Para José Martí uno de los superobjetivos de su labor editorial era
convocar -a través de sus textos- a la unidad latinoamericana, aseveró el
aguzado investigador Pedro Pablo Rodríguez, Premio de Ciencias Sociales 2009 en
Cuba.
Randy Saborit Mora* / Prensa
Latina
Martí hizo del periodismo y la literatura un instrumento de la la lucha por la unidad de nuestra América. |
"No he hecho un conteo, pero es asombrosa la cantidad de
artículos de opinión donde Martí llama a la unidad latinoamericana",
señaló Rodríguez, referido al Martí director de La América en 1884, donde definió, avisó y puso en guardia a la
clase letrada hispanoamericana sobre las intenciones de Estados Unidos con la
región al sur del río Bravo, en México.
Para el también Premio de Historia 2010, el Apóstol a través de
aquella publicación se dirigió a los políticos, militares y la propia burguesía
en formación entonces para decirles que el norteño país ofrecía comercio a
Hispanoamérica, pero advirtió de lo necesario de comprender que esa relación
mercantil debía establecerse bajo los intereses de los latinos.
En La América, acotó el
investigador titular del Centro de Estudios Martianos, el escritor analizó el
Tratado de Reciprocidad Comercial entre México y Estados Unidos y lo condenó
basado en un principio muy contemporáneo de teoría económica: no puede hablarse
de reciprocidad entre dos economías absolutamente asimétricas.
Referido a las publicaciones dirigidas por el agudo periodista (Revista Venezolana, La América, La Edad de
Oro y Patria), el doctor en
Ciencias Históricas afirmó que estaba desarrollando una estrategia como
político desde el punto de vista editorial con la misión de hacer consciente al
público.
Con relación al periodismo martiano, el director de la Edición Crítica de las obras completas
del prócer, afirmó que para él esa profesión y oficio tenía un carácter
formador, un fuerte sentido ético, lo cual es apreciable en todos sus textos.
"El estilo aforístico y el uso de la imagen son características
esenciales no sólo de su estilo como escritor, sino de su forma de pensar,
Martí pensaba por imágenes con aforismos que es la manera de sintetizar su
juicio ético", puntualizó.
Sobre la Revista Venezolana
(Caracas, julio 1881), Rodríguez comentó que al leer los dos números se nota
que su director promovió el pensamiento, la literatura, el intercambio de
ideas.
Al respecto, comparó que La
América (Nueva York, 1884) también tenía ese carácter de algún modo, pero
expuso que por ser de anuncios estaba obligada a buscar un público más amplio
que el de la Revista Venezolana porque aquella era para las clases ilustradas y
también para la gente de negocios.
Desde que Martí llegó a Caracas, a finales de enero de 1881, y quizás
ya lo estaba apuntando desde antes en su estancia en Guatemala (1877-1878),
tenía un concepto de que se estaba abriendo una época nueva en el mundo,
consideró.
"El Maestro está claro de que no había un estado social aún
definitivo y eso es para él algo aprovechable, algo positivo en tanto y en
cuanto le permitía a los pueblos latinoamericanos buscar su camino para
insertarse en esa modernidad desde su propia autoctonía y originalidad.
"Le abrió espacio a estudios de la cultura popular, de
lingüística y antropología, como el texto dedicado al Diccionario de vocablos
indígenas. La Revista Venezolana
logró ser mucho más amplia que la mayoría de las revistas literarias de la
época. En sus páginas se evidencia la voluntad de Martí de no repetir el
esquema de publicaciones para poetas y narradores".
Al preguntarle sobre el principio del Maestro de adoctrinar sin
parecerlo, esbozado en la contraportada de La
Edad de Oro (julio-octubre de 1889), Rodríguez señaló que eso es básico en
el buen periodismo y que Martí lo aplicó en toda su obra periodística.
"Se dio cuenta de que con más razón tenía que hacerlo con este
público porque una publicación dirigida a los niños no opera exactamente con
los mismos mecanismos mentales y culturales de un adulto.
"Este es uno de los ejemplos más notables de la eficacia del
periodismo martiano porque La Edad de Oro se ha convertido en un clásico de la
literatura infantil al extremo de que para las generaciones siguientes ya no la
leen como una revista, sino como un libro.
"El buen texto para niños, de alguna manera tiene que atrapar al
adulto y si lo logra es una muestra más de su capacidad, calidad y eficacia
desde el punto de vista literario".
A Patria (marzo 1892- mayo
1895), el estudioso lo calificó como un semanario de opinión, de pelea
política, de combate.
"Fue un periódico para formar conciencias y con una clarísima y
orientada función ideológica, por tanto, ahí estaba el artículo de fondo o el
editorial junto con la nota informativa en función del problema central que
justificaba Patria: la independencia
de Cuba".
Respecto a la sección En Casa,
publicada en Patria, manifestó que
era del costumbrismo neoyorquino, que combinaba lo social y patriótico:
"Es la crónica social del patriotismo de los emigrados de Nueva York y de
otras partes de Estados Unidos".
Esa columna encajaba perfectamente con los propósitos generales
independentistas de la publicación y a la vez mostraba la riqueza de aquel
editor, director que fue Martí, opinó.
Sabía que era imprescindible, sostuvo, captar la atención de los
lectores con el artículo de fondo o el trabajo analítico, y también con la
crónica de la vida social de la emigración, que incluía la labor de los Clubes
miembros del Partido Revolucionario Cubano.
A su juicio, en el poeta lo literario era esencial: "No es
posible separar lo periodístico de lo literario en él".
"Era evidente en aquel periodista la renovación literaria en el
lenguaje, en la expresión, en las ideas, en el manejo de las metáforas. Sus
capacidades narrativas y descriptivas se dan a través de este ejercicio del
periodismo, esa es su literatura".
Como muestra de ese periodismo literario, ejemplificó con la sección En Casa: "Eran pequeñísimos relatos
tomados de la vida real de esa emigración patriótica, pero donde Martí manejaba
con una eficacia tremenda la narración. Entonces: ¿cuánto había de verdad y de
ficticio? ¿Hasta dónde entraba su capacidad recreativa de la ficción?"
"Con En Casa se propuso
convencer al lector de la necesidad de independencia de Cuba y del papel de
Cuba independiente por la vía de los sentimientos, los ánimos y la pasión.
Apeló a los afectos junto a lo intelectivo y lo racional", sintetizó el
también periodista Pedro Pablo, quien confesó que le habría gustado redactar
una sección como aquella.
*Corresponsal de Prensa Latina en Guatemala. Versión
hecha por el corresponsal de Prensa Latina en Guatemala a una entrevista
realizada a Pedro Pablo Rodríguez el 14 de abril de 2009 para su tesis de
maestría "Latinoamérica para los latinoamericanos. Acercamiento a la
construcción de la noticia en las publicaciones dirigidas por José Martí
(1881-1895)".
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