El libro de López
Obrador -"No decir adiós a la esperanza"- es sobre todo una exhortativa a la honestidad y al altruismo al hacer
política. El partido naciente que ahora encabeza, MORENA, solo tendrá una
perspectiva si se distingue por su autoridad moral y política.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial
para Con Nuestra América
Desde
Puebla, México
Recientemente terminé
de leer el último libro de Andrés Manuel López Obrador, un opúsculo titulado “No decir adiós a la esperanza”. Es
la respuesta que da el gran dirigente político mexicano a sus millones de
seguidores después del fraude electoral del 1
julio de 2012. Las últimas semanas han sido duras para buena parte de
esos seguidores. No cabe duda que la decepción tiene que ver con el tamaño de
las expectativas. Obtener
aproximadamente 16 millones de votos, que fue lo que obtuvo la
candidatura de Andrés Manuel, debería haber sido objeto de gran alegría. Pero
en 2012, los seguidores de la coalición de partidos que lo apoyaron teníamos la
expectativa de esta vez sí, después del fraude de 2006, lograr derrotar a la
derecha neoliberal constituida por el PRI y el PAN. El no haberlo logrado provocó desazón en una parte importante de
los lopezobradoristas. No debería suceder así, los 16 millones de votos se
lograron pese a muchos años de satanización de López Obrador en los medios de
comunicación, pese a contar con una maquinaria electoral multimillonaria, la
del PRI, quien gastó en los últimos tiempos aproximadamente 256 millones de
dólares para poder comprar y coaccionar el voto de buena parte del electorado.
Con razón los seguidores de Andrés
Manuel dicen que si “la elección de 2006 el PAN se la robó, la del 2012 el PRI
la compró”.
El libro de Andrés
Manuel que ahora comentamos es pues, una exhortativa a levantar la moral y a
seguir adelante. En alguna de sus páginas nos dice: “Ánimo, que es poco lo que
falta. Uno, dos, tres, seis años, una década, son como un suspiro o un abrir y
cerrar de ojos en la historia nacional. Quienes luchamos por una transformación
que servirá a varias generaciones, debemos aprender a medir el tiempo de un
modo distinto. No nos debe preocupar tanto
cuánto dure consumar la obra de transformación. Lo importante es no
dejar de caminar hacia ese ideal”. En el imaginario del movimiento que sigue a AMLO, México ha atravesado por tres
grandes momentos históricos de transformación: la independencia nacional
consumada en 1821, la reforma liberal encabezada entre otros por Benito Juárez.
Finalmente, la revolución mexicana
culminada con la Constitución de 1917.
De acuerdo a este itinerario, a México le faltaría ahora un cuarto momento
histórico, el de un cambio verdadero, una revolución democrática, un proceso de
regeneración nacional. Este último cambio es el que ha venido frustrando la
cúspide oligárquica que controla al PRI y al PAN y la que ha orquestado los
fraudes electorales de 1988, 2006 y 2012.
El libro de López
Obrador es sobre todo una exhortativa a la honestidad y al altruismo al hacer
política. El partido naciente que ahora encabeza, MORENA, solo tendrá una
perspectiva si se distingue por su autoridad moral y política. Si sus
dirigencias y bases son ejemplo de lucha contra la corrupción, el
caciquismo, influyentismo, clientelismo, sectarismo, nepotismo,
amiguismo. “Recordemos que nuestra organización no se mueve por la ambición al
dinero ni por la búsqueda del poder por el poder”. Dice AMLO que venimos a este
mundo a servir y no a que nos sirvan: “Y
el poder solo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio
de los demás”. Solamente así la política puede convertirse en una actividad de
gran significación moral. En suma, hay que recordar que el poder atonta a los inteligentes
y a los tontos los vuelve locos. El único antídoto contra esto es “cultivar la digna convicción
de que es preferible heredar a los hijos pobreza que deshonra”.
La política está
desprestigiada, indudablemente este es el camino para devolverle su prestigio.
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