La caída de los precios del petróleo puede
leerse también como un síntoma de agonía en una economía que se sustentó en la
sobreproducción como la han tenido los países emergentes, donde el exceso de
suministro no afectaba, mientras podían digerir aún las altas dosis.
José Fortique / @jfortique
Corren los primeros meses del 2016 y el
temor de los países dependientes de la renta petrolera se confirma: no repunta
el precio del barril. Los marcadores petroleros se encuentran en caída libre
con una economía mundial en medio de la tibieza. La cesta OPEP ha bajado de
forma exponencial desde Julio de 2015 (60 US$) hasta enero de 2016 (27 US$). Las
causas no reposan exclusivamente en el sector petrolero. La caída de otros sectores
energéticos como el carbón ratifica una tendencia a la baja. Sin embargo, la
situación no es nueva, el gas natural, juntos a otros commodities se hundieron incluso en los años del boom petrolero.
El mercado petrolero se ha visto
afectado por el sobreabastecimiento. En el pasado, las tácticas de la OPEP
apuntaban a la reducción de la oferta como estímulo. Esta respuesta parece no
entrar ahora en la agenda de todos los productores de la organización. Las
monarquías del Golfo Pérsico han preferido seguir bombeando sin pausas, a pesar
de la caída prolongada de los precios. Son preguntas obvias: ¿tiene efectos
positivos para algún país la situación actual? o ¿seguirán bajando los precios a
nuevos mínimos históricos? De forma recurrente, la volatilidad de los precios
se asociaba a circunstancias de carácter geopolítico o ambiental. Una rápida
vista por el mapa de conflictos, muestra pocos cambios en las tensiones de
Ucrania y la persistencia del conflicto sirio; con una débil tregua firmada
bajo los auspicios de las potencias.
Los brujos del FMI han pronosticado un
petróleo bajo para el año 2016. El contexto está signado por la caída de las
materias primas, la ralentización de la economía China y el fortalecimiento del
dólar. Los números de la CEPAL no distan de esas estimaciones, proyectando un
crecimiento precario en la economía mundial. La contracción de Brasil tendría
un efecto importante en varia escalas. Por otro lado, el sector energético en
América Latina sufriría una caída similar a la de 2015, apuntando al 24% en
pérdidas. Las estimaciones sobre Venezuela son profundamente negativas. El
marcador Merey, que identifica la producción venezolana en la cesta OPEP, es el
más afectado con los descensos de los precios, en comparación con otros
productores de la organización.
El argumento optimista del director de
estudios del FMI, basado en el efecto positivo de la baja de los precios del
petróleo, no convence a todos. El supuesto incentivo a la demanda en las
economías centrales luce distante. Por el contrario, desde otros lados del
análisis, la situación no es vista como una crisis pasajera. Incluso, la
hipótesis del fortalecimiento de las economías centrales entra en jaque por la
lógica del capitalismo financiero. Por ejemplo, en la óptica de economistas
como Alejandro Nadal[1],
las conexiones entre las inversiones petroleras y el sector financiero pueden
terminar arrastrando al colapso a un significativo número de bancos o fondos de
inversión. Otros autores como Paul Krugman[2]
advierten sobre el efecto de despalancamiento que puede tener la caída del
crudo.
Arabia Saudita, negada a discutir la
opción de recortes de producción en el seno de la OPEP, está librando su propia
guerra de precios, con una postura inamovible pero un camino nada fácil. Las condiciones
no lucen favorables a mediano plazo y se han visto forzados a tomar medidas frente
a la disminución de los ingresos petroleros. Mientras el aumento de combustibles,
agua y electricidad son partes de las maniobras de ajuste por parte de la
monarquía saudita. El incremento del déficit está sustentado en unas cuantiosas
reservas de 602,031.82 mmd[3],
que pretenden seguir alimentado los subsidios, soportar el desequilibrio en la cuenta
corriente y alargar las costosas campañas que libra en su área de influencia, como
la guerra en Yemen.
La postura de Irán ante la complejidad
petrolera no sorprende. Luego de una larga negociación sobre su programa nuclear,
la cancelación de las sanciones económicas es una victoria importante. Estas
medidas unilaterales desde países occidentales limitaron su capacidad de extracción.
En el cuadro 02 se observa la caída consecutiva en la producción entre los años
2012 - 2013:
Cuadro
01
Producción
Petrolera de Irán 2011 - 2014
Año
|
2011
|
2012
|
2013
|
2014
|
Millones
de barriles diarios
|
4373
mbd
|
3742
|
3525
mbd
|
3614
mbd
|
Fuente: Elaboración propia en base
a BP Statistical Review of World Energy, Junio 2015.
De cara a una leve recuperación desde
el año 2014, se espera un salto vigoroso post-sanciones para recuperar los porcentajes
perdidos. Hasta ahora, nada indica que desde Teherán se esté dispuesto a ceder
en la recuperación de cuotas en el mercado, a pesar de los bajos precios. Del
mismo modo, el potencial de Irán también se extiende al sector gasífero
detentando el 18.2% de las reservas probadas a escala mundial, por eso se prevé
el desarrollo de proyectos ambiciosos y, al mismo tiempo, actualiza sus
refinerías; abre la participación para la inversión internacional en grandes campos
gasíferos como South Pars.
El desplome petrolero va asociado al performance mediático donde se cruzan
las declaraciones de los ministros de energía y la dirección de la OPEP. Mientras Rusia, Irán y Arabia Saudita asoman
la posibilidad de seguir inundando el mercado, países como Venezuela han activado
la petro-diplomacia para gestionar estrategias que detengan el hundimiento. Por
esta razón, Caracas solicita moderar la llave del grifo, para intentar estabilizar
los precios; las idas y vuelta del gobierno de Maduro a los países del Golfo e
Irán son parte de esta avanzada. El gobierno venezolano enfrenta una crisis
política interna, acompañada de números rojos en la balanza de ingreso. Sin
embargo, el agotamiento del modelo rentístico no es novedoso, pero la
estrategia de sus socios del Golfo lo coloca frente a un shock coyuntural.
La caída del crudo también arrastró
economías dependientes en África. Las exportaciones de países como Nigeria (Gas
+ Crudo) o Angola (Crudo) están basadas en el extractivismo. Asimismo, buena parte de los productores tradicionales
no cuentan con el colchón de reservas de países como Emiratos Árabes Unidos o Kuwait.
Por tanto, la frase más común en estos
meses es la “reestructuración” de las empresas estatales o privadas para afrontar la crisis. El caso de
Nigeria ilustra los impactos en países con bajos ahorros, donde la renegociación de sus deudas soberanas y la
solicitud de fondos de emergencia para enfrentar al déficit, se han convertido
en una preocupación. Precisamente, la búsqueda de inyección apunta hacia China,
el Banco Africano de Desarrollo o el Fondo Monetario internacional. De modo que,
el FMI es uno de los grandes ganadores en la debacle, aprovechando el
debilitamiento del sector para negociar sus paquetes de ayuda con la receta
neoliberal como pócima mágica.
¿Qué
pasó con el esquisto?, el boom del fracking logró revertir la caída de la producción en los Estados
Unidos. Así que la apertura a sectores no convencionales, bajo técnicas de
explotación con alto impacto ambiental, creó una burbuja que hoy peligra frente
al petróleo barato. El cuadro 02 muestra la evolución de la producción de los
Estados Unidos en estas fechas:
Cuadro
2
Producción
petrolera de los Estados Unidos 2011-2014
Año
|
2011
|
2012
|
2013
|
2014
|
Millones
de barriles diario
|
7861
mbd
|
8904
mbd
|
10069
mbd
|
11644
mbd
|
Fuente: Elaboración propia en base
a BP Statistical Review of World Energy, Junio 2015.
