Que la
derecha haya obtenido entre todos sus candidatos más del 50% de la votación
muestra el talante de los franceses que atribuye a los inmigrantes y a la
inversión social la causa de todos sus males, desconociendo el carácter
estructural de la crisis que viven.
Sergio Rodríguez
Gelfenstein / Especial para Con Nuestra América
Desde Caracas, Venezuela.
El
resultado de la primera vuelta de los comicios presidenciales de Francia tiene
resultados ambivalentes, pudieran darse distintas lecturas, que no deberían
quedar en lo meramente electoral, toda vez que el futuro del país galo y
también del de Europa estará definido, –en gran medida- por lo que ocurra en la segunda vuelta a
realizarse el próximo 6 de mayo. Francia es además miembro permanente del
Consejo de Seguridad de la ONU, por lo que pertenece a esa reducidísima élite
mundial que está posibilitada para tomar decisiones que atañen a todo los
habitantes del planeta.
Lo primero
que se puede observar es que este proceso electoral sigue la pauta de lo que ha
estado ocurriendo en Europa, la crisis castiga por igual a gobiernos de derecha
o centro izquierda por su incapacidad para dar respuestas a las acuciantes
necesidades de la población. En este caso, es la primera vez en Francia que un
presidente en ejercicio pierde la primera vuelta cuando está aspirando a la
reelección.
La
percepción previa de este fenómeno llevó a Sarkozy a endurecer su discurso,
proponiendo un país más fuerte internamente y en sus relaciones exteriores,
mayores restricciones a los inmigrantes y disciplina y austeridad para
reorientar la economía a fin de crear empleo. Sin embargo, no logró arrebatar
espacio a la ultra derecha, que vio doblegado su caudal de votos respecto de
las elecciones de 2007
Que la
derecha haya obtenido entre todos sus candidatos más del 50% de la votación
muestra el talante de los franceses que atribuye a los inmigrantes y a la
inversión social la causa de todos sus males, desconociendo el carácter
estructural de la crisis que viven.
A pesar de
ello, todas las encuestas realizadas después de finalizado los comicios del
pasado domingo, dan como ganador por un amplio margen al candidato del partido
socialista Francois Hollande en la
segunda vuelta. Eso, porque Marine Le Pen, dirigente máxima del neofascista
Frente Nacional pretende distanciarse de Sarkozy de cara a las elecciones
parlamentarias de junio donde aspira a transformarse en líder de la derecha y
de la oposición ante un eventual Gobierno Hollande. La misma noche del domingo
lo manifestó diciendo “Somos la nueva derecha. Vamos a construir el futuro.
Vale
también destacar la importante votación obtenida por el aspirante de
izquierda Jean-Luc Mélenchon. Aunque no
obtuvo el 15% deseado y que le concedían las encuestas, su 11,7% supera en 6
veces lo obtenido por la izquierda en la elección anterior cuando no llegó al
2%. Su postulación es una candidatura de futuro como lo fueron en su momento
las de Salvador Allende y Lula Da Silva que llegaron a la presidencia en su tercer intento, pero
que en ese transcurrir cohesionaron a importantes sectores del movimiento
social para transformarse -en los hechos- en una alternativa al modelo de la
derecha.
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