Si se mira con objetividad al Ecuador de hoy y se lo compara con el de
hace una década, saltan a la vista los notables logros alcanzados por el país
en todos los órdenes. Paz y estabilidad ahí donde antes reinaban la angustia
social y la anarquía política.
Adalberto Santana / Especial
para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
Los procesos electorales que se han vivido en los últimos meses de
2015 en América Latina, no han sido muy favorables para las llamadas
izquierdas. Todo lo contrario, en gran medida han sido derrotas que quieren
frenar y revertir las tendencias de las fuerzas progresistas en la región. Sin
duda, las campañas de los medios de comunicación de clara filiación
contrarrevolucionaria y antiprogresista han jugado un papel más que destacado,
de igual manera las alianzas políticas de las fuerzas de la derecha ha sido
otro de los elemenentos que han contribuido para generar esas situaciones. A
esto se suma la fuerte crisis económica que se ha visto fortalecida por la baja
de los precios de las materias primas en el mercado internacional que han
afectado de manera drástica las economías nacionales y especialmente a los
sectores populares. Asimismo a ello se suma el descontento de determinados
sectores medios que son mucho más vulnerables a las campañas ideológicas de la
derecha. Esto se hace evidente en su capacidad de consumo que los ha hecho
mucho más vulnerables políticamente. Es decir, su voto electoral ha sido muy
volatil frente a sus necesidades de consumo.
Así, estos sectores en esa situación se inclinan en favorecer con su
voto a las fuerzas políticas conservadoras, las cuales les ofrecen con su
propaganda y discurso una relativa estabilidad social y sobre todo la promesa
de un acceso a un consumo suntuario. Todo esta situación sin duda es diseñada y
alentada por las políticas imperialistas que no descansan en generar ese escenario. Lo cual también es aprovechado por los mismos
errores que las izquierdas y las fuerzas progresistas latinoamericanas llegan a
cometer.
En ese contexto latinoamericano el escenario
electoral del Ecuador debe ofrecer a los sectores ligados a la
Revolución Ciudadana claras perspectivas. El quehacer que tiene que
desarrollarse debe generar las mejores condiciones objetivas y subjetivas que
lleven a un triunfo en el próximo escenario electoral ecuatoriano que se
desarrollará en 2017. Proceso en el cual
Alianza PAIS ya no tendrá como candidato a la presidencia al actual
mandatario ecuatoriano, Rafael Correa.
Política acertada para evitar el desgaste que puede tener el principal
dirigente de la Revolución Ciudadana y también para saber renovar a los mejores cuadros políticos de la
nación ecuatoriana. De seguir Alianza PAIS con políticas acertadas tal como lo
ha venido haciendo, seguro garantizará el avance, la continuidad y
profundización de la Revolución Ciudadana.
Tal como nos lo ha dicho el historiador ecuatoriano Jorge Núñez,
quien ha caracterizado el perfil del
gobierno del presidente Correa y la acumulación de fuerzas que se han logrado
hasta el momento actual (finales de diciembre de 2015), al apuntar:
“La respuesta principal es la existencia de un
liderazgo responsable y un gobierno capaz, que han mostrado eficiencia en la
administración del Estado y en la búsqueda de nuevos horizontes de desarrollo. Si
se mira con objetividad al Ecuador de hoy y se lo compara con el de hace una
década, saltan a la vista los notables logros alcanzados por el país en todos
los órdenes. Paz y estabilidad ahí donde antes reinaban la angustia social y la
anarquía política. Una formidable infraestructura vial, portuaria y
aeroportuaria, que facilita la vida de las gentes, el transporte de productos y
mercancías y el desarrollo de los negocios. Una colección de grandes obras
hidráulicas, que controlan inundaciones y aseguran el riego para temporadas de
sequía. Y un conjunto de nuevas hidroeléctricas que garantizan el cambio de la
matriz energética y nos permitirán exportar energía. Y eso para no hablar de
los extraordinarios éxitos de la política social, de la disminución de la
pobreza y el desempleo, de los ampliados servicios médicos y de la gran
revolución educativa, cuyos frutos mayores se verán en un par de décadas. Es
más, las mayorías populares sienten que su vida mejoró y están henchidas de
esperanza hacia el futuro. Los únicos que no comparten esta visión optimista de
las mayorías son los opositores, en especial esa centena de vividores de la
política, tanto de izquierda como de derecha, que en su tiempo construyeron
negocios privados e instituciones endogámicas con fondos públicos y quieren
volver a esa fiesta” (El Telégrafo,
Quito, 24/12/2015).
De continuar con esa correcta y acertada política la
Revolución Ciudadana en el Ecuador, seguirá siendo un modelo político
alternativo. Modelo que sin duda es un referente para la reconstrucción de un país de la
región y especialmente para la autocrítica constructiva de las izquierdas
democráticas latinoamericanas y mundiales.
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