La profecía de la Energy Information Administration (EIA),
que auguraba la autosuficiencia de los Estados Unidos para el 2021, depende de
la evolución del esquisto. Por consiguiente, cambiar el mapa energético mundial
y situarse como un exportador, lucía sólido mientras los precios superaban los
tres dígitos. La reciente guerra de precios ha dejado clara la posición de
algunos jugadores tradicionales, que han preferido el harakiri, a entregar más cuotas a los sectores no convencionales.
El viejo pacto de seguridad/energía
entre Arabia Saudita y los Estados Unidos se ha resentido con el agotamiento
hegemónico, ¿es una guerra basada en las leyes del mercado? La estrategia
saudita sigue su curso. Después de meses del alud, las deudas han debilitado la
salud de los proyectos de esquisto en el mundo; verbigracia: el caso de Vaca
Muerta en Argentina. Con ese clima enrarecido, YPF ha reconocido la afectación de
sus inversiones a corto plazo. Sin embargo, se estima que no todas las
compañías vinculadas al esquisto paren el bombeo por los compromisos crediticios.
La pregunta es ¿lograrán sobrevivir a una prolongada caída de los precios? De
momento, las iniciativas como el congelamiento de la producción dejan en claro
que miembros OPEP y no OPEP pueden cooperar para tratar de reducir los
inventarios, no se traduce en un recorte de la producción sino en una terapia sobre
la epidermis de los precios.
Las operaciones del Dáesh en Irak o la fragmentación
de Libia son de momento un freno al aumento de la extracción al máximo de las
capacidades. Si bien circulan en algunos análisis la tesis de la “conspiración”
en el mercado petrolero, no se puede obviar la dinámica del capitalismo como
sostiene Wallersteine[4].
“El sistema se encuentra muy lejos del equilibrio y las fluctuaciones son
enormes. De ahí que resulte imposible hacer predicciones de corto plazo, lo
cual tiende a congelar el consumo, esto se conoce como crisis estructural.”
Sería absurdo asumir que la postura de
Arabia Saudita o Irán es per se la
responsable del retroceso de los precios del crudo. La reacción de la monarquía
contra sus rivales es una clásica pugna entre competidores de un mercado que
funciona con imperfecciones, y que está colocando a prueba los grupos
monopólicos con el ingreso de los nuevos actores. Las palabras del ministro
saudita Ali al-Naimi sobre prepararse para el petróleo barato, sintetizan una propensión
a invertir en la baja de los costos de extracción. En este caso, no estarían sólo
quedando rezagados los productores no convencionales, sino que incluiría a los pequeños
y medianos productores con poca capacidad de inversión.
Está por verse el optimismo de la EIA de
los Estados Unidos, quien pronostica en su Short-Term Energy Outlook[5]
una recuperación para 2017 de los precios. El promedio estimado por este
organismo, merodearía cercano a los 60 US $ con una caída relativa de la
producción interna en ese país. A pesar de las amenazas de los productores no
convencionales de bombear más, la hipotética recuperación de los precios por
encima de los 40 US$ depende del consumo mundial que sigue siendo moderado como
se proyecta en la siguiente gráfica:
Fuente: OPEC
Monthly Oil Market Report – January 2016
¿El
petróleo es sólo renta o un arma geopolítica? En términos de Asdrúbal
Baptista[6]
es un medio de producción no producido. Se debe señalar que el debate sobre su
condición de mercancía es profundo, en
vista de la teoría económica expuesta por Marx, donde los recursos
pre-existente entran en la dinámica del intercambio con otras mercancías
posterior a su extracción. En países como Venezuela, la dependencia petrolera
determina más del 90% de sus ingresos en divisas, las fluctuaciones en los
precios se han convertido en una variable fatigosa de un modelo fracasado;
identificado como capitalismo rentístico.
