Ser Chavista es
sentirnos parte de una fuerza ética para la vida, para la emancipación de los
pueblos, para la unión Suramericana, para lo grande, para lo hermoso como nos enseñó nuestro Padre Simón Bolívar. Ser Chavista, es ser irreverente frente
al poder de la dominación. Ser Chavista, es pensar y hacer desde la Izquierda.
Elías Jaua / Question Digital
Chávez reactivó el vínculo entre el pueblo y el poder político. |
La corriente militar-
popular bolivariana que comenzó a constituirse como una fuerza política, bajo
el liderazgo del Comandante Hugo Chávez, tuvo su origen más inmediato en las
rebeliones populares y militares de 1989 y 1992, respectivamente. No obstante,
la arquitectura del Movimiento Bolivariano 200 (MBR 200) en la calle, comenzó a
ejecutarse a partir del año 1994, cuando Hugo Chávez sale de la cárcel y
comienza un peregrinar social y político por todo el país.
Entre 1994 y 1998, el
Comandante Chávez logra sumar a estudiantes, profesionales, pequeños y medianos
empresarios, campesinos, cultores, pescadores, mineros, indígenas, obreros,
mujeres, jóvenes, militares, dirigentes locales y a la casi totalidad de la
dirigencia de la izquierda venezolana, bajo las banderas del rescate del
pensamiento bolivariano y de la convocatoria a una Asamblea Constituyente para
refundar el Estado, recuperar la soberanía popular y nacional, así como
transformar la estructura de exclusión social de las grandes mayorías. Incluso,
de manera oportunista, importantes sectores de la burguesía brindan apoyo a la
insurgente fuerza política bolivariana.
Es así como el 6 de
diciembre de 1998, el Comandante Chávez es elegido Presidente, activándose el
proceso constituyente que permitiría la elección de la Asamblea Nacional Constituyente
y la posterior aprobación popular de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, hecho inédito en nuestra historia.
En el contexto del
proceso constituyente, el Presidente de la República Hugo Chávez, comienza a
dar pasos audaces tales como: el empleo masivo de las Fuerzas Armadas para
tareas de protección social y de desarrollo nacional; se lanza a la calle a
contactarse con los sectores más humildes y excluidos; interpela a los dueños
de los grandes medios de comunicación privados y le da un uso revolucionario a
los medios de comunicación públicos; desarrolla un valiente política
internacional al establecer puentes con Cuba, China, Irak, Irán e impulsa un
proceso de recuperación del peso geopolítico de la OPEP, entre otros desafíos a
los poderes establecidos. Todas estas medidas van configurando una nueva
práctica política sustentada, en el ejercicio pleno de la soberanía nacional y
de la Independencia del gobierno de la República de cualquier factor de poder
interno o externo; la reivindicación del protagonismo político del pueblo; la
inclusión social como derecho humano, así como la desmitificación de los
poderes fácticos.
En el año 2000, después
del proceso de refundación de los poderes públicos que ordenó la nueva
Constitución, aprobada en 1999, el Presidente Hugo Chávez solicita a la nueva
Asamblea Nacional ser habilitado, mecanismo constitucional, para legislar en
materia social y económica.
Este proceso de
elaboración y aprobación de leyes por parte del Ejecutivo, que buscaba cumplir
el mandato constitucional de trasformar la institucionalidad, el régimen
económico y el papel del Estado en la economía, sumada a una creciente tensión
en lo internacional con Estados Unidos, Colombia y España, en defensa de
nuestra soberanía y de la paz mundial, conllevarían a una confrontación con las
élites dominantes que desembocaría en los sucesos del año 2002.
Este recuento
histórico, sólo buscar contextualizar el momento en que aparece el término
“chavista” para identificar a la corriente popular bolivariana que había
insurgido a fínales de los 80 y principios de los 90 del siglo XX. Hasta el año
2001, las fuerzas políticas que liderizaba el Comandante Chávez nos
identificábamos como “los bolivarianos y las bolivarianas”, pocos compatriotas
se definían como chavistas.
