El
precio de la dignidad de los procesos emancipadores es enfrentarse con
resolución y sin vacilaciones a los chantajes, castigos y crímenes del
imperialismo y las oligarquías. No hay alternativa y es el único camino a la
victoria.
Estados
Unidos fue derrotado esta semana por Cuba y una abrumadora mayoría de estados
en la Asamblea General de la ONU. No solamente La Habana logró la aprobación
por vigésima séptima vez consecutiva de la resolución contra el bloqueo a que
la somete el poderoso vecino del norte. En votación por efectuarse en horas
también derrotaría una retorcida maniobra de éste, que intentaba desvirtuar el
sentido de la resolución y justificar desesperadamente la brutal medida de
fuerza contra el pueblo cubano.
Con
relación al alocado intento estadunidense de última hora, el canciller cubano,
Bruno Rodríguez Parrilla, manifestó que Washington en sus intentos por
incrementar la hostilidad contra Cuba no ha tenido límites en crear
dificultades a la Asamblea General de la ONU. Explicó que el Departamento de
Estado presentó hace unos días un texto con ocho párrafos de enmiendas al proyecto de resolución. Necesidad de poner
fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos
contra Cuba. Pero luego, aviesamente dividió ese documento en ocho enmiendas
separadas que someterá a análisis en la Asamblea, añadió.
Consideró que Estados Unidos tenía como
objetivo crear pretextos para justificar el bloqueo y crear la ilusión de que
tiene apoyo internacional. Otra vez Washington superándose a sí mismo en
cinismo. Las enmiendas están
relacionadas con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sustentable,
algo insólito, pues Cuba fue uno de los pocos países reconocidos por la ONU por
su cumplimiento de los Objetivos del Milenio y, no obstante el bloqueo, su
sistema social le permite alcanzar de seguro los objetivos para 2030. El otro tema es los derechos humanos, en que
Cuba tiene un ejemplar expediente, en contraste con su acusador, violador
serial de esos derechos en su territorio y en todo el planeta. El propio
bloqueo es, en sí mismo, una violación masiva, flagrante y sistemática de los
derechos humanos, prolongada por casi 60 años, la medida punitiva más injusta,
cruel y prolongada a que haya sido sometido un pueblo.
El
bloqueo, desde la fecha de su aplicación, ha provocado a la isla perjuicios por
más de 134 mil 499 millones 800 mil dólares. Pero si se tomara en cuenta la
depreciación del dólar respecto del oro en el mercado internacional, esa cifra
asciende a 134 mil 499 millones 800 mil dólares. Sólo entre abril de 2017 y marzo del 2018, el
daño equivale a 4 mil 321 millones 200 mil dólares
El bloqueo es el principal obstáculo para el
desarrollo de las potencialidades de la economía cubana. Constituye un freno a
la implementación tanto del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social,
como de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, como lo han
expresado varias agencias de la ONU en sus informes sobre 2017-2018. He aquí un
fragmento del informe de la Oficina de la Coordinadora Residente en Cuba de la
ONU para las actividades en pro del desarrollo: “Cuba es un país con un alto
índice de desarrollo humano. Las autoridades nacionales han expresado su
compromiso con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El bloqueo afecta
la capacidad de Cuba para garantizar la calidad constante de los servicios
públicos universales, como la salud y la educación, debido a la existencia de
restricciones comerciales que impiden la compra de suministros médicos y
materiales didácticos de empresas estadunidenses. Hay productos que no pueden
adquirirse porque están hechos en Estados Unidos o tienen componentes,
inclusive tecnologías provenientes de ese país que pueden salvar vidas,
prolongarlas o aumentar su calidad.
La
implementación del bloqueo ha obstaculizado el acceso de Cuba a la tecnología y
el equipo necesarios para el aprendizaje avanzado, la investigación científica
y la innovación.
En el
gobierno de Trump, el bloqueo ha sido recrudecido en todos los órdenes, pero
sobre todo en la persecución de las operaciones financieras de la isla, lo que
se ha convertido en un grave obstáculo para su sistema de cobros y pagos. Esto
obedece a las gravosas multas impuestas por Washington a numerosos bancos de
terceros países por cualquier cosa que los relacione con la economía cubana. De
igual modo, las alertas de viaje emitidas a sus ciudadanos, basadas en mentiras
sobre daños que supuestos rayos sónicos habrían causado a sus diplomáticos en
La Habana, han afectado considerablemente las visitas de estadunidenses a Cuba.
Se
anuncian nuevas medidas económicas y políticas de Estados Unidos contra Cuba,
Venezuela y Nicaragua. Nada de eso rendirá a sus pueblos, como no los han
rendido hasta hoy sus constantes agresiones. El precio de la dignidad de los
procesos emancipadores es enfrentarse con resolución y sin vacilaciones a los
chantajes, castigos y crímenes del imperialismo y las oligarquías. No hay
alternativa y es el único camino a la victoria.
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