Entrevista al historiador y ensayista cubano Sergio
Guerra Vilaboy, jurado de Ensayo histórico social del venidero Premio Casa
2013.
Susel Gutiérrez Torres /
LA VENTANA (Cuba)
Sergio Guerra Vilaboy, historiador cubano. |
Como cada enero, la Casa
de las Américas abre sus puertas a los escritores, ensayistas e investigadores
que durante diez días discutirán sobre literatura en paneles, intensas sesiones
de trabajo, y largas jornadas de lectura. A propósito del certamen, el
académico cubano Sergio Guerra Vilaboy, jurado de Ensayo histórico social, hizo
algunas declaraciones para La Ventana.
Podría decirse que el
historiador tiene historia con la Casa. Conoce todas las aristas del Premio: ha
sido jurado, concursante y premiado. El director del Departamento de Historia
de la Universidad de La Habana, presidente de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos
y del Caribe (ADHILAC) y académico de número de la Academia de la Historia de
Cuba, recibió hace tres años, en 2010, el Premio Extraordinario por el
Bicentenario de la Emancipación Hispanoamericana con su texto Jugar con
Fuego. Guerra social y utopía en la independencia de América Latina.
Vuelve a la Casa, no sin
antes recordar lo que esta significa para él: “Que haya sido seleccionado para
participar este año como jurado del Premio Casa de las Américas, es una gran
responsabilidad y al mismo tiempo es un honor que me hace esta institución”.
Cuando en 2010 obtuvo el
Premio Extraordinario por el Bicentenario de la emancipación hispanoamericana,
en sus declaraciones para La Ventana, usted aludía en líneas generales a
una larga relación con la Casa. ¿Cómo se gestó ese vínculo?
―Desde muy temprano en la Universidad de La Habana, primero como
estudiante y luego como profesor, estamos hablando de fines de los años
sesenta, me interesé por la cultura y la historia de América Latina. La Casa de
las Américas era un referente, y uno de los lugares de visita era su
biblioteca. Recuerdo los años hermosos que pasé en la misma y creo que una
parte de mi formación a través de la lectura, la obtuve ahí, donde descubrí en
sus ficheros, libros extraordinarios para conocer la historia de Latinoamérica.
Desde ahí yo diría que nace mi vinculación con la Casa y desde muy temprano
comencé a colaborar con esta institución.
»Recuerdo que una de las
primeras colaboraciones, a propuesta de Manuel Galich, fue la elaboración de
una cronología de la historia de la América Latina en el siglo XX, que no mucho
tiempo después publicó Casa de las Américas en dos grandes tomos sobre una
cronología de literatura e historia. La parte de historia la elaboré con el
profesor Alberto Prieto. Precisamente el diseñador de esa colección es Umberto
Peña, a quien se le hace ahora un homenaje como parte de las actividades del
Premio. Mi primer libro fue publicado por la Casa en 1977. No era un libro solo
mío, sino en colaboración con Alberto Prieto y Omar Díaz de Arce.
»En diciembre del año
pasado conmemoramos el centenario de Mariano y estamos en vísperas de
conmemorar, en noviembre, el centenario de Galich. ¿Qué puedo decirte de ambas
personalidades? Recuerdo que cuando terminamos de elaborar ese libro de la
cronología, si la memoria no me falla, lo celebramos en una comida en la
Bodeguita del Medio. Había diez o doce personas, autores de esa obra, pero no
me olvido de la presencia de Mariano y Galich. Desde entonces a la fecha,
siempre he estado aquí, participando en eventos, conferencias, en actividades
de toda índole, y para culminar todo ese proceso, hace dos años me dieron el
Premio Casa, Premio Extraordinario por el Bicentenario de la independencia de
Hispanoamérica, y ahora tengo el honor de participar como uno de los jurados en
el género de ensayo. Es un año muy significativo pues es el año de Manuel
Galich, que fue mi maestro, mi amigo, mi compañero de trabajo.
