La competencia
internacional de mercancías crea conflictos entre países capitalistas, entre
burguesías. No hay manera de tener lado aquí, pues son intereses de ganar
mercado y lucro para sus empresas y no para resolver la injusticia de sus
países.
Venancio Guerrero / Especial para Con Nuestra América
Editor del blog Antes da Tempestade
Desde Sao Paulo, Brasil
Dilma Rousseff y Barack Obama en Washington |
En esta última semana,
muchas imágenes vienen demostrando conflictos económicos y sociales en el
mundo. Aquí, entran en escena en la geopolítica de los conflictos Brasil,
Bolivia, Canadá y Europa. ¿Qué debemos hacer? ¿De qué lado debemos estar?
Desde las vacaciones de
Pascua, la presidenta Dilma Rouseff está en los Estados Unidos en un encuentro
con el presidente Barack Obama. Además de la campaña indirecta hecha por Dilma
a Obama, afirmando que él seguirá gobernando por años – habrá elecciones en
noviembre para la presidencia de los Estados Unidos–, el encuentro evidenció
más problemas que soluciones: hay un aumento de la competencia entre los
países, como consecuencia directa de la crisis, y este encuentro fue expresión
de eso.
Detrás de los
memorandos de cooperación entre Brasil y Estados Unidos en lo que respecta a la
industria aeronáutica, hay un sentimiento de disputa entre Bombardie (empresa
productora de aviones de Canadá –país socio de Estados Unidos)- y Embraer (empresa brasileña productora de aviones). La Secretaría de Defensa de los Estados Unidos canceló la compra de 20 aviones de Embraer por problemas de
licitación: aquí los Estados Unidos defienden al país socio del centro, contra
el emergente de la periferia.
Al interior de los
conflictos económicos, hay una guerra cambiaria. Dilma Rouseff ha provocado
al presidente dos Estados Unidos: afirmó preocupación por la desvalorización
del dólar en el mundo y la valorización del real. Obama acordó en los términos,
pues cree que hay inconsistencia al no haber combinación de políticas
monetarias sin políticas fiscales. Los dos mandatarios tuvieron más acuerdo al
respecto del clima favorable de cooperación económica, en lo que atañe a
inversiones, pues ahora tendremos Copa Mundial y Olimpiadas.
En otros espacios de
los conflictos económicos, el clima se exaspera. Europa vuelve a enviar
mensajes apocalípticos. Principalmente, Italia y España. Aquí, los títulos de
la deuda de estos países se volvieron a desvalorizar, por cuenta de la amenaza
de deuda y recesión. El “desespero en los mercados”, también, se debió al miedo
a la Revuelta Social. Aquí, la crisis viene demostrando su lado social más
pujante en los últimos tiempos, la receta de ajuste fiscal, social y de reforma
laboral están generando resistencias en estos países, principalmente, por
cuenta de la Huelga General en España (1).
Volviendo a la periferia del Mundo. El mandatario de
Bolivia, Evo Morales, anuló el contrato de 415 millones que tenía con OAS,
empresa brasileña constructora de la carretera que cortaría a la Amazonía
boliviana. El proyecto sería 80% financiado por el Banco Nacional de Desarrollo
Económico y Social (BNDES). Ahora, se suman dos rupturas bolivianas con
empresas brasileiras, a otra fue de 95 millones con Petra, en 2011. En verdad,
no podemos decir que fue Evo Morales quien anuló el contrato. Sino que fue, el
pueblo boliviano, por medio de las movilizaciones indígenas, quien lo hizo.
Aquí el conflicto económico se vuelve conflicto social. Estas imágenes nos
proporcionan las consecuencias geopolíticas de la crisis.
La primera imagen del
encuentro entre Obama y Dilma muestra las consecuencias de la burbuja de los emergentes,
creada por el enfriamiento de la crisis. Los Estados Unidos solo siguen el
proceso natural de especulación con estos países: imprimen dólares, aumentando
su oferta en el mundo, disminuyendo su precio, principalmente en relación al
oro. Al mismo tiempo, estos dólares corren para os países en crecimiento. Por
tanto, Brasil acaba teniendo en su quintal, millones de dólares en capitales
volátiles. La moneda brasileña gana en valor, inflacionando todo aquí. Una
moneda más valorizada es también una mercancía más cara. ¿Entonces? Sufrimos
con la lluvia de importación y disminución de exportación de industrializados
–para commodities, tenemos nuestro
principal socio comercial, la emergente China-.
De nada sirve quejarse
de esto, pues Brasil entró en el juego y sabía sus reglas. Lula y Dilma son los
primeros en decir que Brasil salvó al capitalismo. Al afirmar que la Copa del
Mundo y las Olimpiadas son la referencia para el mundo de los negocios y para
la atracción de inversiones extranjeras, lo que la presidenta hace, es apenas
reforzar la euforia y las expectativas de los inversores. Las Olimpiadas y la
Copa Mundial inflan la Burbuja de los Emergentes, lo que genera la lluvia de
más dólares, queriendo comprar reales, lo que valoriza nuestra moneda.
Por otro lado, Brasil
tiene el comportamiento típico de un país subimperialista. Quiere competir con
el Imperio, al mismo tiempo que sufre con la fuerza de sus alianzas, Estados
Unidos y Canadá. Aun si Brasil ganara algo, para la Izquierda esto no vale de
nada. Pues, el Brasil de Dilma es el
mismo que explota a los bolivianos.
La lucha de los
indígenas bolivianos es contra el neodesarrollismo brasileño, contra los
emergentes. Pues, para salvar al capitalismo mundial, y generar rentas para los
dólares del Imperio, los capitalistas brasileiros, con apoyo de un Banco
Estatal, invaden la Amazonía boliviana y destruyen su naturaleza. ¿Donde queda
a Izquierda Latinoamericana que apoya al Lulismo, como referencia en el mundo?
Queda arrodillada ante el Imperialismo de la Burguesía Brasileira.
La crisis, no solo
exporta conflictos de países que intentan retomar la valorización del capital,
por medio de proyectos faraónicos (anti-sociales y anti-naturaleza), como se
generaliza en las periferias sociales. Aquí, los trabajadores europeos, antes
atesorados, por la explotación de las periferias, ahora deberán también ser
superexplotados, para que el capital financiero vuelva a producir excedentes y
retomar el camino virtuoso del desarrollo y del crecimiento ¿de qué? Del dinero
para unos pocos y de la miseria para todos.
El sentimiento de la
competición internacional de mercancías crea conflictos entre países
capitalistas, entre burguesías. No hay manera de tener lado aquí, pues son
intereses de ganar mercado y lucro para sus empresas y no para resolver la
injusticia de sus países. En este mismo ínterin, más peleas económicas a nivel
mundial serán producidas. Aquí tenemos que observar cada paso de esta
geopolítica mundial. Sin embargo, debemos tener claro: solo tenemos un lado, el
del pueblo explotado, de los trabajadores españoles, italianos y de los
indígenas bolivianos. No podemos sambar, la samba podrida de los dueños del
poder.
Referencias y notas
(1) Revise el texto de
Héctor Rivera: La Contra Reforma Laboral en
España, http://antesdatempestade.wordpress.com/2012/04/04/la-contrarreforma-laboral-en-espana/
(2) El error de muchos
analistas latinoamericanos es fetichizar a los grandes personajes, robando al
pueblo su protagonismo como sujeto de lucha.
Traducción de Erick Barrera
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