Es imposible no encontrar en el
análisis contemporáneo de las relaciones internacionales o la geopolítica, a
los recursos energéticos como una constante. Indubitablemente, su importancia se
liga a la escasez, a la confrontación entre Estados por su aseguramiento y a la
participación de actores transnacionales. La seguridad energética incluye al
petróleo como una de las fuentes esenciales en el sistema capitalista.
Precisamente por esta razón, la caída de sus precios puede leerse también como
un síntoma de agonía en una economía que se sustentó en la sobreproducción como
la han tenido los países emergentes, donde el exceso de suministro no afectaba,
mientras podían digerir aún las altas dosis.
Evitando el ejercicio de la profecía en
medio de la tempestad, lo único que se difumina en este escenario es la tesis
del rebote a corto plazo y la vuelta al petróleo de tres dígitos. Aparte de que
sólo basta mirar los precios históricos del petróleo para confirmar la
inestabilidad permanente de la economía capitalista, asociada a los estremecimientos
geopolíticos centrados en la producción. Sin embargo, está lejos de superarse la
dependencia mundial de los recursos energéticos de origen fósil, como demuestra
la BP Statistical Review of World Energy[7],
los sectores dominantes de la matriz son el carbón, el gas natural y el
petróleo. Posiblemente estas crisis reacomoden los patrones de consumo, pero en
la actualidad el predominio está en el sector petrolero.
REFERENCIAS
Baptista, A. (1997). Teoría Económica del Capitalismo Rentístico,
Caracas, BCV.
British, P (2015). BP Statistical
Review of World Energy, London, BP. http://www.bp.com/content/dam/bp/pdf/energy-economics/statistical-review-2015/bp-statistical-review-of-world-energy-2015-full-report.pdf
- Consultado en Marzo de 2016
.
Energy, EIA (2016). Short-Term Energy Outlook (STEO). EIA.
http://www.eia.gov/forecasts/steo/pdf/steo_full.pdf - Consultado en Marzo de 2016.
FMI, (2016) Report Data Arabia
Saudita. https://www.imf.org/external/np/sta/ir/IRProcessWeb/data/sau/eng/cursau.htm#I -
Consultado en Marzo de 2016.
Krugman, P. (2016) Desventaja global
del desplome del precio del petróleo. El Financiero. http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/la-desventaja-global-del-desplome-del-precio-del-petroleo.html - Consultado en Marzo de 2016.
Nadal, A. (2016). Petróleo, mercados
financieros y recesión global. La Jornada. http://www.jornada.unam.mx/2016/02/03/opinion/022a1eco -
Consultado en Marzo de 2016.
OPEC, (2016). Monthly Oil Market Report. Vienna, OPEC. http://www.opec.org/opec_web/static_files_project/media/downloads/publications/MOMR%20February%202016.pdf -
Consultado en Marzo de 2016.
Wallersteine, I. (2010). Estados Unidos: La crisis sistémica y las
nuevas condiciones de legitimación, Madrid, Siglo XXI.
[1] Véase Petróleo, mercados
financieros y recesión global http://www.jornada.unam.mx/2016/02/03/opinion/022a1eco
[2] Véase Desventaja global
del desplome del precio
[3] Véase
International Monetary Found https://www.imf.org/external/np/sta/ir/IRProcessWeb/data/sau/eng/cursau.htm#I
[4] Immanuel Wallersteine,
Estados Unidos: La crisis sistémica y las nuevas condiciones de legitimación,
Madrid, Siglo XXI, 2010, pp. 37.
[6] Asdrúbal Baptista, Teoría
Económica del Capitalismo Rentístico, Caracas, BCV, 1997, pp.21.
[7] Véase BP
Statistical Review of World Energy June 2015 http://www.bp.com/content/dam/bp/pdf/energy-economics/statistical-review-2015/bp-statistical-review-of-world-energy-2015-full-report.pdf
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