»Mi vocación
latinoamericana la despertó Galich, con su verbo extraordinario, con sus
enseñanzas y experiencias. Fue él en cierta medida quien abrió las perspectivas
de los intereses por las culturas indígenas de Nuestra América, las culturas
originarias. Galich en las aulas universitarias, enseñó sobre la cultura
indígena, en una época en que realmente tenían poco tratamiento entre nosotros,
y yo diría más allá de nuestras fronteras, en todo el continente americano.
Tuvo mucho que ver con el despertar de mis inquietudes y es en gran medida el
responsable de todo ello».
Una revisión del pasado
puede arrojar luz sobre el presente, ayudar a entenderlo mejor, e incluso
conseguir una proyección hacia el futuro. A partir de la historia del
continente, ¿pueden explicarse los procesos actuales en Latinoamérica? ¿De qué
manera se interrelacionan los hechos acontecidos hace 200, 100 años, y nuestro
momento histórico, marcado por fuertes movimientos, cambios sociales y procesos
revolucionarios?
―La historia es el resultado de acontecimientos que le antecedieron y de
alguna manera han marcado lo que ocurre en el mundo de hoy. Sin dudas este
despertar de la unidad latinoamericana que hoy día marca el devenir de los
pueblos latinoamericanos, estas búsquedas de las reunificaciones sociales,
demuestra, como se decía precisamente en el acto de toma de posesión simbólica
del presidente Hugo Chávez, que estamos en un momento de apogeo de la lucha por
la segunda y definitiva independencia; y eso tiene que ver con lo que ocurrió
hace 200 años, esas luchas por la primera independencia, como le llamó Martí. Y
si hoy estamos diciendo que tiene lugar una segunda independencia es porque
aquella no se completó porque le faltaron una serie de elementos que hoy están
puestos a la orden del día en estos procesos revolucionarios que sacuden a la
América Latina.
»Pero además, hace 200
años, esa lucha por la independencia estuvo asociada a la idea de la
integración latinoamericana, aunque entonces no se hablaba de América Latina,
fue un término que surgió posteriormente, pero sí de la idea de la unidad
hispanoamericana. Desde que se frustró el congreso de Panamá en 1826 donde
Bolívar pensaba dar cima a ese ideario integracionista en el que estaban de
acuerdo prácticamente todos los próceres de la lucha por la independencia
contra España, no ha habido un momento de tanto auge, de recuperar ese legado
de la integración, ahora sí latinoamericana y caribeña, como el que tiene lugar
hoy en la América Latina. Y si repasamos la historia de América después de
culminado el proceso independentista, no vas a encontrar ningún otro momento de
tanta fuerza, de tanta vitalidad, de tanta extensión a nivel gubernamental y a
nivel de popular, de ese imaginario un tanto olvidado después de la
independencia, como el que tiene lugar hoy día y que tiene expresiones
diversas; desde la reciente creación del CELAC hasta el ALBA, el Mercosur, y
además, el discurso que recorre el continente de un extremo al otro, y que
busca a toda costa, la unidad de los pueblos de América Latina y el Caribe».
¿Cree entonces que los
nuevos aires que se respiran, las actuales transformaciones revolucionarias, el
ALBA y otros gestos encaminados a la búsqueda de la unidad, constituyen una
revitalización del sueño de integración latinoamericana que tenía El
libertador?
―Se ha revitalizado como nunca antes a lo largo de estos 200 años de
nuestra historia, ese ideario de los padres fundadores, porque no fue solo de
Bolívar, fue también de Miranda, Hidalgo, Morelos, y de los que vinieron
después, de Sandino, Juárez y de tantos luchadores de la historia
latinoamericana, el Che Guevara, Fidel Castro, que han tenido siempre, como
norte, la integración latinoamericana. Pero hay que tener presente que es en
esta hora, como nunca antes, cuando se ha puesto sobre la mesa, la idea de la
integración latinoamericana.
¿Qué ha sucedido en el
panorama latinoamericano desde que en el 2010 se celebrara el coloquio por el
Bicentenario, hasta la fecha? ¿Qué repercusión ha tenido la revisión de la
historia que se hizo en aquel momento, así como las discusiones que se
sostuvieron sobre los motivos que originaron los movimientos emancipatorios,
los procesos de descolonización, la situación actual y las posibles vías de
solución?
