Resumen de las palabras
pronunciadas en la presentación del libro “Mundo de locos donde he nacido. Un
sistema internacional en permanente transformación”, el pasado 16 de mayo de
2016, en la Sala Máster, de la Radio de la Universidad de Chile
Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra
América
Desde Caracas,
Venezuela
Sergio Rodríguez (segundo de izquierda a derecha) en la presentación de su libro en Chile. |
Quisiera hacer unas
desordenadas reflexiones, que pudieran explicar el sentido de este libro que
presentamos hoy. Me disculpan si no hay un acertado orden metodológico y una
adecuada sistematización académica, pero estas líneas que intenten motivar la
lectura y el interés por estos temas. Tal vez este desorden sea la
justificación del título del libro, tal vez sea un acto de locura, en primer
lugar, de la mía propia, según antiguos amigos, la locura es parte de mi propia
identidad.
Ahí vamos:
Para nadie es un
secreto que transitamos un mundo en crisis, la pregunta es ¿qué tipo de crisis
transitamos? ¿la del capitalismo? ¿la de la democracia? ¿la civilizatoria? La
respuesta a esa pregunta podría ayudar a entregar elementos que aporten a la
superación de las angustias de una buena parte de la humanidad. En la vida
cotidiana, en Chile por ejemplo, eso se traduce en corrupción crónica y
transversal en la política, AFPs, deudas, flexibilización laboral y otros
males.
¿En qué situación tiene
el capitalismo al mundo? 2.2 mil millones de personas con hambre, 300 millones
de niños con desnutrición, 40 mil niños muriendo diariamente por efectos de la
pobreza, 80 millones de niños “viviendo” con hambre crónica. Alguien podría
decir, pero bueno, a pesar de eso, estamos mejorando, Falso: en los diez años
recientes hay 100 millones de nuevos pobres. Solo en América Latina y el
Caribe, hay 55 millones de niños desnutridos.
Uno de los últimos
portaviones construido en Estados Unidos, el Gerald Ford, costó 11 mil millones
de dólares. Con esto se podrían edificar 7.857 hospitales infantiles de última
generación, lo cual equivale aproximadamente a 50 en cada uno de los 150 países
más pobres del planeta. Con ello se erradicaría en gran medida la muerte de
niños por enfermedades curables, desnutrición y hambre. Un portaviones a cambio
del hambre y la muerte de todos los niños de la Tierra.
Les confieso que, en lo
personal, me da mucho más temor ver y leer lo que dicen los medios de
comunicación chilenos sobre Venezuela, que estar en Caracas. Con esto, les
quiero decir con toda responsabilidad, que la mayor parte de lo que se
transmite es falso.
Agradezco todas las
“preocupaciones” que los medios de comunicación chilenos manifiestan por la
situación de Venezuela y la solidaridad del pueblo por los 40 ciudadanos
fallecidos en el último mes y medio. Contrario a lo que se dice y se comunica,
35 de ellos eran chavistas, inocentes o miembros de la policía y las fuerzas
del orden. Las pruebas periciales y de expertos forenses muestran que ninguno
de los ciudadanos opositores muertos fueron víctimas de las fuerzas del orden.
En Venezuela, incluso en estas condiciones y en esta situación, la policía
tiene prohibido portar armas letales.
Imagino que los medios
de comunicación chilenos, los políticos y la opinión pública, tienen la misma
preocupación por los 24.817 chilenos fallecidos en este país en 2016,
aguardando una consulta con un especialista (22.459) o esperando una
intervención quirúrgica (2.538) según datos entregados por Ana Gisela Alarcón,
Subsecretaria de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud de Chile. La cifra
alcanza a 70 mil fallecidos entre 2010 y 2015.
Supongo que en Chile se
ha mostrado el mismo desasosiego por los 14 mil niños del pueblo wayúu muertos
por desnutrición en Colombia.
Por cierto, la élite
colombiana exige la realización de un plebiscito en Venezuela, donde la
oposición pudiendo hacerlo, pero preocupados por el derrocamiento inmediato de
Maduro, olvidaron seguir las normas procedimentales necesarias para activar la
consulta popular. En Colombia si lo hicieron, recogieron 700 mil firmas para
intentar defenestrar legalmente al alcalde de Bogotá, pero los medios de
comunicación se niegan a tomar nota del asunto, mientras inician todos sus
noticieros hablando de Venezuela.
También conjeturo que
los medios de comunicación chilenos han divulgado profusamente y con horror que
en el último año en Colombia han sido asesinados 117 activistas sociales y de
derechos humanos y en Honduras 123.
No he leído mucha
prensa estos días, pero no dudo que se le ha dado el mismo trato a la detención
de Leopoldo López, rico y blanco quien en Venezuela hizo un llamado a la
violencia, la cual derivó en 43 muertos, de ellos 36 seguidores del gobierno,
inocentes y miembros de las fuerzas de orden, que a Milagros Sala, activista
social, mujer e indígena quien no mató, ni llamó a desatar la violencia contra
nadie en Argentina.
Hace unos años el ex
primer ministro británico Tony Blair reconoció hidalgamente (como diría un
amigo mío) que se equivocó al afirmar que en Irak había armas nucleares para
ordenar la invasión y asalto de ese país. El único detallito es que ese pequeño
error ha causado 1.400.00 muertos, mientras Blair. Aznar y Bush causantes de
esa tragedia cobran 50 mil dólares por dar conferencias sobre democracia y
derechos humanos.
Y a veces quisiera que
la humanidad expresara el mismo estupor y repudio que manifiesta por las
víctimas de los atentados terroristas donde mueren inocentes ciudadanos de
Europa, que la que muestran por las decenas de miles de víctimas que fallecen
intentando cruzar el Mediterráneo para salvarse de las guerras que engendró
Occidente en el Medio Oriente y África, para lo cual no escatimó ni siquiera en
crear las organizaciones terroristas Al Qaeda y Estado Islámico, como ha
reconocido la propia Hillary Clinton.
Saben ustedes que en
esa España que nos da lecciones de democracia, se pierden todos los años 90 mil
millones de euros en corrupción según un informe del Consejo de la Judicatura
de ese país. A propósito, datos oficiales, nos muestran que el 40% de los
trabajadores españoles ganan menos de 300 euros al mes.
La esquizofrenia del
mundo político del planeta ha llevado a que recientemente Arabia Saudita, un
país medieval, opulento para la monarquía y anacrónico para la mayor parte de
su población ingresara en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y además
¡¡¡¡¡¡¡Insólito!!!!!!!!, ocupe la relatoría sobre derechos de la mujer.
Saben que el presidente
Peña Nieto tiene una popularidad de solo 17%, Bachelet, de 18%, Juan Manuel
Santos 21% y Temer, el ilegal presidente de Brasil, 5%. En los tres primeros
casos, nadie cuestiona la legalidad de su mandato, pero ese índice no mide
legalidad sino legitimidad, de lo que se deduce que legitimidad y democracia no
van de la mano si nos atenemos a que la democracia es el gobierno de las
mayorías. Nada más falso y mentiroso. Lo correcto, es decir, de la mayoría de
los empresarios.
Sobre este tema, es
interesante debatir conceptualmente, qué es democracia, se dice que es el
gobierno del pueblo, elegido por la mayoría, sin embargo, por ejemplo, en
Chile, el presidente es elegido con el voto de aproximadamente el 24 % de los
ciudadanos con posibilidad de votar. En realidad, es el gobierno de una
minoría.
Hablando de Michel
Temer, el ilegal presidente de Brasil, cuya investidura ningún medio de
comunicación internacional cuestiona, se sabe que está ahí por un procedimiento
mediante el cual una mayoría entre los 81 senadores y 513 diputados de Brasil,
destituyeron a la presidenta, que fue elegida por 54 millones de ciudadanos,
sin que hasta el día de hoy se haya podido presentar una sola prueba de
corrupción en su contra, mientras que su principal acusador, el en ese entonces
presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha está preso por corrupción,
el propio Temer admitió en una entrevista para un medio de comunicación de
Brasil, que Dilma fue destituida por venganza por no haber querido hacer un
trato para salvar a Cunha de la investigación que estaba siendo objeto por la
justicia.
Saben que en Colombia
se organizó una marcha contra la corrupción y que uno de los organizadores,
junto al sempiterno Álvaro Uribe Vélez, antes socio y ahora enemigo del
presidente Santos, fue John Jairo Velázquez, alias Popeye, el jefe de sicarios
de Pablo Escobar, quien en una reciente entrevista en RT reconoció que personalmente
había matado a 250 personas por orden de su jefe.
Saben que el gobierno
de Peña Nieto no ha hecho absolutamente nada por aclarar la desaparición de los
43 estudiantes de Ayotzinapa y que en ese país siguen apareciendo fosas comunes
con decenas de cadáveres sin que la justicia haya capturado a los culpables,
todo eso en democracia. 23.000 muertos hubo en México en 2016, solo superado
por Siria en ese rubro, pero por encima de Irak, Yemen, Afganistán, Somalia,
Sudán, Turquía, Sudán del Sur y Nigeria, que conforman el top ten más triste
del mundo, según cifras del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres.
Saben que, en un año y
medio de gobierno de Mauricio Macri, la deuda externa de Argentina se elevó a
80 mil millones de dólares. Para que tengan una idea, la de la dictadura de 7
años “solo” fue de 40 mil millones. En el mismo período, el presidente
argentino generó 15 millones de nuevos pobres, 166 mil por mes, 5.600 por día.
Saben que las
Cancillerías de ocho países, incluyendo la de Chile, emitieron un comunicado
sobre la situación de Venezuela, en la que se tergiversó y descontextualizó una
declaración del papa Francisco que cualquier persona puede leer, para constatar
que no estoy mintiendo. Por cierto, en este mundo de cosas raras, la CEV se permite
discrepar abiertamente del Vaticano que intenta mediar en la crisis venezolana,
mientras los obispos del país, se asumen abiertamente como parte de la
oposición.
Si mueren dos soldados
invasores de Estados Unidos en Afganistán es un escándalo, pero si Trump lanza
misiles contra Siria donde mueren 38 civiles, es considerada una acción a favor
de la democracia y la paz.
En Sudán del Sur, la
guerra generada por el colonialismo ha producido 1 millón de niños desplazados
que sobreviven en condiciones infrahumanas en campamentos de países vecinos y
no hay Mónica Bellucci ni Bruce Willis que los salven como en la película
“Lágrimas del Sol”.
Sí, es el colonialismo
de la civilizada Europa la que generó este desastre cuando entre 1884 y 1885 se
reunieron en Berlín para repartirse el mundo, creando Estados nacionales en
África, sin importarle lo que pensaban los que vivían ahí mucho antes que
Europa se poblara. Lo mismo hicieron en el Medio Oriente, al desaparecer el
imperio otomano en 1918.
El presidente colombiano
que ordenó invadir militarmente un país vecino, recibió el Premio Nobel de la
Paz, igual distinción le cupo al ex presidente Obama, quien, durante su
mandato, mantuvo a Estados Unidos técnicamente en guerra una mayor cantidad de
días, si se le compara con cualquiera de sus antecesores. Pareciera que
Noruega, país de la OTAN, ha cambiado el legado de Alfred Nobel, y ahora el
premio se le da a quien use con mayor decisión el poderoso invento del
ingeniero sueco.
En el mundo existen hoy
15.800 bombas atómicas casi todas de mayor kilotonaje que las lanzadas por
Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki. La humanidad puede desaparecer por obra
y gracia de cualquier loco. En el libro “De animales a dioses” de Yuval Noah
Harari, que mi primo Rodrigo Correa me regaló para mi cumpleaños, hay un
imperativo alerta en este sentido.
300 niños palestinos
están presos en cárceles israelíes acusados de ser terroristas, mientras en los
hospitales de ese país, se reponen de sus heridas de guerra y descansan, los
líderes del Estado Islámico, organización terrorista creada por Estados Unidos.
Es posible que algunos
de ustedes, estén pensando que estoy mintiendo y que soy un alarmista
indeseable, pero asumo la responsabilidad por cada cosa que digo y si a alguien
le interesa, lo puedo ayudar a buscar la fuente responsable que argumenta el
origen de las afirmaciones que he dicho. Tienen todo el derecho a no creerme,
sólo les pido que cuando vean televisión, o reciban una información por las
redes sociales, se permitan también dudar de lo que le están diciendo. Hoy, los
medios de comunicación mienten impúdicamente, porque no hay nadie que los
obligue a decir la verdad.
Sin embargo, les quiero
asegurar, que no soy de los que afirma, “Lo dijo Twitter o lo dijo Facebook”
como si se tratara de dioses inmaculados anunciadores sempiternos de la verdad.
Al contrario, esos instrumentos usan la mentira como norma.
Finalizo diciendo algo
que expuse en uno de mis últimos escritos. En un artículo titulado “El
nacimiento de una nueva época: la post verdad” escrito por el sacerdote jesuita
Nathan Stone, éste nos informa que el Oxford English Dictionary (OED) escogió
un término escandaloso para su palabra del año 2016: post truth (post-verdad) ,
la cual define como relacionada “ a circunstancias en las cuales los hechos
objetivos tienen menos peso sobre la opinión pública que los sentimientos y las
creencias personales”. Este es el elemento fundamental sobre el que se
construye la desinformación que emerge de las redes sociales.
Stone afirma que la
post verdad “pareciera indicar una época en la cual la verdad quedó como una
obsesión excéntrica de algunos, una moda obsoleta de antaño” y lo reafirma
señalando que el Washington Post nos ha comunicado que: “… es oficial. La
verdad ha muerto. Los hechos pasaron de moda. Se espera que se trate de una
dosis de ironía. Los políticos siempre han mentido, pero, de ahora en adelante,
no importa”.
Hoy, cuando el afán de lucro hace que
construir portaviones sea más importante que construir hospitales, que la
guerra sea mejor que la paz, que invadir sea más factible que convivir
pacíficamente, que incentivar la violencia, mejor que fomentar la negociación y
el diálogo, que mentir sea más provechoso que decir la verdad, y hoy, cuando se
mata por sobrevivencia, pero no de la especie humana, sino del 1% de ella, me
pregunto si no es éste un mundo de locos donde he nacido.
Entonces, recuerdo a a Hamlet cuando dijo “No
todo está bien”, para agregar después que “Los tiempos están
desquiciados”. Este libro pretende dar
pistas, entregar elementos de análisis, para que cada quien evalúe y saque sus
propias conclusiones, en estos minutos he intentado solo algunas pinceladas que
dibujan el cuadro general de esta locura, a lo mejor, -como dije antes- de la
mía propia, pero vivo y viviré plenamente aferrado a la verdad, por eso les
entrego este libro porque como dijo el sabio romano Cicerón “La verdad se
corrompe tanto con la mentira, como con el silencio”.
Muchas gracias.
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