En el momento en que
las élites dominantes decidieron poner fin al ensayo revolucionario, sacaron
toda su artillería de odio social contra el pueblo pobre que seguía al
Comandante Chávez. Es así como, a la larga e histórica lista de calificativos
para criminalizar al pueblo (chusma, hordas, bandoleros, niches, tierruos,
malandros etc.) se le sumaron nuevos epítetos: “Chavista”, en lo individual y
en lo colectivo “hordas chavistas” o “círculos del terror”.
En realidad era un
intento para despojarnos de nuestra identidad como Bolivarianos, fue un último
esfuerzo de la oligarquía por preservar el término bolivariano en los archivos
enmohecidos de las Academias de Historia. Pero no sólo que no pudieron
arrebatarnos el sentido nombre de hijos de Bolívar, sino que asumimos el de
chavistas y lo re significamos con dignidad.
Recuerdo una marcha
donde vi, por primera vez, la expresión escrita “Soy Chavista y qué”, en un
pedazo de cartón enarbolado por una mujer del pueblo. Fue entonces que nos hicimos
chavistas, que en principio sólo significaba ser seguidores y defensores de
Hugo Chávez. Y como bolivarianos y chavistas, conquistamos las victorias contra
el golpe, los paros fascistas de 2002, las guarimbas de 2003 y ratificamos a
nuestro Presidente en el 2004.
Luego de consolidar las
victorias populares de 2002, 2003 y 2004, reivindicamos nuestra identidad
chavista. Recuerdo, que en esos tiempos el Comandante comenzó a cuestionar el
término, porque consideraba que daba pie a una corriente personalista contraria
a los principios revolucionarios, pero más adelante se dio cuenta que ser chavista
trascendía a su apellido.
Ser chavista implica
una conexión amorosa con un líder político que no nos ha traicionado; significa
la reivindicación como pueblo heredero de una pasado heroico que nos pertenece
y que se ha hecho presente y futuro; es asumir que nadie es más que nadie, que
todos tenemos derechos a todos los derechos; es sentir un amor profundo en el
alma por nuestra Patria y sentirnos profundamente orgullosos de ser
venezolanos, venezolanas, latinoamericanos y latinoamericanas.
Ser Chavista es saber
que el Poder nos pertenece como pueblo y no a los ricachones; es sentirnos
respetados en nuestra diversidad cultural y social. Ser Chavista, es ser
consciente de que el ingreso nacional es para todos y todas; es tener la
solidaridad humana como un valor supremo. Ser Chavista, es sentirnos parte de
una fuerza ética para la vida, para la emancipación de los pueblos, para la
unión Suramericana, para lo grande, para lo hermoso como nos enseñó nuestro
Padre Simón Bolívar. Ser Chavista, es ser irreverente frente al poder de la
dominación. Ser Chavista, es pensar y hacer desde la Izquierda.
Es así como del
Bolivarianismo, nació el Chavismo, que es profundamente Cristiano y que luego
se hizo Socialista, porque no hay otra manera de profesar, genuinamente, los
más altos valores humanos.
Hoy, el Chavismo es una
de las fuerzas políticas y sociales de izquierda más grande y de mayor impacto
en el mundo y se ha convertido en una referencia para “los pobres de esta
tierra”. Hoy, el Chavismo es Hugo Chávez y Hugo Chávez es el Chavismo.
Tan grande es el
impacto de esta nueva cultura política, que la derecha venezolana y en otros
países ha intentado apropiarse, sin éxito, de los códigos y valores del
Chavismo. Ellos no comprenden que no hay Chavismo sin el pensar y la pasión de
Chávez por el pueblo; que no hay Chavismo sin pueblo libre, que no hay Chavismo
sin opción preferencial por los pobres, que no hay Chavismo sin Socialismo de
veras.
Por eso y por muchas
cosa más, somos orgullosamente Chavistas, Socialistas y Bolivarianos. SOMOS EL
CHAVISMO, UNA FUERZA ALEGRE Y REVOLUCIONARIA PARA LA LIBERACION.
Feliz año nuevo 2013,
año de grandes desafíos para Venezuela, año bicentenario de la proclamación
como Libertador de Venezuela, de nuestro Padre Simón Bolívar. ¡¡Viviremos y
Venceremos!!
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