Luis Almagro, el secretario general de la OEA, le cuida la espalda a
Temer omitiendo la crisis política brasileña y centrando la atención de ese
organismo sobre el caso de Venezuela.
Nils Castro / Especial para Con
Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Luis Almagro, secretario general de la OEA. |
El miércoles 24 millares de brasileños se tomaron Brasilia reclamando la
renuncia del presidente de facto
Michel Temer y la convocatoria inmediata de elecciones directas para elegirle
sucesor. Lo mismo ocure hace varias semanas en las todas ciudades importantes
del país. Lo nuevo fue que ahora, tras intensa represión policial contra lo
manifestantes, Temer llamó a fuerzas del ejército federal para sacarlos de la
“explanada de los ministerios” e impedirles llegar hasta la sede del Congreso.
Desde los tiempos de la dictadura el ejército no había vuelto a ser empleado
para eso.
A esas horas, en la Cámara los diputados negociaban si abandonar enseguida la coalición que defenestró a Dilma
Rousseff ‑‑la presidenta legítimamente electa‑‑ y la remplazó con Temer.
Cuestionado por incompetente y corrupto, ahora toca destituirlo pero asegurando
que sea la Cámara quien designe un mandatario provisional que retenga el cargo
hasta las próximas elecciones regulares, a finales de 2018. Sobre la mayoría de
los diputados pesan procesos por corrupción ‑‑como también sobre Temer y varios
de sus ministros‑‑. Pese a la grave crisis política, todos ellos coinciden en
evitar elecciones inmediatas, para poder aprobar su agenda ultra‑neoliberal antes del cambio de
gobierno, que prepara cambios drásticos a la ley laboral y a la de pensiones.
Por su parte, Luis Almagro, el secretario general de la OEA, le cuida la
espalda a Temer omitiendo la crisis política brasileña y centrando la atención
de ese organismo sobre el caso de Venezuela. Mientras alega que la “dictadura”
del presidente Nicolás Maduro hace una “guerra sucia” contra el pueblo
venezolano, Almagro silencia asimismo la crisis humanitaria que castiga al
pueblo y asesina periodistas en México.
Como señala el antropólogo mexicano Gilberto López y Rivas, esta nación ya
cuenta cerca de 200 mil muertos, 50 mil desparecidos y medio millón de
desplazados, y es el segundo país más violento después de Siria, sin que el
Almagro se ocupe de eso.
El antropólogo denuncia el “doble rasero” de la OEA de Almagro quien, en
vez de desempeñar el papel reconciliador que debería cumplir ese organismo, lo
suma a la campaña transnacional contra el gobierno venezolano y justifica la
violencia de la derecha de ese país, mientras evade referirse a México y
aplicarle la Carta Democrática, como sí busca hacerlo con Venezuela. No lo
hace, piensa López y Rivas, porque el gobierno mexicano se presta a secundar la
campaña contra Venezuela. Ya la semana pasada el presidente de Bolivia, Evo
Morales, había criticado al secretario de la OEA por eludir el caso de Brasil,
que está agravándose con rapidez.
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