Importante es hacer una
buena taxonomía de la derecha. Sobre todo si la izquierda quiere hacer una política
amplia de alianzas que la saque de una
marginalidad testimonial. Hoy la izquierda no se aglutina ya por un programa
ideológico anticapitalista. Lo hace por un programa político antineoliberal.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
La observación de los
procesos políticos en México y Centroamérica, en general en América latina me
han llevado a una verdad de Perogrullo: al igual que la izquierda, la derecha
no puede ser metida toda ella en un mismo saco. La verdad de Perogrullo se
olvida a menudo y ese olvido suele
tener consecuencias políticas
indeseables. La extrema derecha ha cometido en el pasado y en la actualidad el
error de hacer una lectura homogénea de las diversas izquierdas. El
anticomunismo en Centroamérica para poner un ejemplo, no hizo distinción entre
los comunistas, los foquistas, los demócratacristianos o socialdemócratas. A
todos los unió bajo una concepción muy
amplia de “comunistas” y ejerció el
terrorismo de estado indiscriminado asesinando a Pedro Joaquín Chamorro, a
Monseñor Arnulfo Romero, Alberto Fuentes Mohr y a Manuel Colom Argueta. Y con ello sentó una de las bases del gran estallido
revolucionario que vivió la región a
partir de 1978.
La derecha más lúcida,
sobre todo la moderna, nunca se ha equivocado de enemigo y ha realizado una brillante taxonomía de las
izquierdas, identificando con precisión a quien es su enemigo principal. En el
seno de la izquierda, ha costado mucho tener semejante lucidez y no faltan
quienes hasta ubican como parte de la
derecha a quienes se encuentran en la izquierda. El ejemplo más memorable es el
cometido por el Sub Comandante Marcos
durante el proceso electoral de 2006 cuando equiparó a Andrés Manuel
López Obrador con Carlos Salinas de Gortari. Error conceptual que llevó a los
zapatistas a su realidad actual: la marginalidad y la resistencia heroica en
los municipios autónomos de Chiapas llamados “caracoles”.
Hasta dónde puedo ver
las cosas la ideología dominante y unificadora de las derechas en el mundo
actual es el neoliberalismo. El éxito neoliberal ha sido sobre todo ideológico pues desde el
punto de vista económico su fracaso es palpable ahora a nivel mundial. Pero en
toda América bajo el paraguas neoliberal, existe la derecha confesional. En Estados
Unidos de América, la derecha confesional se expresa en el ahora famoso Tea Party el cual agrupa a
la extrema derecha de fundamentalismo
protestante y que en las elecciones pasadas se aglutinó tras la candidatura de
Mitt Romney. Hoy esa derecha se encuentra descalabrada por no haber tomado en
cuenta el peso del voto latino. En América latina, la derecha confesional se
expresa sobre todo en la derecha clerical que alterna su adhesión al
neoliberalismo con las posiciones extremas con respecto al aborto, los derechos
de las minorías sexuales, el laicismo. En países que han tenido enconados
conflictos internos, la extrema derecha no se restringe a la derecha clerical
sino también comprende a la derecha contrainsurgente, ambas herederas del
anticomunismo de la guerra fría.
A la derecha neoliberal
más conspicua no le quitan el sueño las demandas por Memoria, Justicia y Verdad
que afectan a la derecha contrainsurgente. Tampoco hace causa de insomnio el derecho de la mujer a
elegir si continúa o no su embarazo o los matrimonios gay y lésbicos. Su
preocupación fundamental es que no haya restricciones para las inversiones y
que el mercado lo domine todo. Son demócratas si la democracia se restringe a
procesos electorales y si la ciudadanía se restringe a votar por las distintas
élites del país del caso.
Importante es hacer una
buena taxonomía de la derecha. Sobre todo si la izquierda quiere hacer una
política amplia de alianzas que la saque
de una marginalidad testimonial. Hoy la izquierda no se aglutina ya por
un programa ideológico anticapitalista. Lo hace por un programa político
antineoliberal.
Esto es lo que ha
sucedido en aquellos lugares en los cuales la
izquierda ha dejado de ser marginal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario