Trump,
como influencer de la antipolítica, allanó el terreno (en dichos y hechos) para
que un líder como Bolsonaro, mucho más conservador, de derecha y políticamente
incorrecto que el presidente republicano, haya conseguido presentarse con éxito
en unas elecciones ‘democráticas’.
Silvina Romano y Arantxa Tirado /
CELAG
Durante
la última campaña electoral presidencial en Estados Unidos (EE. UU.), corrió la
alarma sobre las potenciales similitudes de Donald Trump con los denominados
(despectivamente) ‘populismos de izquierda’ de América Latina[1]. Varios
análisis (de alcance más bien superficial, pero con repercusión mediática)
hicieron referencia a que Trump podría verse tentado a reproducir ciertas
pautas de los ‘semidictadores’ de la región, como Hugo Chávez, Rafael Correa o
Evo Morales[2]. Un Trump inclinado hacia políticas que renegaban del libre
mercado, con una retórica antiestablishment, contestataria, frente al accionar de
los organismos internacionales y un discurso de campaña centrado en los
perjuicios que había ocasionado la globalización a la clase trabajadora
estadounidense.
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