―Todo el proceso del bicentenario comenzó incluso antes de este
“repensar” sobre el proceso de la independencia que había ocurrido hace 200
años. Quiero aprovechar para recordar que aquí en la Casa se organizó un
importantísimo evento entorno a la revolución haitiana de Toussaint Louverture;
precisamente es ahí donde en realidad comenzaron las conmemoraciones de la
lucha por la independencia, proceso que no arrancó en 1810, sino que empezó
antes, en el siglo XVIII, con la lucha de los pueblos originarios entre Túpac
Amaru y Túpac Catari, sus principales figuras dirigentes y al mismo tiempo
símbolo de esos procesos; y en el caso de nuestra área del Caribe, con la gran
sublevación de los esclavos de Haití y esa figura extraordinaria que fue
Toussaint Louverture.
»Por lo tanto, todos
estos eventos y fórum que tú mencionas, han servido para hacer una nueva
mirada, un nuevo repensar de la significación de aquellos procesos, desde la
perspectiva actual, desde el momento actual y de qué legado nos han dejado a
las nuevas generaciones. Aún hoy siguen saliendo libros, se sigue tratando el
tema y sigue estando sobre la mesa, porque el bicentenario comenzó precisamente
con esos acontecimientos que yo señalo, pero en mi criterio continúa hasta ese
siclo de la lucha por la independencia, a fines del siglo XVIII y principios
del XIX. Culminó el fracaso de los proyectos integracionistas, que podemos
simbolizar con la muerte de Simón Bolívar en San Pedro Alejandrino, en Santa
Marta en diciembre de 1830.
»Ese ciclo todavía está
vigente y debe dar mucho, por ejemplo, este año hay una serie de
acontecimientos importantísimos de la historia latinoamericana como la Campaña
Admirable de Simón Bolívar que le permitió restablecer el gobierno
independiente en Caracas y recibir por primera vez en su vida, el título de
Libertador, dado oficialmente por las poblaciones que fue liberando. Es el año
del importante Congreso de Buenos Aires, o Asamblea del año 13, como se le
conoce en la historia, y el año en que formalmente se proclama la independencia
de México, que había arrancado antes, pero es el año que bajo la conducción de
José María Morelos, en el congreso de Chilpancingo, se proclama formalmente la
independencia en noviembre de 1813. Estamos llenos de acontecimientos,
solamente te menciono algunos, a manera de brochazo, pero estamos inmersos en
acontecimientos puntuales de la historia de la lucha por la independencia de
América Latina, y así será en años que restan a la celebración por los 200años
esos acontecimientos».
¿Cómo evalúa el rol que
desempeña el historiador y el ensayista de tema histórico social en el contexto
latinoamericano actual?
―Cada generación se hace nuevas preguntas sobre el pasado, se interesa en
los temas sobre los cuales ya otras personas estudiaron, escribieron, pero
siempre se ve desde otra perspectiva, porque cada generación se hace nuevas
preguntas sobre el pasado, y desde ese ángulo, a mí me parece que esa es la
vigencia de la permanente renovación de los estudios históricos sociales, que
es la necesidad que tenemos siempre de volver a mirar hacia atrás para
reinterpretar el pasado, acorde a las necesidades de nuestro tiempo. Y
acontecimientos que de algún modo no tuvieron tanta atención por los
historiadores o ensayistas que nos precedieron, deben volver a atenderse de acuerdo
a las coordenadas del mundo de hoy.
»Puedo ponerte ejemplos,
es difícil encontrar libros sobre aquellos temas que hasta muy recientemente no
eran de interés para los historiadores, la historia de género, la historia de
la vida cotidiana; son una serie de aspectos de la historia anterior, que los
historiadores que nos precedieron no le dieron mucha importancia. En la
actualidad por tanto, se ha acelerado un estudio de esos temas con una nueva
mirada, pero al mismo tiempo, temas que aunque se estudiaron, no se vieron
desde los problemas que tiene el mundo de hoy, y nos interesa saber cómo eso se
conformó y se comportó en aquella época. Esta permanente renovación de la
historiografía y de los estudios de tema histórico social, tiene sitio
precisamente en la producción que se hace hoy día y en un premio como el que me
han invitado a ser jurado este año».
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