serviría de nexo de unión entre todos ellos con la
intención de garantizar cierto tipo de orden que siempre los benefició y que
ahora con el PT y aliados ha sido puesto en jaque.
¿Por qué el intento
sistemático de desmontar la figura de Lula, llevado bajo coerción a declarar en
la Policía Federal, después de haberlo hecho tres veces antes? Es el deseo
perverso de destruirlo como referencia para todos aquellos que ven en él el
político venido de lo más profundo de nuestro país, sobreviviente del hambre,
que finalmente, con su carisma, llegó al centro del poder. El consiguió la cosa
más importante para una persona: su dignidad. El pueblo siempre había sido
considerado por los dueños del poder como un bueno para nada, plebe ignorante y
sobrante. Sufrido, se cansó de ver frustrada su esperanza de mejorías mínimas.
La conciliación entre las clases, tónica de nuestra sociedad política, siempre
se hizo para allanar el camino de los grupos poderosos y negar beneficios al
pueblo. Con el PT hubo una inflexión en esta lógica excluyente.
Ahora se hace visible
el propósito de las clases que no aceptan haber sido un día apeadas del poder.
Quieren volver a cualquier coste. Se dan cuenta de que por la vía electoral no
lo van a conseguir debido a la mediocridad de sus líderes y a la falta de un
proyecto que devuelva esperanza al pueblo, lacayos que son del poder imperial
globalizado. Quieren conseguirlo manipulando las leyes, suscitando odio e
intolerancia como nunca antes ha habido en esta proporción en nuestra historia.
Es la lucha de clases, sí. Este tema no es pasado. No es invención. Es un dato
de la realidad. Basta ver lo que se dice en los medios sociales. Parece que se
abrió la boca del infierno para las palabrotas, la falta de respeto, la
voluntad de demonizar al otro.
La política no está
hecha de confrontación de ideas, de proyectos políticos y de lecturas
diferentes de nuestra situación de crisis, que no es solo nuestra sino del
mundo. Es algo más perverso: es la voluntad de destruir a Lula, de liquidar al
PT y ponerlo contra el pueblo. Temen que Lula vuelva para completar las políticas
que fueron buenas para las grandes mayorías y que les dieron conciencia y
dignidad. Lo que los dueños del poder temen más es un pueblo que piensa. Lo
quieren ignorante para poder dominarlo ideológica y políticamente y asegurar
así sus privilegios.
Pero no lo conseguirán.
Son tan obtusos y carentes de creatividad en su hambre de poder que utilizan
las mismas tácticas de 1954 contra Vargas o de 1964 contra Jango (João
Goulart). Se trataba siempre de detener las demandas del pueblo por más
derechos, lo que suponía reducción de los privilegios y una mejora de la
democracia. Pero los tiempos han cambiado. No van a prosperar porque ya hay una
acumulación de conciencia y de presión popular que los llevará al ridículo, a
pesar de sus portavoces mediáticos, verdaderos "escarabajos
peloteros" que recogen lo peor que encuentran para seguir mintiendo,
distorsionando, inventando escenarios dramáticos para desfigurar la esperanza
popular y así lograr su retorno por la fuerza y no por los derechos democráticos.
Pero, "No, no
pasarán…"
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