Sin duda alguna, serán tiempos de resistencia y de
defensa, de indios, de negros, del medio ambiente, de la Amazonía, de mujeres,
de profesores, de líderes populares, de militantes de izquierda, de gays, entre
otros. También, y de eso tenemos menos certeza, serán tiempos de autocrítica de
la izquierda, de repensar tácticas y estrategias, de reaproximación con los
mismos sujetos sociales que acabamos de mencionar.
Paulo
Barrera Rivera / Para Con Nuestra América
Desde Brasil
El gigante latinoamericano escogió el domingo 28 de
octubre de 2018, su próximo presidente, entre un profesor universitario y un
excapitán del Ejército. El primero, Fernando Haddad, es doctor en filosofía, y
master en economía, por la Universidad de São Paulo, exministro de educación y
exalcalde de la ciudad más grande del país (São Paulo). Haddad es padre de 2
hijos de un único matrimonio. El segundo, Jair Bolsonaro, llegó al rango de
capitán del Ejército, del mismo que fue separado por mal comportamiento. Ha
sido diputado federal a lo largo de 28 años y su trayectoria política no
muestra ningún proyecto de ley relevante propuesto ni aprobado. Bolsonaro es padre de 5 hijos (4 hombres y una
mujer) y se casó 3 veces. Orgulloso de sus 4 hijos Bolsonaro afirmó
públicamente que la única hija mujer fue resultado de un momento de debilidad,
caso contrario todos serían hombres. Los currículos no son comparables desde
ningún punto de vista. Si el voto dependiese de la trayectoria de vida, el
resultado hubiera sido otro. Según las encuestas de los últimos días antes de
la votación, la cómoda ventaja de Bolsonaro luego del primer turno (16 puntos
porcentuales) se estaba reduciendo significativamente. El domingo por la noche
el resultado oficial incuestionable mostraba, sin embargo, que la mayoría de
electores optó por darle su voto al excapitán. La mayoría de evangélicos, pero
(destáquese) muchos de ellos no, también le dieron su voto.
“Exterminar”
al PT que derrotó a la derecha 4 veces
Después de 8 años de gobierno de Lula y de 6 años de
gobierno de Dilma, los seguidores de Bolsonaro expresan con convicción, con evidente
superficialidad política y con grande ingenuidad sobre la gigantesca campaña de
“fake news”: “Basta de PT”. Las élites políticas, sociales y económicas de
derecha perdieron las últimas 4 elecciones y están decididas a recuperar el
poder a cualquier costo. El destino del país y la soberanía del mismo sobre sus
riquezas naturales y sobre su propio territorio, no interesa. Volvieron al
poder por el camino del “impeachment” impuesto a la Presidenta Dima Rousseff en
2016, año en que comenzó a construirse el proyecto de exterminar al PT y a la
izquierda. El expresidente Lula, favorito para ganar las presentes elecciones y
líder indiscutible en todas las encuestas fue condenado por corrupción en un
proceso que expuso fragilidades de la autonomía del poder Judicial. Es “vox
populi” que contra Lula Bolsonaro no tenía ninguna posibilidad de ganar. Todas
las encuestas lo demostraban. Gracias al ágil proceso judicial contra Lula ya
desde la primera vuelta Bolsonaro podía estigmatizar a Lula y al PT con un
agresivo discurso llamándolo de “presidiario”, y a Haddad de simple títere del
presidiario. Faltando poco más de una semana para la segunda vuelta el más
importante periódico del país denunció que había una millonaria campaña de
“fake news” (especialmente) a través del “whatsapp” contra Haddad (https://brasil.elpais.com/brasil/2018/10/18/politica/1539873857_405677.html).
La campaña millonaria, que se valía de miles de robot
digitales creando falsas cuentas en las redes midiáticas, era ilegal por
utilizar dinero no declarado en la campaña, pero el Superior Tribunal Electoral
se hizo de la “vista gorda”. Eso explica por qué, como era de conocimiento
mundial, Bolsonaro se negado a debatir con Haddad. Es la primera vez en la
historia de las campañas electorales en Brasil que se realiza una segunda
vuelta sin debates entre los dos candidatos. Poco antes de la primera vuelta
Bolsonaro había sufrido un ataque con cuchillo que lo llevó a dos cirugías y
lenta recuperación que justificaban su no participación en los debates. Pero
recuperado del mismo y confiado en el favoritismo de las encuestas continuó
negándose a debatir con Haddad y de hecho nunca debatió. Los “bolso robots” que
en ciertos momentos llegaban a cientos de miles (http://www.justificando.com/2018/07/04/400-mil-seguidores-de-bolsonaro-no-twitter-sao-robos-aponta-estudo/
) y no pocos pastores evangélicos hacían la campaña.
La revisión del Plan de gobierno de Bolsonaro y sus
discursos de campaña (en realidad breves acusaciones cargadas de adjetivos)
colocaban en evidencia su absoluta incapacidad de debatir un proyecto para el
país en cualquier área. De hecho, en el único debate que participó en la
primera vuelta, su desempeño fue desastroso. Siempre que no tenía respuesta se
limitaba a decir que su equipo estaba trabajando sobre el asunto. El atentado,
que no deja de ser misterioso, lo habría librado (en parte) de tener que
debatir. Bolsonaro ha usado un discurso violento e insistente en favor de armar
a la población para combatir el crimen y liberar a la policía de
responsabilidades en el uso de armas con víctimas fatales. Y el mismo coloca a
su familia como ejemplo de la supuesta eficacia del porte de armas de fuego.
Desde niños sus hijos habrían aprendido a usar armas. La propuesta armamentista
le da al atentado a cuchillo un sentido simbólico inevitablemente contrastante:
el ex- Capitán armado ha sido víctima “providencial” de una “arma blanca”. El
discurso armamentista de la derecha se sustenta en la divulgación de una visión
maniquea de la sociedad: los “ciudadanos de bien” (frase de Bolsonaro) contra
el mal: el presidiario Lula, los movimientos sociales como el MST (Movimiento
sin Tierra) y el MTST (Movimiento de Trabajadores sin Techo), el crimen
organizado, homosexuales, “abortistas”, “ideología de género” todos son “del
mal” que se habrían fortalecido durante los 16 años de gobierno del PT. En
consecuencia, el exterminio del PT se presentaba como absolutamente necesario.
“Brasil sobre todo y Dios sobre todos”
Bolsonaro no ha hecho discursos, sólo ha dado
declaraciones siempre eufóricas y afirmaciones y gestos radicales. Todo es
parte de una estrategia mediática bien pensada. La ausencia de contenidos ha
sido suplida con declaraciones agresivas: “Brasil no puede seguir así”, “vamos
a barrer al comunismo”, “vamos a limpiar al país de toda esa petrallada” (en
alusión al PT), “en mi gobierno no habrá ni un centímetro para reserva indígena”,
“nunca ha habido dictadura en Brasil”, “yo nunca he esclavizado a nadie, por
qué tengo que pagar por eso”, “retaguardia jurídica para que la policía no sea
juzgada al combatir el crimen”, etc.
Una frase y un gesto, repetidos en todas sus intervenciones,
sintetizan bien el perfil de Bolsonaro como candidato: “Brasil sobre todo y
Dios sobre todos”, que aparece en la primera página de su plan de gobierno. Y
el gesto: imitar que está tirando con armas en las dos manos. Vale la pena
analizar ambas cosas. La frase se convirtió en lema de su campaña y como tal
fue reproducida en “sites”, en las redes sociales mediáticas, camisetas,
gorros, etc. La primera parte del lema remite a un nacionalismo patriótico que
ha adquirido diversos matices fascistas. Se trata de un nacionalismo exacerbado
y binario. Quién no lo apoya es enemigo de Brasil. Durante los últimos días de
campaña Bolsonaro transmitió un corto mensaje a miles de seguidores
concentrados en la Av. Paulista diciendo que sus opositores que no se inclinasen
a su gobierno tendrían que salir del país o ir a la cárcel. El enemigo de
Bolsonaro es enemigo de Brasil y su blanco es el comunismo, el socialismo y el “petismo”.
Cuáles son, entonces, las razones de esa cruzada contra la izquierda. Ésta
habría traicionado al país con servicios prestados a Cuba y Venezuela. Al mismo
tiempo sería responsabilidad del gobierno del PT la distribución de un “Kit
gay” en las escuelas públicas con material didáctico para orientación sexual
precoz a los niños y niñas. El “Kit gay” incluiría también otros dos aspectos,
orientación para que los estudiantes escogieran libremente si querían ser
hombres o mujeres y el uso de mamaderas en forma de pene. Todo ese aparato
alrededor del “Kit gay” tendría como objetivo diseminar el “homosexualismo” en
las escuelas. Esas acusaciones partieron de videos del propio Bolsonaro y de
declaraciones del mismo ante canales de TV de alcance nacional. Y fueron
también diseminadas en larga escala en las redes incluyendo el “Whats App”, de
difícil fiscalización. Se trata de afirmaciones absurdas y falsas. El propio
Tribunal Superior Electoral mandó retirar de los medios de comunicación el
video del ya famoso “Kit gay”. En dos oportunidades Bolsonaro fue cuestionado
por el periodismo cuál sería su reacción si uno de sus hijos declarase que es
homosexual. Una primera respuesta fue que eso se resolvía con “una buena zurra”.
En otra ocasión afirmó que “prefería un hijo muerto a un hijo homosexual”.
Los
“bots” evangélicos contra los “tentáculos” de la izquierda
Diversos líderes evangélicos, especialmente
pentecostales, se pusieron a disposición de la campaña de Bolsonaro y actuaron
militantemente como caja de resonancia de sus declaraciones fascistas,
machistas e inclusive de las armamentistas. Muchos pastores actuaron con la
eficacia de los robots en las redes, llamando y aterrorizando a sus seguidores
con el peligro que Haddad representaría para los valores cristianos de la
familia y la niñez. Fueron muchos evangélicos seducidos por el discurso
fascista del Capitán armado. Sin embargo, hay que destacar que ese lamentable
voto evangélico no fue uniforme. Muchos evangélicos incluyendo pastores
pentecostales de base expresaron en las redes su posición contraria, por
ejemplo, al discurso a favor de la tortura diseminado por Bolsonaro. A título
de ejemplo, un pastor de las Asambleas de Dios puso en su página de Facebook: "El
Evangelio es contrario a la tortura”, y fue seguido de muchos comentarios
elogiosos incluyendo algunos que aludían al coraje de la afirmación. Diversas otras articulaciones y cultos
ecuménicos mostraron también firme oposición a Bolsonaro. Los últimos días de
la campaña mostraron que el número de evangélicos contra Bolsonaro estaba
aumentando. Los únicos datos consistentes sobre el voto evangélico que tenemos
son del 23 de octubre, es decir a 5 días de la segunda vuelta (https://g1.globo.com/politica/eleicoes/2018/eleicao-em-numeros/noticia/2018/10/24/pesquisa-ibope-de-23-de-outubro-para-presidente-por-sexo-idade-escolaridade-renda-regiao-religiao-e-cor.ghtml).
59% de los evangélicos votarían por Bolsonaro. Es el voto contra el aborto,
contra homosexual, contra el “kit gay”, etc. Pero también, inevitablemente, es
el voto en favor del porte de armas, del miedo a la supuesta erotización de los
niños, el miedo a la “ideología de género. También muestran, por lo menos,
grave incoherencia al apoyar n candidato violento y a favor de la tortura. El
amor cristiano se convirtió en intolerancia. Por otro lado, es destacable que
41% de los evangélicos no adhieren al discurso fascista (10% anularía su voto y
4% no sabe en quién votará). Es un número importante que no permite estigmatizar
a todos los evangélicos rotulándolos de fascistas o bolsonaristas. Parte de
ellos es el sector evangélico que se manifestó en diversos frentes, como el
“Frente Evangélico por el Estado de Derecho”, “Evangélicos contra Bolsonaro”,
“Evangélicos pro Haddad”, etc. Y que constituirá, sin duda, parte de la
resistencia necesaria al gobierno ultraderechista de Bolsonaro.
La segunda parte del lema de campaña de Bolsonaro
explica otro aspecto de su éxito electoral: “Dios sobre todos”. En lo que va de
siglo XXI los vínculos entre política y religión se han intensificado en la
mayor parte de los países de América Latina. Los más diversos partidos
políticos hacen articulaciones y alianzas estratégicas, especialmente, con
iglesias evangélicas. El protagonismo evangélico en política electoral ha
mostrado un auge inédito reciente en países como Costa Rica, Colombia, Perú y
Brasil. En las recientes (2018) elecciones nacionales de Costa Rica el líder y
cantante evangélico Fabricio Alvarado disputó la segunda vuelta como candidato
a Presidente. En octubre de 2016 el resultado negativo del plebiscito que
sellaría los acuerdos de paz con las FARC tuvo en el voto opositor de los
evangélicos un factor de gran importancia. La derecha política y religiosa
consiguió movilizar las conciencias de los fieles atemorizándolos con el
argumento de que los acuerdos con las FARC implicaban en graves riesgos a la
familia tradicional. En las elecciones nacionales de 2016 en Perú la candidata
Keiko Fujimori pasó a la segunda vuelta con el apoyo de importante sector de
iglesias evangélicas conservadoras en materia de derecho de minorías
articuladas en torno del movimiento “Con Mis Hijos no te Metas” (https://link.springer.com/article/10.1007/s41603-017-0030-5)
.
De manera que Brasil no es caso único de protagonismo
político de evangélicos conservadores. De todas maneras, Brasil tiene aspectos
particulares que deben ser tomados en cuenta. En este país había el 2010 más de
42 millones de fieles evangélicos (incluyendo protestantes y pentecostales). En
la actual coyuntura electoral, tanto en la primera como en la segunda vuelta,
diversos líderes pentecostales han declarado su apoyo a Bolsonaro y han llamado
a sus fieles a votar por el mismo. Dos casos destacados son los siguientes. El
Pastor José Wellington, Presidente emérito de la Iglesia Asambleas de Dios de
Brasil, declaró su apoyo incondicional a Bolsonaro con las siguientes palabras:
“De todos los candidatos el único que habla el idioma del evangélico es
Bolsonaro. No podemos dejar que la izquierda vuelva al poder” ( https://noticias.gospelprime.com.br/lider-assembleia-de-deus-voto-bolsonaro/
). El Obispo Edir Macedo, líder máximo de la Iglesia Universal del Reino de
Dios (IURD) también ha declarado su apoyo a Bolsonaro en la segunda vuelta. La
IURD, según el censo de 2010, no llegaba a 2 millones de seguidores, pero se
trata de la iglesia con mayor poder mediático y dueña del segundo canal de TV
más influyente del país, la “TV Record”. Diferente del apoyo de las Asambleas
de Dios cuya motivación primera es moralista y conservadora. El apoyo de la
IURD es de carácter político y económico. Hay que recordar que la IURD apoyó
los tres últimos gobiernos del PT. Al mismo tiempo, la TV Record es la
principal competidora de la Red Globo de TV. El apoyo de la Red Globo ha sido
siempre decisivo en las campañas presidenciales, pero esta vez la radicalidad
conservadora del discurso de Bolsonaro ha sido mejor recibida por la TV Record
interesada en minar la relación de su oponente con el poder político.
Diversos otros líderes pentecostales han declarado su
apoyo a Bolsonaro. A pesar de declararse católico, el mismo mantiene un vínculo
estrecho con el campo evangélico. La ceremonia del tercer casamiento de
Bolsonaro (en marzo de 2013) fue oficiada por Silas Malafaia, uno de los más
influyentes pastores pentecostales de Brasil. En el año 2016 Bolsonaro fue
bautizado en el Rio Jordán por el Pastor Everaldo de la Iglesia Asambleas de
Dios, pero los propios líderes pentecostales nunca han hablado de conversión de
Bolsonaro. Lo que los une es la agenda moral contra derecho de minorías (http://www.evangelhosemcensura.com.br/2016/05/o-batismo-de-jair-bolsonaro-conversao.html).
Hay que recordar que en ese mismo año (2016) Everaldo fue candidato a la
presidencia y fue derrotado ya en la primera vuelta. En marzo de este año (2018)
Bolsonaro anunció su precandidatura a la Presidencia como “una misión de Dios”.
El anunció comenzó con una oración hecha por el Senador y Pastor evangélico
Magno Malta.
Al inicio de la campaña electoral de este año, en el
mes de agosto, Bolsonaro también recibió una oración especial en medio de un
culto de la Iglesia Batista “Atitude” de Rio de Janeiro (https://pleno.news/brasil/eleicoes-2018/pastor-que-orou-por-bolsonaro-relata-o-que-aconteceu.html).
La oración incluía referencias a Bolsonaro como un hombre honesto, ético, que
respeta la familia y es contra el aborto. El candidato fue invitado a hablar desde
el púlpito y destacó entre otras cosas: la necesidad de hacer respetar a los
niños en las escuelas y barrer el comunismo de Brasil. Una “nueva historia
comenzaría” con él en la Presidencia. En diversos escenarios y momentos de la
campaña, Bolsonaro ha sido presentado como un designo de Dios. Las lecturas
mesiánicas de su candidatura corren paralelas a sus discursos violentos e
intolerantes. En los minutos siguientes a la confirmación de su victoria
electoral se realizó una oración de agradecimiento a Dios hecha por el Pastor
Magno Malta. En sus palabras Malta afirmó que sólo a través de Bolsonaro Dios
podría librar al país de los “tentáculos del comunismo”. Y el mismo Bolsonaro
afirmó que su elección era sin dudas un “designio de Dios”. Laicidad muy complicada,
la de los próximos años. A menos de una semana de su victoria electoral
Bolsonaro ha declarado que Malta será parte de Consejo de Ministros, siendo
probable la creación de un Ministerio de la familia, que sería comandado por
Malta. Hay que recordar que Malta es un derrotado de las últimas elecciones. No
consiguió se reelegir como Senador por el Estado de Minas Gerais y fue
derrotado por el único candidato gay, Fabiano Contarato, que obtuvo cerca del
doble de votos que Malta. Al comentar su elección Contarato afirmó que fue la
victoria del amor sobre el odio (https://www.cartacapital.com.br/politica/conheca-fabiano-contarato-senador-gay-que-desbancou-magno-malta).
Indio
no es brasilero: “ni un centímetro para reserva indígena”
Durante la última parte de la campaña Bolsonaro
reiteró su intención de librar a Brasil de compromisos internacionales. El día
siguiente a su elección, ayer 29 de octubre, volvió a afirmarlo. La ONU, la
CIDH y el Acuerdo de Paris, han sido mencionados. No se sabe realmente si él
entiende las implicaciones delicadas de la salida de Brasil de esas instancias
internacionales. Si sigue esa agenda el nuevo Presidente llevará el país a un
delicado aislamiento. Pero Bolsonaro reiteradamente se ha declarado ser de
“ultraderecha con mucho orgullo” y un admirador de Donald Trump a quien
pretende imitar.
Especialmente la retirada de Brasil del Acuerdo de
Paris es motivo de gran preocupación entre líderes internacionales. No es para
menos. Se trata de un acuerdo estratégico firmado por cerca de 200 países y se
refiere al calentamiento del planeta. En Brasil el tema del medio ambiente es
bastante sensible debido al avance de la tala de árboles especialmente en la
región Amazónica. Al retirarse del Acuerdo de Paris sin duda se acelerará la
destrucción de la región amazónica. Para citar un ejemplo que observé
directamente dos meses atrás, el estado de “Belén do Pará”, en la región
amazónica norte de Brasil, está substituyendo rápidamente árboles por
plantaciones de soya y cría de ganado, al punto que las lluvias están
disminuyendo y la falta de agua obliga a llevar al ganado por millares a beber
agua en los ríos. Sin embargo, en su plan de gobierno Bolsonaro afirma que la
fiscalización ambiental es excesiva y demasiado rigurosa. También ha declarado
que pretende acabar con la demarcación de tierras indígenas porque las riquezas
naturales pertenecen a la nación. En uno de sus discursos de campaña afirmó;
“ni un centímetro para reservas indígenas”. Evidentemente, el telón de fondo de
esas declaraciones es el modelo económico ultraliberal que pautará su gobierno
al servicio de empresas multinacionales ávidas por lucrar sacrificando el medio
ambiente, especialmente la región Amazónica. En la carta del Frente Evangélico
en la que se declaraba el apoyo al candidato Jair Bolsonaro, no se registra ninguna
preocupación por el proyecto de gobierno propuesto. La justificación lapidaria
del apoyo a tal candidatura es muy expresiva: “Entendemos que la defensa de los
valores cristianos, de la vida y de la familia están sobre todo. Proteger a
nuestros niños de un futuro desastroso es nuestro deber como legisladores y
hombres de bien” (https://www.oantagonista.com/brasil/bancada-evangelica-confirma-apoio-bolsonaro/).
Sin duda alguna, serán tiempos de resistencia y de
defensa, de indios, de negros, del medio ambiente, de la Amazonía, de mujeres,
de profesores, de líderes populares, de militantes de izquierda, de gays, entre
otros. También, y de eso tenemos menos certeza, serán tiempos de autocrítica de
la izquierda, de repensar tácticas y estrategias, de reaproximación con los
mismos sujetos sociales que acabamos de mencionar, de rearticulación de las
izquierdas y de análisis ponderados de la nueva coyuntura internacional. El
gigante latinoamericano está liderado hoy por un incondicional aliado y
admirador de Donald Trump.
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